'Eyewitness': escondidos por amor, y por un crimen

El canal USA Network ha finalizado la emisión de la primera temporada de 'Eyewitness', adaptación de la serie homónima de la televisión noruega. La evolución de la ficción ha sido regular, manteniendo la tensión y el interés por los personajes desde el primer episodio, aunque no se ha repetido ninguno tan trepidante como el piloto.

La pareja protagonista pone el punto discordante y novedoso en 'Eyewitness', sin esa historia de amor entre dos adolescentes homosexuales podría haber pasado desapercibida y convertirse en un thriller más. La relación de los jóvenes se va afianzando a medida que avanza el drama, y aunque tiene sus fallos y sus momentos forzosos, se podría catalogar como una historia de amor entrañable.

Sin embargo, el personaje con mayor carga dramática, y el que merece el centro de todas las miradas, es el de Helen. La agente que se pone al frente del asesinato múltiple que está investigando, y del que son testigos los dos jóvenes anteriormente mencionados. Ella se obsesiona con el caso, sobre todo cuando entiende que está implicado el chaval no tan problemático que tiene en acogida, Philip.

La sobriedad de Helen traspasa la pantalla, se presenta como una mujer con un pasado traumático, y una historia triste detrás. No hace falta que nos cuente en repetidas ocasiones su drama en Buffalo, entendemos la carga emocional de esta mujer con solo mirarla. Julianne Nicholson ('Masters of Sex') hace un papel brillante en 'Eyewitness', y aunque solo fuera por ella, y su Helen, merecería la pena una nueva temporada de la serie.

También destacan otros actores como Gil Bellows ('Ally McBeal'), es Gabe el marido incondicional de Helen. El matrimonio no pasa por su mejor momento, pero el espectador nota cómo se apoyan mutuamente y se tienen un cariño que transmite positividad. Puede que las cosas no sean como cada uno de ellos espera, pero conectan con el espectador gracias a la empatía con las que están escritos e interpretados. De hecho, en la escena final hay un guiño bastante importante, en el que Gabe le declara su amor eterno a Helen, a pesar de sufrir altibajos en su relación.

El caso del que está detrás Helen durante los 10 episodios, con Philip y Lukas como protagonistas, se cierra en el capítulo final. La manera de poner fin a esta trama no es la más redonda, nos faltan datos sobre el asesino, que también es un alto mando del FBI, Ryan Kane. ¿Por qué hizo aquello en la cabaña? ¿Cuál es el origen de su sed de sangre? Además, una vez tirado en el suelo, abatido, nos muestran las pruebas de que tal vez no fuera tan malo, o al menos en el último momento no quiso matar a Helen ni al chaval. No olvidamos que sí lo hizo con tres personas en la cabaña, y con la joven a la que ahorcó.

En el final pecan de positivos, todo sale perfecto para los protagonistas, excepto para la madre biológica de Philip, y para él, por supuesto. Supongo que es el mal menor, y gracias a esa baja, Helen y Gabe podrán tener en su cobijo al joven, sin que escape cada dos por tres a visitar a su madre, sumida en las drogas.

No me importaría ser testigo de una segunda temporada. 'Eyewitness' tiene matices de película de sobremesa, pero es interesante ver cómo avanza la relación de Philip y Lukas, o cómo afronta Helen cada bache en su camino por ser una persona normal. Además, un nuevo caso podría avivar la llama, y les daría margen de mejora con respecto a la resolución de esta temporada. Me ha gustado, y la recomendaría, aunque en su segunda tanda, si es que la tiene, deberían afinar más la puntería, dejarse de cursiladas y tópicos, y sobre todo, poner algo de realismo a los casos y no basar en casualidades casi todas las pistas que llegan a los agentes de policía para capturar al malo de turno. 'Eyewitness' aprueba, y gracias a ella hemos conocido otra joya nórdica, pasada por el filtro americano.

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