(Contiene spoilers hasta el 2x02)
Showtime ha estrenado la segunda tanda de ‘
Kidding’, la serie con la que sorprendió Jim Carrey en 2018.
Nos dejaron con la boca abierta tras la última escena en la que Jeff Piccirillo (Carrey) atropella al que ha decidido convertir en su enemigo: el nuevo novio de su exmujer y madre de su hijo.
Este desenlace dejó una puerta abierta a la turbia continuación del personaje de Jeff, mucho más oscuro e impulsivo. Parece ser que Peter no ha muerto tras el arrebato del protagonista, pero se encuentra entre la vida y la muerte, esperando a que alguien compatible done un riñón para salvarlo. Después de unas cuantas situaciones cómicas, surrealistas e indescriptibles, con la familia de Peter en el punto de mira, parece que va a ser Jeff quien done el valioso órgano a su nuevo enemigo.
La vida del cómico es una auténtica tragedia que intenta convertir en un sketch humorístico, pero no deja de hacer méritos para que se parezca cada vez más a un thriller que a una comedia. Cuando parece que su mujer le apoya a pesar de haber sido el conductor que casi mata a su pareja, a Jeff le entra un ataque de sinceridad y decide contar lo sucedido a su ex, saltándose así los consejos de su hijo y de su hermana, que bastante tienen con lo suyo.
Jim Carrey está espléndido en el comienzo de la segunda temporada, sacando tiempo hasta para algún numerito musical lleno de sorna. Me gusta la ironía con la que afrontan cualquier tema en ‘Kidding’, que vuelve mucho más dura y atrevida en esta tanda que promete momentos muy interesantes. De momento, Jeff ya se ha puesto en manos de los cirujanos para hacer la buena acción de su vida, eso después de haber hecho lo más horrible que se le podría haber pasado por la cabeza.
Una familia para echar a comer aparte
La familia Piccirillo ha sufrido muchos traumas, aunque el que más pesa está relacionado con la muerte de uno de los hijos de Jeff. Es un tema que ya se trató a fondo en la primera temporada, pero este año van a seguir tirando de ese hilo, así podremos entender mejor la ruptura entre el matrimonio protagonista y la actitud de Will ante la vida, después de haber perdido a su mitad.
El rebelde Will cada vez está más despegado de los suyos, acercándose a compañías que probablemente no sean las más recomendadas. Sorprendentemente, Will apoya a su padre tras el trágico suceso con el que despidieron temporada, a esto se le une el hecho de haber descubierto que el paranoico de su padre ha comprado la casa de al lado, en otro arranque de celos, por estar cerca de Jill.
Por cierto, no se ve muy afectada a Jill por el estado de salud de Peter, parece que le importa más quedar bien con su familia política o tapar lo ocurrido con Jeff. Otro acierto de los guionistas, que parece que huyen del dramatismo puro, y prefieren tratar toda la tragedia de ‘Kidding’ desde el humor más negro.
También me gusta el camino que va siguiendo el personaje de Deirdre, en pleno divorcio, con un montón de secretos de alcoba que van saliendo a la luz. La reacción de su hija Maddy, impasible ante todas las locuras que ocurren en casa, es de lo más divertido de esta trama, que seguro que se seguirá enredando, como la vida de los Piccirillo en general, y la de Jeff en particular.