'HTGAWM' T3: se multiplican las piezas del rompecabezas

'How to Get Away with Murder' ha emitido en ABC el desenlace de la tercera temporada, resolviendo todas las dudas que se han creado a lo largo de estos 15 últimos capítulos. Y como viene siendo habitual en la serie de Shondaland, se han creado nuevas incógnitas que tratarán de despejar en la siguiente temporada.

La tercera parte de 'How to Get Away with Murder' nos ha dejado una muerte traumática e inesperada. Wes no regresará a la serie, a no ser que sea a base de flashbacks y espero que no. Además, al joven más le vale no volver, porque sus amigos han decidido aprovechar su muerte para encasquetarle todos y cada uno de los delitos que han cometido juntos. El asesinato de Sam y el de Rebecca quedan así cerrados, señalando al pobre Wes, y con la sangre fría de una Annalise Keating que consigue librarse de volver a la cárcel.

Siguiendo con el culebrón de Wes, también sabemos quién es el verdadero padre del chaval. La viuda de Mahoney desvela a Annalise que Wes es su nieto, es decir, Charles Mahoney, hijo del matrimonio millonario, fue quién abusó de la madre de Wes. Así se cierra otra parte de esta historia, aunque todo apunta que continuará en algún momento. No hay más que ver la ira que tiene a Laurel, necesita descargar ese rencor con alguien, y cargada con su pistola se dirige con paso firme hacia Mahoney Junior.

Un desconocido frena a Laurel, hasta ahora no le habíamos visto, pero se trata de Dominick, un amigo de la familia Castillo. El sicario del padre de Laurel sigue todos sus pasos, de hecho es el verdadero artífice del incendio y de la muerte de Wes. Es a él a quién buscan los chicos de Annalise, y Laurel ni siquiera lo sospecha. El padre de la joven está detrás de todo, por limpiar su nombre, el de su hija, y en definitiva defender su apellido y toda su fortuna, aunque para ello se tenga que manchar las manos de sangre, o las de su secuaz, Dominick, en este caso.

La temporada está muy bien resulta con una season finale de capítulo doble. Sin embargo, me parece innecesaria la intervención de Connor en este asunto. Los guionistas decidieron alargar la trama y meter a Connor con calzador en medio de la muerte de Wes. No tiene sentido que el chico se callara hasta el último momento, ni tampoco veo creíble que aparezca en el momento oportuno para romper, sin querer, una costilla al fallecido. Todo está cogido por los pelos, y eso no me ha gustado, parece que su única finalidad era hacer creer al espectador durante una semana que Connor es el verdadero asesino, pero no cuela.

En lo personal, los alumnos predilectos de la profesora Keating siguen evolucionando. Michaela y Asher se han profesado su amor, aunque a ella le ha costado horrores, y no me extraña porque Asher sigue siendo bastante insoportable, por mucho que le hayamos pillado el tranquillo. Connor y Oliver parece que se van a casar, y ojalá me equivoque pero no creo que estos dos vayan a tener un final tan feliz, como el que merecen. Y Laurel está embarazada, pensando sobre un posible aborto, ¿y si el hijo no es de Wes? ¿Qué ocurrirá ahora con Frank fuera de la cárcel? También está por ahí Bonnie, loquita por los huesos del ex presidiario, pero siempre como segundo plato.

En la última escena de la tercera temporada, Viola Davis nos regala una de sus interpretaciones memorables. Desgarrada, en una reunión de alcohólicos anónimos, confiesa que para ella Wes era como un hijo, otro hijo que pierde, como le recordó Connor con muy poco tacto y mucha rabia. Davis es de lo mejorcito que hay en la televisión, y este año se ha lucido en 'How to Get Away with Murder', primero con un rol totalmente diferente en sus días de cárcel, y después con un duelo que encoge el corazón.

Ya estoy esperando la cuarta temporada de 'HTGAWM', que seguro nos trae más intrigas, acusaciones y asesinatos. Todo esto protagonizado por unos jóvenes con mucho potencial, tanto los personajes como los actores. Personalmente no eharé de menos a Wes, pero el grupo de Annalise necesita un recambio, alguien que alborote, más todavía, a los preferidos de Keating.

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