(Contiene spoilers de la 3ª temporada)
Ciro di Marzio y Gennaro Savastano ya son leyenda. Han traspasado fronteras, lo llevan haciendo desde la primera temporada, pero el tercer año de ‘
Gomorra’ han demostrado que son unos personajes sólidos que no encuentra techo. La evolución de ambos traficantes y maleantes italianos ha sido palpable durante tres temporadas, dejando el listón muy alto en el último episodio emitido hasta la fecha. Y con la puerta abierta para una confirmada cuarta etapa que puede cambiarlo todo. Nos podríamos encontrar con un
reseteo necesario en la serie.
La temporada comenzaba con el enésimo duelo, esta vez por el asesinato de Pietro Savastano, muerto a manos de uno de sus brazos derechos, Ciro. Las mafias enfrentadas en Nápoles dan muchas vueltas, y estos giros afectan directamente a los integrantes de las bandas, que se ven obligados a vender su propia alma con el fin de salvarse el pellejo, o escalar posiciones en las redes del narcotráfico.
Son tantas las vueltas que da la vida en ‘Gomorra’ que hemos llegado a pensar que la única alianza sincera podría ser la de Ciro y Gennaro, hijo del propio Pietro, al que mató su amigo del alma. Sin embargo, las esperanzas se esfumaron tras el episodio final, en el que un peón ha ido cogiendo fuerza, hasta convertirse en el Rey de la partida. Hablo de Enzo, un personaje introducido de manera tímida, que podría haber durado dos telediarios, y se ha ido haciendo con el control de la ciudad.
La trayectoria de Enzo recuerda a la que tuvo Ciro en sus inicios, y probablemente el destino también sea el mismo. Es el ciclo de la vida en el subfondo del tráfico de drogas, no se salva ninguno, a no ser que sepas mantener tu trono o te retires a tiempo, si te dejan. Eso debe estar pensando Azzurra, la mujer de Gennie, la joven ha visto peligrar la vida de su hijo, incluso ha echado a su déspota padre a los lobos por defender su descendencia, sin caer en la cuenta de que su marido iba a seguir apostando por el negocio, por encima de la familia. Por lo tanto, queda muy atrás aquello que aprendimos en el “El Padrino”, lo de la importancia de la “famiglia”.
En ‘Gomorra’ no hay familia que valga, ni la impostada ni la que se crea de la amistad, lo que ellos llaman “hermandad”. Gennaro y Ciro han acabado mejor de lo que podríamos imaginar, pero los hechos son lo que cuentan, y Di Marzio se ha convertido en comida para peces gracias al empuje de su “amigo” Gennie. Me apena este desenlace, hubiera preferido cualquier otro para Ciro, que se ha portado fatal en muchas ocasiones, pero para mí es el alma de las tres temporadas de ‘Gomorra’.
Nos queda Gennaro, que se va a tener que poner las pilas si quiere sobrevivir en la nueva banda, en la que va a estar más vigilado que nunca. Puede que Patrizia siga siendo su intermediaria, la ex de su padre le ha salvado de muchos apuros este año, y es realmente la revelación de la última fase de ‘Gomorra’, tal vez junto a Enzo, pero me quedo con el ascenso paulatino de Patri.
Probablemente haya sido la temporada más desdibujada de la ficción italiana. Con demasiados bandos y maleantes de los que poco conocíamos. Nos acercamos algo más al entorno de Enzo, pero no lo suficiente como para tenerle el aprecio que desprendió desde el inicio Ciro. Ni siquiera ha seguido un desarrollo dinámico, como sí lograron el año anterior Annali o Patrizia, con historias que enganchaban desde el comienzo.
La cuarta temporada está confirmada, y siguiendo con la fórmula de los años anteriores, es muy probable que hasta 2019 no volvamos a saber nada de lo que queda del clan Savastano. Insisto en que es necesario un reinicio. Los guionistas han demostrado tener medios para reforzar la historia, además disponen de tiempo para crear nuevas tramas que nos devuelvan a los inicios de ‘Gomorra’.