(Contiene spoilers)
La miniserie de Netflix ha sido todo un éxito y lo sigue siendo, porque no es una de esas ficciones que el público espera con los brazos abiertos, pero ha ido calando cada vez en más espectadores. Yo fui uno de aquellos escépticos a los que no les llamaba en absoluto la idea de una serie sobre una prodigio del ajedrez. Las opiniones positivas y lo poco que pude ver y leer acerca de '
Gambito de Dama' me acercaron a
Beth Harmon, la protagonista de la serie que te atrapa desde el primer episodio.
'Gambito de Dama' es mucho más que la biografía de una exitosa jugadora de ajedrez. De hecho, la Elisabeth Harmon que nos presentan en la serie jamás existió. La miniserie es una adaptación de la novela que se inspiró en diferentes jugadores de ajedrez, prácticamente todos hombres, para acabar creando a la joya de esta ficción, su protagonista Beth Harmon, interpretada por una majestuosa Anya Taylor-Joy.
Desde su niñez hasta su prematura madurez
La tragedia persigue a este personaje desde bien pequeña, cuando pierde a su madre en una accidente de coche que con el paso de los episodios va tomando forma y se convierte en un drama mayor de lo que cabía esperar. La pequeña Harmon se queda sola, huérfana, por lo que ingresa en un orfanato con otros niños, entre los que destaca porque no le gusta lo mismo que al resto de niños, es más, no le gusta demasiado mezclarse ni jugar con ellos, excepto con la insolente Jolene, que termina siendo su única amiga.
La actitud de Beth no va acorde con lo que se espera de un niño, pasan los años y ninguna familia se interesa por ella. Además, desde bien pronto hace migas con el bedel, que enseña a jugar al ajedrez a la niña en un cuchitril oscuro en el sótano del orfanato. Apunta maneras desde las primeras jugadas, se termina obsesionando con cada partida y no deja de pensar en alfiles, peones, reyes y reinas incluso desde la cama, con un tablero imaginario desde el techo que termina convirtiéndose en la insignia de 'Gambito de Dama'.
Años después, na familia acoge a la joven, pero el matrimonio no funciona muy bien y llevar a una niña ya criada a casa no mejora la relación de la pareja. Ambos intentan que Harmon tome un camino del que ella siempre se ha distinguido, aunque les cueste entenderlo. De hecho, las relaciones de la protagonista con el resto de personas es lo más llamativo de la serie, su evolución es sorprendente y la manera en la que se convierte en una mujer popular deja atónitas a todas las personas que han ido apareciendo en su vida, y a ella misma.
Adicta y adictiva
La vida de Beth Harmon engancha. Las historias y la forma de narrarlas son emocionantes y hacen que todo lo que envuelve a la protagonista sea especial. La muerte ha formado parte de su vida desde pequeña y la persigue con el paso de los años, perdiendo a gente importante para ella, algunos por defunción y otros porque se terminan alejando del lado tóxico de la ajedrecista.
El magnífico poster de la serie en la que aparece la joven jugando al ajedrez con pequeñas botellas de alcohol que sustituyen a las tradicionales figuras del juego describe a la perfección el declive de Beth. El alcohol, las pastillas verdes y su obsesión por superarse cada día acentúan su lado más antisocial y áspero. Al menos tiene un final más o menos feliz, dedicándose a lo que realmente le gusta y acercándose a la gente sin miedos. Ahora todos quieren jugar con Beth Harmon.