(Contiene spoilers hasta el capítulo 4x03)
Los dos primeros episodios de '
Homeland' nos mostraron un aire renovado, no les quedaba más remedio tras el dramático final de la tercera temporada. En el capítulo de esta semana las aguas vuelven a su cauce, Carrie se moja hasta el cuello, implicándose nuevamente en una trama en la que
el terrorismo vuelve a ser la estrella principal.
Este comienzo de temporada se me antoja reflexivo, es decir, apartado de las historias de los años anteriores, pero manteniendo el ritmo de la tercera temporada, en la que las imágenes valían más que las palabras, abusando en ocasiones de esta técnica. No cabe duda de que '
Homeland' es una serie visual, no hay más que ver los exteriores y persecuciones del drama, pero para mi gusto
están llevando lo pausado al extremo.
Respecto a las historias que tienen lugar esta temporada, la más llamativa es la de Carrie en su faceta personal, nunca habíamos imaginado a Mathison como madre, y mucho menos el momento bañera, pobre criatura, la que se le viene encima. A Carrie le queda grande el papel de madre, prefiere estar en el campo de batalla lidiando con terroristas o mediando entre ellos y el Gobierno antes que encargarse del cuidado del bebé, algo que delega en su hermana, cada vez más cansada con la situación.
Pero '
Homeland' no se ha convertido en una serie familiar, ni mucho menos, la carga política continúa llevando el verdadero peso de la serie, por suerte. Esta vez la trama principal gira en torno a una muerte que se dio en el primer episodio, concretamente la escena en la que una multitud avasalla y mata a
Sandy, el misterioso jefe de la CIA en Pakistán que al parecer ocultaba información al resto de compañeros, este año iremos averiguando a qué bando pertenecía realmente, y cuáles son las consecuencias de esta supuesta traición.
Todo lo relacionado con Sandy y su muerte se me antoja interesante (Corey Stoll vuelve a estar fenomenal, aunque sea para un personaje episódico), pero en '
Homeland' intercalan varias tramas, y este año muchas de ellas carecen de interés.
Los delirios de Quinn, sus paseítos sin camiseta y los escarceos con la propietaria me traen sin cuidado, el ahora ex-agente podría dar mucho más de sí, y confío en que los guionistas cambien el rumbo de este personaje, que en tres años no ha mostrado mucho potencial, espero que lo más impactante que tenga por ofrecer no sea ese amor reprimido por la protagonista.
Saul sigue a su aire, y por mucho que guste entre los seguidores de '
Homeland', sigo pensando que es el personaje más prescindible de la serie. En cambio, la nueva adquisición, Aayan, dará de qué hablar, de hecho ya lo hizo en los primeros episodios. La juventud e inocencia del chaval nos trasladan a un nuevo punto de vista desconocido para nosotros, está por ver cómo evoluciona la relación de Aayan con los medios que andan tras él o con los matones que no dudan en amenazarle, y sobre todo permaneceremos atentos a
la tensión sexual que se ha creado entre Carrie y el pakistaní.
En resumen,
'Homeland' podría haber aprovechado mejor este cambio de rumbo, apostando más por la acción, como hizo en su primer episodio, y dejando de lado el ritmo denso de los otros dos capítulos. Las tramas que han presentado siguen sin enganchar como las dos primeras temporadas, quizás haya llegado la hora de ver '
Homeland' con otros ojos, como si de otra serie se tratara. No obstante, felicito al equipo por sus elaborados guiones y su envidiable fotografía, han conseguido que no eche en falta a Brody y su familia, no es poco.