'Hostages', cómo llevar a cabo un secuestro tróspido

Quince largos capítulos hemos aguantado los espectadores más pacientes, y es que 'Hostages' no daba para mucho más y es lógico que su audiencia haya huido despavorida tras su episodio piloto. No obstante, la primera mitad de la serie, pese a ser mala con ganas, fue entretenida y se dejaba ver. El error de 'Hostages' es haberse tomado en serio a sí misma y enchufar tramas secundarias que solo servían para marear al espectador y alargar una muerte anunciada, y no hablo de la del presidente de Estados Unidos, que realmente podría haberla palmado esperando la prórroga de su ansiada operación.

En septiembre me asomé con ganas a este invento protagonizado por un trío de lujo, Toni Collette, Dylan McDermott y Tate Donovan. No llego a entender cómo, sobre todo los dos primeros, aceptaron un proyecto de estas características. El secuestro que nos vendieron como reclamo no aguanta el tipo ni siquiera el primer capítulo, en el que a los secuestradores se les ve más torpes que a Mr. Bean.

La familia Sanders tampoco es muy espabilada, ni siquiera en sus escasos momentos de lucidez, cuando intentan plantar cara o huir sin éxito, quedando todo en un ridículo tanteo. La peor parte llega cuando los propios asesinos a sueldo y los Sanders se convierten en cómplices y se ayudan mutuamente, vamos, que pasan de apuntarse con pistolas a darse morreos apasionados. Muy descarado todo.

Aparte del argumento general, los diálogos tampoco aportan gran cosa, las típicas actitudes de los protagonistas y un sinfín de frases de manual emergen, parece mentira que CBS apostara por un engendro de este calibre. Ni siquiera el tándem Collette-McDermott salva 'Hostages', y mucho menos lo hace la tensión sexual que estos nos intentan vender.

Curiosamente, cuando nos muestran lo que para ellos supone un giro apasionante es cuando a mi parecer la serie pierde la poca chispa que tenía. Por si alguien no lo esperaba, el grupo de secuestradores amateur no es el que mueve los hilos de la misión que tiene como objetivo acabar con al vida del presidente, ya que un círculo cercano al primer mandatario es el interesado principal en verle enterrado. Por si eso fuera poco, el personaje de McDermott no es movido por intereses materialistas, el prota debe ser en el fondo un buenazo para contentar al público medio, así que ponen como excusa una venganza al puro estilo Emily Thorne en 'Revenge', pero más retorcida si cabe.

Todo lo que ocurre en 'Hostages' es poco creíble, la mujer que está en coma y despierta por arte de magia, o la cirujana precaria y bipolar que tan pronto boicotea la misión como es la primera interesada en llevarla a cabo (en algún momento incluso esperaba ver a alguno de los alter ego de 'United States of Tara', puestos a ser tróspidos).

El final está a la altura de la serie en general, el karma hace bien su trabajo y cada uno recibe su merecido, hasta el todopoderoso McDermott da ejemplo de valentía y honradez para contentar a su angustiada y poco agradecida mujer. Puede que los guionistas prefirieran dejar una puerta abierta por si en un futuro alguna cadena desesperada decidiera dar luz verde a una segunda temporada (risas).

No recomendaría 'Hostages' ni a mi peor enemigo, pero si queréis echaros unas risas y las comedias que se emiten en la actualidad os saben a poco, os animo a ver los primeros episodios del quién dijo drama de CBS.

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