(Contiene spoilers)
Eve y Villanelle siguen jugando al gato y el ratón, pero en la tercera tanda lo han hecho de una forma más sutil, ya no es necesario perseguirse a todas horas, ni siquiera tienen un objetivo claro la una con la otra. Se han intentado matar, besar y trabajar juntas. Queda en el aire su destino para la cuarta temporada que ya es oficial, pero que aseguran que con el cambio de showrunner también va a haber un nuevo prisma.
'Killing Eve' necesita ese cambio, ya llevamos tres temporadas con lo mismo, dando vueltas en círculos. Esto no significa que la serie haya dejado de ser estupenda, solo por ver a Jodie Comer y, en menor medida, a Sandra Oh merece la pena sentarse cada semana frente a esta obra de BBC America (HBO en España).
Eve ha estado más pendiente de los suyo, sin la carga del trabajo, aunque poco a poco ha vuelto a ser la misma, es su naturaleza. El pobre Niko le ha dado la espalda definitivamente y así tiene una excusa para volver a cruzarse en el camino de Villanelle. La asesina en serie también ha rehecho su vida, a su manera, la hemos visto por las calles de Barcelona, sin dejar de pasearse por otros puntos del globo terráqueo, incluso reencontrándose con sus raíces y con una referente como Dasha. Ahora entendemos un poquito más a lo que queda de Oksana.
Por otro lado, Carolyn y Konstantin han seguido estables como secundarios que ganan cada año más terreno. La impasible jefa del MI6 ha empezado la temporada con la muerte de Kenny, amigo también de Eve. El lío de su muerte ha dado rodeos hasta apuntar a un presunto culpable: Konstantin. Tampoco está muy claro que haya sido el culpable, todo parece una artimaña de Los Doce. ¿Qué es Los Doce? Pues en esas estamos.
'Killing Eve' se ha comportado de manera irregular en la tercera temporada. La trama de Los Doce me ha descolocado y me ha sacado del contexto de la serie en repetidas ocasiones, algo que antes no me ocurría con esta ficción. Villanelle sigue siendo efectiva, con misiones divertidas por todo Europa, mientras que Eve ha estado encontrándose a sí misma, y probablemente termine haciéndolo cuando se una a su amienemiga.
El desenlace podría haber sido definitivo, en el famoso Tower Bridge de Londres. Las dos protagonistas se alejan dándose la espalda, pero algo hace que se giren, se miren y… Ahí nos hemos quedado, con un final más místico que en las anteriores temporadas, cuando las dos chicas acababan a balazos, cuchillazos o lo que pillaran a mano. El año que viene más, y espero que mejor.