'GH VIP 4', una edición resumida en un duelo

La cuarta edición de 'GH VIP' ha llegado a su fin, Laura Matamoros se ha proclamado ganadora del reality show de famosos. Su pulso contra Carlos se ha mantenido casi desde el principio, desde que Javier Tudela fuera expulsado. Admito que en ningún momento me he sentido atraído por los temas que se echaban en cara los hermanastros, de hecho nadie les conocía antes de entrar en la casa, el mayor mérito de ambos fue que uno de ellos apareciera como extra en 'Dreamland'.

El cartelito de famoso cada vez está más difuminado en este tipo de espacios, que se llenan de familiares o amigos de rostros conocidos, o simplemente de personajes que han aparecido en 'Mujeres y Hombres y Viceversa' o similares. Sin contar a los que se dedican a participar en todos los realities habido y por haber. El caso de Carlos Lozano era especial, teníamos un gran concursante en potencia, y además con una carrera a sus espaldas, y dejándose la piel en la convivencia, aunque solo sea por entretener a los espectadores, algo que no han sabido hacer otras que supuestamente son más profesionales en él área, como Rosa Benito o Raquel Bollo.

Esta edición ha sido muy cambiante, empezó fuerte con las disputas de dos monstruos que agotaron muy rápido todos sus cartuchos. Carmen López y el Pequeño Nicolás Fran llamaron la atención desde el comienzo del programa, y dieron muchos vídeos las primeras semanas. No obstante, el público decidió una vez más privarnos del entretenimiento y de las discusiones, expulsando a Fran a la primera de cambio, y Carmen abandonó entre aires de grandeza. El regreso del joven como repescado no tuvo nada que ver, llegaba con la lección aprendida.

La victoria de Laura Matamoros no ha sido una sorpresa, en 'Sálvame' tenía un grupo de palmeros gobernado por la ganadora del año pasado, cuatro horas al día se alababa todo lo que hiciera la hija de Kiko Matamoros. Parece ser que a partir de ahora siempre ganará este tipo de concursos el elegido por el Universo Sálvame, ya pasó el año pasado con Belén Esteban, a la que dieron caña las primeras semanas, pero después convirtieron en la única posible vencedora.

Siguiendo con el transcurso de la edición que acaba de terminar, ni siquiera han tenido espacio en los debates o galas otros expulsados que aportaron más en la convivencia que Liz o Julián Contreras, hablo de Julius o Lucía Hoyos, desaparecidos en combate hasta la gala de anoche. Incluso los dos concursantes reserva que entraron en la recta final dieron más vídeos que los primeros mencionados juntos. Dani Santos sorprendió plantando cara a Lozano, aunque no fue ni el momento ni las formas idóneas para hacerlo. Por su parte, Laura Campos ha demostrado que sigue siendo igual de choni pizpireta que en 'Gran Hermano 12', deberían haberla metido desde el principio. Sin embargo, metió la pata dándose por vencida desde la primera semana, tuvo que luchar por el premio, y no pedir el voto para Matamoros en cada ocasión.

Otra de las sorpresas de este año ha sido Rappel, que no me ha gustado su paso por la casa, pero reconozco que esperaba que diera mucho menos juego. Sus puñaladas traperas y las perlas que soltaba cuando se encendía (y a las espaldas) han dado muy buen material. Igual que Alejandro, pocas veces el Mister o la Miss de turno nos ofrece un catálogo de vídeos tan completo como el del gaditano, que es menos tonto de los que podía parecer.

Las galas siguen siendo agónicas, no pasa nada hasta que no llega la medianoche, todo lo anterior es relleno sin sustancia con cebos o comentarios de familiares en plató. Jordi González no creo que sea el más apropiado para amenizar este tipo de espectáculos, me gustaba más como conductor de 'La Noria' o en otros debates. Lo mismo me ocurre con Sandra Barneda, que luce muy bien en temas de actualidad y reportajes, pero moderando un debate freak está muy perdida, parece la Señorita Rottenmeier en el patio del colegio.

A rasgos generales, Telecinco está machacando la idea del reality show, todo lo está llevando al extremo, mezclándolo con 'Sálvame' para así llenar más minutos en parrilla con el mismo contenido. Cada vez sigo menos este tipo de formatos, y cuando los veo intento no involucrarme y reírme de los "errores" porque al final parece que hacen lo que les da la gana. Por no mencionar el tema de los porcentajes, casi siempre igualados entre dos concursantes, para así mantener líneas abiertas y reñidas, y embolsarse unos euritos de más con las últimas llamadas. Esta vez para variar no estoy de acuerdo con la soberana audiencia, que ha premiado a una tía tibia, llena de rencor que no ha sonreído en ningún momento, y se ha pasado medio concurso hablando de su familia, algo que ha venido de perlas a Telecinco.

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