La recta final de 'Gran Hermano 17' prácticamente ha llegado. Quedan ocho concursantes en Guadalix, siete de ellos están desde el principio y la octava apenas lleva unas horas dentro de la casa, es como si la hubiesen metido con el único fin de alargar un pelín más esta edición tan previsible. Simona ha entrado para sustituir a Fernando, porque Bárbara todavía estuvo a tiempo de volver a Guadalix, ya que expresó su queja en directo en el 'Debate', donde aclaró que el deseo de su familia era no contar nada a la concursante acerca de la salud de su padre. Sin embargo, la alicantina rechazó la oferta de Telecinco. Tal vez que quieran seguir metiendo reservas en la recta final del concurso.
Lo más destacado para la semana que entra no será la evolución de la chica nueva, ni la paja de Meritxell a Alain, sino el duelo abierto entre Adara y Clara. Las votaciones, tanto en redes sociales como en diversas encuestas, dan por seguro que la expulsión estará entre ellas dos, dejando a Alain en un poco merecido segundo plano. El francés me cae genial y parece un buen tipo, además tiene que soportar el constante atosigamiento de Meri, todo el tiempo detrás de él, reclamando algo que Alain no le puede/quiere dar. No obstante, Alain ha aportado al concurso mucho menos que Adara o Clara, pero no siempre se premia la entrega, y el jueves se dará uno de esos casos.
Esta semana en la que supuestamente la paz iba a reinar, no ha sido así, aunque realmente se ha notado que la desquiciada de Bárbara no estaba, sin sus chillidos constantes y sus cambios de humor. Tan pronto estalla en lágrimas y berridos, como que se ríe con gesto malévolo y vengativo, una villana de libro que hemos perdido por razones lamentables. Pero a Adara se le sigue yendo la olla, con o sin apoyos en la casa, busca gresca en todo momento, y provoca a una Clara a la que no le cuesta saltar a la primera de cambio, para defenderse a sí misma, o a los suyos.
La relación de Adara con Pol ha estado cuestionada desde el primer momento, tanto fuera como dentro del concurso, y ella siempre ha pedido que no se hable de sus sentimientos ni de su pareja. Chica, estás en 'Gran Hermano', si no te pueden criticar tus compañeros, a ver quién lo va a hacer, a ella no le costó reírse del peluquín de Miguel o comerse la nocilla a escondidas, que también puede herir a sus compañeros. Adara es un ser egoísta, solo piensa en ella, en su dolor, en su sufrimiento, es una mártir que no duda en acudir al confesionario para soltar lágrimas de cocodrilo, y dar sus speech sin argumentos tanto en las nominaciones como en las discusiones, en las que ha salido perdiendo siempre. Muy pesada, tía.
Esto está ganado, Adara ha tenido a su favor al presentador de las galas en todo momento, y la mayoría de los colaboradores influyentes en el 'Debate' o en otros programas de la cadena no han dudado en hacer campaña a su favor. Incluso los vídeos son bastante tendenciosos, siempre dejando como víctima a una chica que tiene más de verdugo, recordemos cuando no dejaba a Pol relacionarse con chicas (y Miguel) en la casa, o cuando hacía trajes junto a Bárbara a las espaldas del resto. No es la niña buena que han querido vender.
No es la primera vez que nos pintan de víctima a este perfil de concursante, ya lo hicieron con Sofía, Paula o incluso en menor medida con Susana, las tres ultimas ganadoras. Se va a repetir el mismo proceso por cuarto año consecutivo, y esto empieza a ser un aburrimiento: meten a una tía con perfil de tronista, se lía con un chico, llora mucho porque no le hace caso y se lleva el maletín.
Hagamos que esta vez sea diferente, la única y última ocasión va a ser esta. Por eso, todos los que apoyen a cualquier otro concursante deberían unir fuerzas y echar a la que seguro se va a llevar el premio. Es la competencia para Bea, Meritxell, Clara, Alain o cualquier otro que siga en la casa. Es difícil, es la lucha de David contra Goliat, pero es posible.