(Spoilers de la segunda temporada)
El segundo curso ha terminado para los componentes de New Directions, el equipo de '
Glee' se ha despedido de una manera original y desde una ciudad diferente, Nueva York. Los estudiantes más variopintos del instituto McKinley han permanecido unidos, una vez más, para luchar por la victoria en la fase final, en las nacionales, pero el resultado nuevamente no ha sido el esperado.
Es difícil hacer un balance general de la segunda etapa de la serie,
a lo largo de 22 capítulos nos hemos topado con capítulos buenos, malos o mediocres, y lamentablemente son estos últimos los que han predominado, algo que no ocurría en la primera temporada, cuando todo era nuevo, los personajes nos sorprendían y las tramas nos enganchaban. Ahora han convertido '
Glee' en una serie más para adolescentes, centrándose demasiado en los romances entre los protagonistas.
En cambio, en la season finale de esta última tanda de capítulos se ha echado toda la carne en el asador, y los guionistas han decidido ofrecernos como plato principal la música. No sé si ha sido acertado llenar de números musicales un final de temporada, ya que no han conseguido enganchar al espectador para el próximo año. Apenas ha pasado nada entre los coristas del Glee Club: Rachel y Finn vuelven por enésima vez, Kurt y Blaine están muy felices juntos, Mercedes y Sam son la nueva (y extraña) pareja y el resto sigue como hasta ahora, incluso Queen con su cambio de look y su corte de pelo continúa igual de guapa.
El episodio final empieza muy bien, con esa Rachel Berry a un paso de lograr su sueño, como siempre pensando en su posible éxito, esta vez en la Gran Manzana. Ella ya ha dibujado su futuro y se ve allí, como Kurt y Blaine, viviendo de la música, cantando en Broadway, siendo una estrella.
Eso es algo que no cambia en la protagonista de 'Glee', su ilusión, esa que tantas veces le hace ser tan ilusa. Además, Rachel nos gusta más cuando fracasa, por eso el hecho de no haber entrado este año en el Top 10 de la final hace que Berry sea más
mona, superándose a sí misma. Aunque no sólo ha demostrado ser leal a la música, en el ámbito personal también ha madurado, ayudando a su rival principal, Sunshine Corazon (y lo bien que cantó).
Cabe destacar que este año la trama que más interés ha despertado ha sido la centrada en Kurt y su homosexualidad. El tinte sociológico (y en parte dramático) que ha tomado la comedia musical ha sido favorable, tratando temas como el bullying o la homofobia, y gracias a ello también hemos conocido a uno de los mejores personajes, Blaine.
Pero en la recta final Sue Sylvester ha protagonizado otro de los momentos más dramáticos, la muerte de su hermana y el consecuente despido de la leal Becky han sido inesperados. Este año ha sido flojo para la entrenadora, no se ha lucido tanto como en la primera temporada y otros personajes le han comido terreno.
No puedo cerrar este artículo sin mencionar la aparición estelar de
Gwyneth Paltrow, la actriz ha demostrado que también se puede defender en el ámbito musical, aunque sus dos últimas apariciones no hayan sido tan grandiosas como la primera. De todas formas, espero que en la tercera temporada podamos seguir disfrutando con Paltrow en '
Glee'. En este sentido, también quiero reflejar mi indignación con uno de los peores capítulos de la serie, hablo del 2x02, en el que aparece Britney Spears metida con calzador y sin aportar nada al serial, una pena.
Al fin y al cabo la moraleja o el mensaje que '
Glee' lanza siempre es el mismo, todos tenemos un perdedor dentro (como reza la canción original de la serie, otro acierto, atreverse con canciones de cosecha propia). Aun así e
l objetivo de New Direction sigue siendo la superación y el esfuerzo, y si no ganamos, un 12º puesto tampoco está mal.
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