'El Vecino': Humor, crítica social y un superhéroe

‘El Vecino’ se ha convertido en la última serie del año, estrenada el 31 de diciembre, es ahora, a comienzos de 2020, cuando la estamos descubriendo. Y he de decir que es toda una maravilla por descubrir.

Detrás del superhéroe torpe que ya hemos visto muchas otras veces y de los más que aceptables efectos especiales, la serie de Netflix esconde una comedia con toques costumbristas que han adaptado de maravilla a los tiempos actuales. Con tramas, conversaciones y personas de hoy en día, en un ambiente de barrio en el que muchos nos podemos ver identificados.

No es la primera vez que una ficción española refleja el día a día de un barrio, con gente, casas y trabajos de verdad, reales. Sin embargo, es algo que han destacado muchos espectadores, tal vez sin pararse a pensar que la mayoría de las series se ambientan en barrios humildes, desde ‘Aída’ hasta ‘Señoras del (h)AMPA’. En cambio, ‘El Vecino’ aporta una especie de reivindicación, criticando a la sociedad y al mercado laboral, poniendo especial énfasis en las casas de apuestas.

Para la historia centrada en la denominada “policía del karma”, un reducido grupo de personas que intentan luchar por los derechos de los más desfavorecidos en el barrio, ‘El Vecino’ ha rescatado a Andoni Ferreño. El actor y presentador, estrella en la década de los 90, ha demostrado tener mucho sentido del humor con su participación en la trama de las casas de apuestas. Ferreño emula a su compañero Carlos Sobera, aunque no le mencionen explícitamente, pero hasta mencionan las coletillas de las promociones que hace en televisión.

Julia (Catalina Sopelana) es la cabecilla de estos justicieros que se la lían al presentador, y a algún que otro vecino del barrio. Ella es parte de la cuadrilla que se forma de manera natural en el vecindario, con Javier (Quim Gutiérrez) como pegamento, y a la vez repelente, de este grupito que termina siendo entrañable. Como todo lo que rodea a la serie tras sus diez primeros capítulos.

El que me gana por completo es Jose Ramón (Adrián Pino), un joven de pueblo que llega a la capital para hacer unas oposiciones, es sin duda el personaje que más evoluciona. Cada paso de JR es un logro para sus nuevos amigos, que quieren que se libere de todas las losas que se ha ido poniendo él mismo para ser lo que la sociedad espera de él, y no lo que él mismo desea ser. Sus momentos de pringadete son de lo mejor de la serie, como cuando se queda encerrado en un baño público o su punto más álgido, cuando descubre el sexo oral, siempre gracias a la inestimable ayuda de Julia.

He escrito durante todo el artículo acerca de los personajes de la serie, de las situaciones que se crean y de lo transgresora que puede llegar a ser ‘El Vecino’, sin pretensiones. No obstante, la premisa de la ficción es el héroe vestido de rojo, el personaje de Quim Gutiérrez y probablemente su historia de amor con Lola (Clara Lago). A decir verdad, cada vez tiene menos peso este arco argumental, que casa muy bien con el resto de situaciones que se dan en la serie, y no deja de ser el mayor reclamo, pero me quedo con todo lo demás. Eso sí, sin prescindir de los momentos de angustia que nos ha regalado Javier con su nuevo “juguete”.

La temporada finaliza con Lola por los aires, reclamando sus poderes, porque ella también estaba allí cuando el meteorito, o lo que fuera, cayó. Estos pequeños detalles en este caso feministas hacen que la ficción de Miguel Esteban y Raúl Navarro (con Nacho Vigalondo al mando) gane puntos. Se ha abierto la veda para realizar una segunda tanda maravillosa, avanzando con la trama de Titán, sin olvidar a este cuarteto protagonista, y al resto de secundarios que también aportan lo suyo.

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