Una vez finalizada la primera temporada de '
DARK', las dudas acerca de sus personajes y la trama principal siguen presentes. Vale, hemos avanzado bastante en estos diez episodios,
hemos descubierto el Universo que nos muestran en la serie alemana, y sabemos cómo van esos saltos en el tiempo.
En cambio, las relaciones familiares y muchos de los personajes se nos atragantan por el camino. Sabemos que los protagonistas son los integrantes de cuatro grandes familias, compuestas por tres generaciones, y una cuarta que seguro que está por venir en la siguiente etapa de 'DARK'.
Está bien que los guionistas opten por hacer esa especie de collage de imágenes con los rostros de los personajes, a veces comparándolos en el pasado y en el presente, para que nos quede más o menos claro quién es quién. Sin embargo, ese burdo recurso no es suficiente para saber cómo se unen y que relación mantienen todos ellos, ya que en el siguiente episodio todo vuelve a dar un vuelco, y puede que ese personaje al que al fin localizas no vuelva a aparecer en varios episodios, o ya no recuerdes a qué familia pertenecía o qué pinta en la historia.
Esta puede que sea una razón por la que merece la pena ver del tirón la serie de Netflix. No cabe duda que es una de esas que se pueden maratonear, pero su parsimonia a la hora de introducir la historia hace que se haga algo pesado seguir más de dos episodios seguidos. 'DARK' es muy oscura, valga la redundancia, tanto en el tono de la narración como en la estética de la serie en general. Es algo que me gusta, y recuerda a otras obras del género que han tenido buen recorrido en televisión.
La producción alemana ya tiene su público, e incluso me atrevería a decir que con un segundo visionado puede ganar puntos, aunque para eso tendríamos que tener mucha fuerza de voluntad, y sobre todo tiempo libre. Los saltos en el tiempo de las tres épocas diferenciadas están muy bien trasladados a la pantalla, incluso la ambientación logra ser realista. No es necesario que nos aparezca el manido recurso del año impreso en pantalla, el espectador por sí solo puede adivinar, sin gran esfuerzo, en qué año nos encontramos.
1953, 1986 y 2019. Estos son los tres años en los que se basa 'DARK'. Y probablemente el año que viene conozcamos la realidad de Wilden en el año 2052, que es la época en la que presumiblemente ha aparecido Jonas, con su llamativa chaqueta amarilla, inconfundible. De esta forma el universo de la ficción se amplía, para desgracia de los que, como yo, nos liamos con cada dato nuevo que aparece, como si fueran pocos.
A estos interesantes saltos en el tiempo hay que sumarle las historias personales de los protagonistas. Infidelidades, romances, venganzas y un largo etcétera de sentimientos y relaciones que tenemos que guardar en nuestro cerebro, y no sólo en la supuesta época actual, todas estas tramas continúan en el tiempo, hace 33 o hasta 66 años atrás. Sin contar las veces en las que personajes como Mikkel, Ulrich o Jonas viajan en el tiempo.
La premisa es muy interesante, la serie es totalmente intensa y el desarrollo de la trama principal no permite que abandones. A rasgos generales, pienso que es uno de los estrenos más acertados de la temporada, pero no me termina de convencer en su contenido, expuesto de forma atropellada y dando por entendidas algunas cosas que son necesarias digerir. Necesito un descanso, y un buen "previously on" antes de ponerme con la segunda temporada.