(Spoilers hasta el episodio 7x11)
Este año da la sensación de que los
parones en las series estadounidenses están siendo más constantes e intermitentes que en temporadas anteriores, y como es lógico, la televisión española se tiene que adecuar a la parrilla americana. Sin ir más lejos, la séptima etapa de '
Mujeres Desesperadas' ha tenido varios cortes, y eso hace que incluso los más seriéfilos nos descuadremos.
FOX España reengancha la 7ª temporada de la serie a partir del próximo 30 de marzo, y podremos seguir las peripecias de las amas de casa de Wisteria Lane desde donde las dejamos, a partir del capítulo 7x12 para ser exactos.
En esta ocasión, la trama de misterio la vuelve a protagonizar Paul Young, 6 años después (aunque realmente sean 11 debido al salto temporal que hubo en la serie).
Young no ha regresado tan malvado como nos lo pintaban, es más, para mi nunca ha estado entre los personajes más odiados o más temidos de '
Mujeres Desesperadas', sino todo lo contrario, incluso en las primeras temporadas vi su lado bueno, aunque aburrido. Ahora que Paul sabe que su recién estrenada mujer es la hija de su mayor enemiga puede ser que los actos del ex-marido de Mary-Alice empiecen a dar miedo de verdad. Y eso que su
"inocente" mujer ha empezado a enamorarse del malo en cuestión.
En el ecuador de este séptimo año las cuatro protagonistas de la serie tienen problemas, para variar. Quizás el más grave sea el de Susan, ya que su preocupación tiene relación con la salud. La Señora Delfino necesita un riñón, y sospecho que va a tener que ser una de sus amigas la que termine haciendo el favor a Susan.
Por otra parte, Bree está pasando por una de las etapas más flojas que recuerde. En un principio, parecía que la salida de Orson refrescaría al personaje de Marcia Cross, pero esa nueva imagen de la pelirroja ya nos la han mostrado en otras ocasiones, viendo una Bree sexual, sin preocupaciones y viviendo el momento. Puede ser que el problema principal de esta trama sea la presencia de Brian Austin Green, que no termina de encajar en la comunidad, y no se nota que la diferencia de edad sea tan grande como la describen (el bótox nos confunde).
Gaby protagoniza una de las tramas que más interés despertó en el inicio de la temporada, pero tras descubrir que Juanita no era realmente su hija todo se volvió demasiado surrealista para mi gusto. Sin pensárslo dos veces Gabrielle cogió más cariño a su nueva hija que a la que ha criado durante los últimos años. Ahora, separada de su hija biológica, Gaby debe disimular que la echa de menos para no crear un trauma a Juanita, y para no cabrear a (un desconocido) Carlos. No creo que la mexicana aguante mucho.
Por último, la historia de Lynette está unida con la de la nueva vecina polémica del barrio, Renée. Hasta ahora han sido amigas, pero comenzarán a ser rivales a cuenta de un desliz del pasado, en el que Renée se acostó con Tom, cuando éste salía ya con Lynette. A la madre de familia no le ha sentado nada bien enterarse a estas alturas de ese secreto y, al menos a corto plazo, no pretende perdonárselo a su supuesta amiga. Lo que no está tan claro es su relación con Tom, que inevitablemente cambiará, al igual que la actitud del marido de Lynette hacia la exuberante Renée.
Las cartas están sobre la mesa, y aunque todavía sea pronto para pensar en los problemas que tendrán las mujeres desesperadas en la octava temporada, se puede decir nuestras protagonistas tienen para rato.
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