'Killing Eve', la serie (loca) del año

Sandra Oh y Jodie Comer están espectaculares en 'Killing Eve'. La serie de origen británico que emite BBC America atrapa desde el primer momento, y parte de la culpa de todo eso es del dúo protagonista, Eve/Villanelle. Los encuentros entre la agente secreto y la asesina en serie tienen en vilo a los espectadores, incluso cuando no comparten escena la tensión se puede cortar con un cuchillo.

Pocas veces hemos visto en televisión a una psicópata como Villanelle de protagonista. Es una tipa sin escrúpulos, a la que no le asusta nada, siempre va un paso por delante de sus enemigos. Esta joven asesina de origen ruso se llama realmente Oksana, y aunque no lo parezca también tiene sentimientos, aunque muy escondidos, y tiene tantos planes en su cabeza que no le da tiempo para sacarlos a flote. Su prioridad es aniquilar a sus víctimas, ya habrá tiempo para dedicarle al corazón.

En cambio, Eve es una agente de policía que es despedida de su trabajo, vive en Londres con su marido Niko, un hombre creativo de origen polaco, pero decide alejarse de su familia cuando le lanzan una oferta para capturar a la asesina en serie más peligrosa del momento, Villanelle. Lo de Eve se convierte en una obsesión, tanto es así que pierde a su marido y se aleja de sus amistades. Su único objetivo es atrapar a Oksana, con la que tiene un vínculo extraño, incluso diría que escalofriante.

Eve y Oksana tienen varias oportunidades para acabar la una con la otra, pero ninguna se atreve a dar el paso final. A la asesina, Eve le recuerda a su anterior amante, y termina sintiendo una atracción fatal por la protagonista. Lo curioso es que a la detective le ocurre algo similar, le fascina la forma de matar de Villanelle, su juventud y su astucia, tanto es así que prefiere dejarla escapar en más de una ocasión.

La escena final de la primera temporada es maravillosa. Eve visita el piso de Villanelle en París, y terminan encontrándose en el apartamento. Después de una conversación tensa, y seductora por ambas partes, Eve da el paso definitivo y le clava un cuchillo a su contrincante, cuando parecía que se perdonaban la vida. Villanelle no se esperaba esta zancadilla, y no duda en sacar su arma de fuego para acabar con la traidora detective. Eve se esconde, y Villanelle desaparece del apartamento, este final es muy poco verosímil, rocambolesco como solo ellos saben, pero mantiene la intriga hasta la llegada de los nuevos episodios, y está muy bien construido.

Con las dos protagonistas podríamos tener suficiente para saciar esos 40 intensos minutos de cada capítulo. No obstante, hay más personajes, durante los ocho capítulos conocemos mejor a Konstantin (Kim Bodnia), un hombre que se dedica a reclutar asesinos en serie, entre ellos a Villanelle, es su jefe por así decirlo, aunque ella prefiere ir por libre y no siempre hace caso a las directrices de su superior. Konstantin se termina convirtiendo en el verdadero villano de la historia, está metido en la Inteligencia rusa, desde donde mueve los hilos para poder matar a quien le plazca con ayuda de su equipo de asesinos.

Eve sospecha de él casi desde el principio, pero su jefa, Carolyn Martens tiene otros intereses, y no escucha a la protagonista. De hecho, su propio hijo se pone del lado de Eve, sobre todo cuando descubre que su madre oculta información acerca de la misión que están llevando a cabo, visitando a Villanelle en la cárcel a escondidas, o acostándose con el intrigante Konstantin.

La segunda temporada de 'Killing Eve' se hará esperar, pero estos ocho capítulos han sido tan buenos que nos han dejado un regusto en la boca que vamos a poder seguir disfrutando durante los próximos meses, hasta que llegue la nueva ración. Me quedo con los giros locos de la serie, y la manera en la que introducen el humor, siempre sofisticado. 'Killing Eve' merece el reconocimiento de la audiencia, y unos cuantos galardones también.

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