'Bloodline' es la nueva serie de Netflix, un drama que consta de 13 episodios que ya están a disposición de quien se quiera dar un atracón de la enésima ficción ofrecida por el canal streaming. En esta ocasión hablamos de
un drama familiar muy denso, con planos cuidados al detalle y un elenco que destaca por su buen hacer. Los responsables de la serie son los mismos que estaban detrás de '
Damages', y aunque tengan varios puntos en común, la nueva serie no le llega a la de Glenn Close a la suela de los zapatos.
'Bloodline' narra la historia de una familia con muchos secretos, y una tensión terrible. Los sentimientos y encontronazos afloran junto al repentino regreso de la oveja negra de la familia, Danny, un hombre oscuro y frío, al que sus hermanos no tienen mucho aprecio. Kevin, el pequeño de los tres hermanos, tiene enfilado especialmente a Danny, su carácter fuerte no le permite callarse nada, y no duda en enfrentarse a un Danny desubicado y con algo que ocultar.
La única hija del matrimonio Rayburn se llama Meg, tal vez sea la más introvertida del clan, siempre intenta mediar entre sus hermanos o padres cuando hay alguna bronca, que no son pocas en los dos primeros capítulos de la serie. Meg representa la serenidad y la inocencia, aunque puede que nos de una sorpresa antes de terminar la temporada, ya que los personajes más difusos suelen ser los que más evolucionan en este tipo de dramas. En último lugar estaría John, el protector, Kyle Chandler es imprescindible en el thriller, lleva el peso de muchas de las tramas, y ser el pegamento de la familia le saldrá caro al personaje.
Los padres de estos cuarentones están interpretados por dos eternos secundarios, Sam Shepard y Sissy Spacek completan el elenco principal de 'Bloodline'. Mientras que Sally lucha por mantener a la familia unida a pesar de las adversidades y de los problemas del pasado, al patriarca, Robert, le cuesta más pasar página, es mucho más rencoroso y quizás calculador que su mujer, o esa sensación es la que transmiten en los primeros episodios.
El drama tiene unos tintes importantes de intriga, gracias a la que el público se engancha. Eso no quiere decir que en 'Bloodline' vayamos a encontrar acción o un ritmo frenético, porque lo nuevo de Netflix es muy lento. Es complicado prestar atención durante la hora que dura cada episodio, y eso es un factor en contra, ya que es importante no perder el hilo, a pesar de lo difícil que resulta en tantos momentos.
La factura de la serie es espléndida, prueba de ello es
su cabecera, que describe a la perfección el espíritu de 'Bloodline', calidad asegurada, pero debéis tener cuidado con quedaros dormidos, sin pretenderlo. Respecto a la fotografía, me recuerda mucho a '
The Affair', aunque hasta el momento 'Bloodline' no me ha embelesado como lo hizo aquella.
El paisaje atrapa tanto como los personajes y las ganas de saber qué esconden. La historia tiene lugar en Florida, localización a la que no recurren muy a menudo las ficciones americanas. No obstante, lo que me tiene pendiente de los siguientes capítulos son sus cliffhangers, y esos flashes que es difícil averiguar si se refieren al pasado o al futuro, juego que da resultado en el piloto. Los guionistas juegan con nosotros, y solo por eso voy a seguir dando una oportunidad a esta densa pero efectiva ficción.