El 'Louie' más real

Muchos esperábamos con ganas el regreso de 'Louie', el año pasado no tuvimos la ración habitual del cómico, pero esta vez ha vuelto para sorprender a todos con vivencias más cercanas e incluso reales, ya que el actor asegura que ha sido la temporada más autobiográfica hasta el momento. No obstante, el toque surrealista sigue presente en la serie, manteniendo también el modo absurdo de narrar sus experiencias.

A Louis C. K. le suele acompañar un buen elenco que tiende a quedarse en segundo plano, dejando el peso de la totalidad de la comedia en el protagonista, que para eso la serie lleva su nombre. En esta ocasión las hijas de Louie han aparecido más de lo acostumbrado, y la verdad es que, sin que sirva de precedente, ha sido un honor conocer mejor a las pequeñas, esto teniendo en cuenta que los niños en pantalla suelen ser pesados y prescindibles. En este caso ha sido necesario ver la actitud de las hijas para entender mejor al protagonista, además sus preguntas indiscretas dan lugar a divertidas respuestas por parte del padre.

Otra importante intervención estelar es la de Pamela Adlon ('Californication'), también productora ejecutiva de la comedia. Pamela mantiene su nombre en la ficción, ella ha ido entrando en la vida de Louie poco a poco hasta convertirse en una de las mejores amigas del protagonista, y ahora puede que sea algo más, después de ese final en la bañera rebosante de agua. En esa escena vemos el reflejo de la crudeza de 'Louie', a pesar de querer imitar los momentos más románticos de las películas (velas, bañera, agua...) nunca sale igual. Cada desastre de Louie son risas para nosotros.

De todas formas, si tengo que quedarme con una chica para él no lo haría con Pamela, que me parece más acertada como amiga divertida que como relación estable; la trama de la chica gorda fue redonda, con un final a la altura de 'Louie', pero sin duda la mejor ha sido la húngara, Amia.

Dentro de la cuarta temporada ha habido un arco de seis episodios titulados "Elevator", en ellos han narrado una verdadera historia de amor, de esas que no entienden de barreras o fronteras. Amia es una joven que pasa unos días en el mismo edificio que Louie visitando a su abuela, el pelirrojo conoce a la vecina en una circunstancia peculiar, como todo en 'Louie'. Con el paso de los capítulos el lazo de unión entre la pareja se va estrechando, a pesar de no entenderse mutuamente cuando hablan, pero con las miradas y los gestos son capaces de decirse todo. Seis capítulos que no tienen desperdicio, ya quisiera Hollywood un guion así para uno de sus largometrajes.

En el lado negativo destacaría el formato de emisión de esta temporada, lanzar los capítulos a pares ha sido un tremendo error; a mi parecer hubiéramos degustado mucho más a gusto los 14 episodios de uno en uno, como en anteriores ocasiones. En tan solo siete semanas se han ventilado la tanda que llevamos dos años esperando, ¿cuánto tocará esperar ahora?

A rasgos generales diría que se ha tratado de la mejor temporada hasta la fecha, y si no es así por lo menos la más especial, con menos tintes surrealistas y más escenas que reflejan la verdad del personaje. Se ha echado de menos el típico monólogo del actor que no faltaba en cada episodio, esta vez han prescindido de él en más ocasiones de las que me hubiese gustado. Además, lo que no perdono es que hayan eliminado la ingeniosa cabecera, esa que decía "Louie, Louie, Louie, Louie...", pese a haber tenido un guiño hacia ella en uno de los capítulos.

A 'Louie' no le falta ni le sobra nada, a excepción de las dos pinceladas que doy en el párrafo anterior, es una comedia arriesgada y sencilla, de las pocas que se emiten en la actualidad y tienen sello propio. Única.

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