Desde el pasado sábado ya sabemos qué canción representará a España en el '
Festival de Eurovisión', en Baku, Azerbaijan.
La gala que presentó la omnipresente Anne Igartiburu no tuvo ni intriga ni emoción, no era ningún secreto quién sería la cantante que vestirá la bandera española este año, y entre las canciones candidatas había una que sonaba como favorita en (casi) todas las encuesta, la ganadora, 'Quédate Conmigo'.
Pero lejos del interés que puede despertar este tipo de acontecimientos, lo más reprochable fue la conducción, producción y preparación de esa gala, sinónimo de austeridad y tiempos de crisis y recortes en la televisión pública. Aunque ojalá fuera esa la excusa por haber emitido ese esperpento de gala, en anteriores ediciones la puesta en escena y la realización del espectáculo también dejó mucho que desear, con crisis o sin ella.
Es innegable la larga trayectoria profesional de la presentadora Anne Igartiburu, pero este hecho no quita que cada vez sean más visibles sus meteduras de pata o su poca frescura ante la cámara, es una de esas comunicadoras que no saben improvisar sin el teleprompter (o cue). La monotonía en la que está atrapada Igartiburu hace que todo lo que dice caiga en saco roto, el espectador desconecta rápidamente, y en la gala de selección no fue capaz de hilar dos frases seguidas sin equivocarse o trabarse.
Por suerte para ella, sus consecutivos errores fueron eclipsados por su propio modelito, los cambios de vestuario (totalmente prescindibles) de Pastora Soler o el nicho en el que estaba embutido el público. Todo ello sin mencionar las mesitas de noche, al puro estilo 'Noche de Fiesta', que La 1 rescató para distribuir sin orden ni utilidad alguna a lo largo y ancho del plató.
El sonido fue, una vez más, otro punto débil de la gala de La 1, es inconcebible que en el momento en el que el público aplauda no se escuche lo que el artista canta, o que la música (esa que tienen preparada en playback) siempre se oiga más alto y fuerte que la voz de la propia Pastora. Y pongo el ejemplo de Pastora porque ella al menos cantó en directo, solo faltaba, pero más de uno se escaqueó y nos tuvimos que conformar con ver cómo abría la boca coincidiendo con la grabación de su disco, una pena tratándose de una gala musical y una apuesta por la música.
Para rematar la faena, no tuvo mejor suerte el ritmo y las sorpresas de la gala que la parte técnica de la misma. Puede ser agradable ver cómo ciertos artistas (David Bisbal o David de María) apoyan a Pastora, pero este tipo de vídeos empiezan a cansar
cuando los protagonistas son primos, amigos o vecinos de la próxima representante de 'Eurovisión'. La visita del marido de Pastora al estilo 'Sorpresa, Sorpresa', pero sin perro ni mermelada, quedó bonito para un rato, pero las preguntas sinsorgas y evidentes de Igartiburu hicieron esos minutos largos y tediosos, con el único fin de alargar una gala que no tenía mucho más que aportar.
A pesar de todo la gala no fue larga, pero sí tediosa, lo que en un principio iba a durar poco más de una hora, se alargó dos, con regalos del club de fans, dibujos de la sobrina de la protagonista o consejos gastronómicos.
Los programas especiales que TVE viene haciendo en los últimos años sobre el '
Festival de Eurovisión' no suelen destacar por su bien hacer, por eso a muchos no nos sorprendió ver algo tan cutre. Lo que no se puede cuestionar es
lo divertido que fue seguir la gala desde Twitter, con comentarios sarcásticos y desternillantes sobre lo que acontecía en esos momentos en la fiesta organizada por La 1, convirtiendo en Trending Topic el hastag #eurovisionRTVE, entre otros nombres o palabras relacionados con la gala. La audiencia, otro año más, no acompañó, con un 9,4% de share y 1.493.000 espectadores.