'Hostages', reír por no llorar

El mes de septiembre está llegando a su fin, y eso significa que los estrenos que traen desde el otro lado del charco empiezan a enseñar la patita. Una de las series en las que más expectativas tenía puestas era 'Hostages', y hablo en pasado porque una vez visto el piloto, todos mis pensamientos positivos se desvanecieron. Hay quien confiaba en esta serie por su supuesto parecido con 'Homeland', en mi caso fue el argumento el que entró de lleno en mi curiosidad.

Todo empieza con un grupo de secuestradores entrando en la casa de una prestigiosa cirujana que es la encargada de operar al presidente de los Estados Unidos. Los encapuchados (que lo dejan de ser en cuestión de segundos, no vaya a ser que les saga salpullido en la cara...) amenazan a la doctora con matar a su familia si no sigue las directrices que ellos marcan para terminar con la vida del presidente.

Hasta aquí todo parece que transcurre con normalidad, pero los guionistas tienen que llenar 43 minutos de episodio y a saber cuántos capítulos por temporada, así que entre rehén y rehén insertan escenas y tramas anodinas y carentes de originalidad, como los hijos adolescentes de los protagonistas, cada cual más rebelde, el chico metido en trapicheos de drogas blandas y la hija embarazada, todo un cuadro. Y podemos montar un museo si sumamos la aventura extramatrimonial del padre, y a saber lo que esconde mamá.

Toni Collette y Tate Donovan son el matrimonio feliz que protagoniza 'Hostages', y por lo visto Dylan McDermott también estará presente en sus vidas los próximos días. La cabeza de cartel es prometedora, actores con renombre consagrados en televisión, lo que no entiendo es cómo han sido capaces de aceptar este engendro, ¿también fueron sobornados en la vida real?

Lo peor de todo es que pese a las críticas negativas (y la triste audiencia del piloto) yo no me voy a bajar del carro todavía, quiero seguir viendo las mamarrachadas que nos esperan de estos secuestradores patéticos que no dudan en aliarse con la rehén adolescente y esconder el predictor para que mami no lo descubra, o dejar a la familia cenar sentados en la mesa como si nada hubiera pasado, con los delincuentes pululando por la cocina a sus anchas.

Por si esto fuera poco, el premio al mejor cliché se lo lleva la mano derecha del presidente, como no, el traicionero número uno que quiere ver cómo su jefe no sale con vida del hospital. Apuesto a que él no será el único que está detrás de este entramado, sin olvidarnos del líder de los secuestradores, ese agente corrupto del FBI con gran corazón que no para de acordarse de su mujer enferma y de su inocente hijita.

Como he dicho al comienzo de la entrada, muchos se apresuraron a compararla con 'Homeland', pero la veo más parecida a 'The Following', con intentos de sustos a lo 'Scream', sin surtir efecto, o con diálogos más cutres que un corto de primero de carrera.

Esperaré a ver si se convierte en un placer culpable, o por el contrario termina en el olvido. Lo bueno es que no parece que la vayan a poder alargar mucho, a juzgar por su audiencia, así que es probable que solo sean dos semanas las que tengan de margen secuestradores y rehenes para urdir sus disparatados planes.

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