'How to Get Away With Murder': la presión hace mella en Annalise

Tras la muerte de Wes las cosas se han complicado en 'How to Get Away With Murder', y Annalise ha tomado medidas que no han gustado del todo a su séquito. La profesora prefiere que sus alumnos predilectos sigan caminos ajenos a ella, para dejar de meterse en problemas y porque cree que va a ser lo mejor para su carrera. De este modo, ella también abre una nueva senda, sola, separada de otros factores que también le han traído quebraderos de cabeza a la propia abogada.

Lo sorprendente es que incluso Bonnie ha recibido esa especie de carta de despido, que más bien es una recomendación para trabajar en otro bufete. La inseparable ayudante de Annalise ha sido la más rápida en encontrar su sitio, tanto es así que el destino ya ha enfrentado a estas dos mujeres que algún día parecieron amigas. Bonnie no se esperaba en absoluto esa carta de Annalise, y recordemos que la rubia es bastante rencorosa y trepa, a mí nunca me ha dado buena espina.

De Frank no se sabe mucho, solo le vemos a través de los famosos flashforward, que en esta temporada carecen de interés. Laurel perdería al bebé en ese futuro que nos muestran semanas después de los acontecimientos que ocurren en la actualidad. Frank acude al hospital en el que está ingresada la joven, aunque no me queda tan claro que él sea el padre de la criatura. En medio de todo esto está el psicólogo al que acude Annalise, ya se irá dibujando esta trama para terminar encajando las piezas, porque el hombre no parece que pinte mucho en esta historia, de momento.

Ahora que no van a estar al cobijo de Annalise, los chavales están algo perdidos, buscando de manera ansiosa un nuevo trabajo que les haga crecer como abogados. Laurel y Michaela traman algo que no tardamos en averiguar, y es que Castillo sabe que su padre está detrás del asesinato de Wes, y clama venganza, sin importar la sangre. Mueve sus hilos y consigue que Michaela trabaje para él, de esta forma tendría un topo en la empresa del padre y podría saber cómo actuar en su contra.

Michaela siempre ha sido muy echada para adelante, y si esto le supone conseguir un empleo y ascender en su escala, estará dispuesta a hacerlo, aunque se juegue el pellejo. Además, la joven está viviendo un momento dulce con Asher, quién lo iba a decir, al final parece que encajan. Asher también ha conseguido sus ofertas, y no duda en restregárselas a Connor, con el que sigue teniendo una relación de amor/odio, ni contigo ni sin ti.

Por su parte, Connor se siente como el patito feo del grupo, ninguna empresa ni bufete se ha interesado en él. Laurel le ha engañado diciendo que ella tampoco ha recibido ofertas, y no creo que sea para que el chico se sienta bien, porque ella sigue pensando que Connor tiene parte de culpa en la muerte de Wes. Está un poco intensa la chavala, siendo una drama-queen bastante insoportable, aunque va bajando de la nube y el duelo se va esfumando, menos mal. A todo esto, Connor sigue comprometiéndose con su novio, a paso de tortuga pero avanzan, aunque a Oliver le gustaría ir más deprisa, ya le ha pedido matrimonio, algo por lo que Connor de momento no quiere pasar.

La cuarta temporada ha empezado más suave que las anteriores. Recordemos que hubo un bombazo en el final de la temporada anterior, y los protagonistas necesitan masticar esta situación y sus consecuencias, sobre todo los más cercanos a Wes. Sin embargo, los flashes del futuro no son suficientemente intrigantes como para esperar con ansias que pase la semana y ver un nuevo episodio de 'How to Get Away With Murder'. Solo llevamos dos capítulos, confío en que esto vaya levantando, porque seguro que los problemas no van a cesar por mucho que todos se hayan separado de Annalise.

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