(Contiene spoilers del final de la serie)
Tres temporadas ha aguantado la serie de Kevin Williamson en antena, no es poco teniendo en cuenta la premisa limitada con la que dio comienzo la aventura.
La trama de Joe Carroll no se ha podido estirar más, y las consecuencias del agotamiento de la serie las hemos sufrido principalmente sus espectadores, deseosos de ver terminar '
The Following', pero a su vez con ganas de saber qué seguirá ocurriendo con sus protagonistas.
Ha llegado un punto en el que me he sentido secuestrado por la ficción de FOX, sabes que no hay por donde coger el argumento, cada escena se hace previsible y los personajes son cada cual más hostiable. Aún así, no podía despegar la vista de la pantalla cada vez que Ryan Hardy, o su equipo, estaba en peligro. Es lo más parecido al Síndrome de Estocolmo que jamás haya padecido.
Hay que mirar con lupa la serie para encontrar algo verosímil en ella, pero el colmo de la estupidez ha sido intentar continuar con '
The Following' sin Joe Carroll o alguno de sus seguidores. La recta final ha dado un giro extraño, sin el escritor nada tenía sentido
menos de lo habitual, sus apariciones fantasmales no eran suficientes para mantener en pie algo a lo que
ya se le había pasado la fecha de caducidad. De repente apareció un tal Theo, como si del nuevo villano se tratase, nada que ver con Carroll.
También han desaprovechado este año al gemelo que quedaba vivo, han ido introduciendo psicópatas de manera aleatoria, sin ton ni son, y han olvidado dibujar como se merecen a los que ya conocíamos. La estancia de Carroll en la cárcel también podría haber dado más juego, pero prefirieron privarnos de su presencia hasta pasada la mitad de temporada, para después cargárselo antes del final.
El final ¿definitivo?
No es de extrañar que la tercera temporada haya sido la última, aunque los guionistas de '
The Following' no se dan por vencidos y están llamando a otras puertas para
seguir con el proyecto. Confío en que no den alas a una continuación, bastante mediocre ha quedado todo ya, como para darles una nueva oportunidad y empeorarlo.
La escena de Hardy contra Theo en la presa es cómica total. Empezando por el agente aterrizando en helicóptero delante del coche en el que está secuestrada su novia, ex o lo que sea ¿a quién le importa? La palma se la lleva la secuencia en la que Theo resurge con un tiro en plena frente y se lleva por delante a Ryan, cayendo los dos puente abajo, ¡oh no! Super-Ryan se ha podido sujetar en una red que poco pinta bajo el puente, pero lejos de salvarse cae contra el enfurecido río bajo la mirada de su chica embarazada.
Después de esto no me hubiese sorprendido ver a Joe vivo por ahí, explicando que lo de la pena de muerte fue una pantomima ideada junto a un grupo de seguidores. Quizás esa parte se la guarden para la hipotética cuarta temporada. Realmente lo que tenían guardado bajo la manga era un Ryan con sed de venganza, fingiendo su muerte y sacándole toda la información a la poli que estaba infiltrada, algo que tampoco llegan a explicar. Todo un giro que a estas alturas era de esperar.
Por su parte, Mike y Max son felices en el hospital, han sobrevivido a esta masacre en la que finalmente el equipo de Ryan se ha llevado por delante a más gente que sus enemigos. Destaco la labor de Jessica Stroup (Max), al menos ha conseguido que su personaje no me caiga especialmente mal, como sí ha ocurrido con el resto del reparto, empezando por el omnipotente y petardo Ryan Hardy. Aunque Joe y la ex jefa de Ryan tampoco me disgustaban.
Recordaría de manera más positiva '
The Following' si hubiese durado
una sola temporada, con final cerrado, pero se empeñaron en alargar algo que ya estaba condenado al fracaso. Las interpretaciones, persecuciones y diálogos eran en general nefastos, pero tenían algo que enganchaba, puede que sea el argumento, o la forma en la que Williamson recrea las escenas de tensión. Además, ahora llegan unas cuantas series del género, así que no nos quedaremos huérfanos de intriga con toque cómico sin pretenderlo.