En la novena gala de 'Gran Hermano VIP' el público dio una de cal y otra de arena a la protagonista de la edición, Aída Nizar. A través de la APP del programa, y de manera gratuita, la audiencia metió de nuevo en Guadalix a la siempre polémica concursante, y seguro que más de uno de los que la votaron desearon echarla de nuevo tras soportar otro de sus incansables monólogos.
La mala noticia para la vallisoletana fue la segunda decisión del público, la de la expulsión. Elettra se salvaba nuevamente de la quema, dejando fuera a Alejandro Abad, para sorpresa de la propia italiana, y también de la siempre positiva Aída. Sin embargo, una vez fuera su amigo, la "gran hermana" se derrumbó, y estuvo durante varios minutos con la cabeza gacha en la cocina, sin pronunciar ni una palabra, para disfrute de sus compañeros, y de los detractores que tiene fuera.
Me parece estupendo que Aída forme parte de este juego, no cabe duda que la metieron en la casa con el único fin de mover tramas y activar la casa de 'GH VIP 5', que contaba con rostros más conocidos que nunca, pero muy poco dispuestos a mojarse. Con la entrada de Nizar la audiencia subió, y con su salida volvió a bajar, ahora solo falta esperar si el share se dispara de nuevo con las broncas que indudablemente protagonizará esta coach personal venida a menos.
Probablemente siento hacia Aída lo que muchos otros espectadores, es un "ni contigo ni sin ti". Me gusta verla en 'GH VIP' porque garantiza vídeos entretenidos, bien sea hablando sola diciendo sandeces, pensando que un adiós vaya a estar aguantando lo que ella diga, o discutiendo y despotricando sobre diestro y siniestro. No obstante, la otra cara de la moneda es la intensidad que desprende esta señora, poco gusta y mucho cansa, como se suele decir. Se lo tiene muy creído, y no dudo que esa seguridad que quiere transmitir es parte de su papel.
Y eso es lo que menos me gusta de Aída, su papel exagerado que no trata de disimular. Puedo creerme que sea así de intensa, pesada y camorrista, pero en cuanto se enciende el pilotito de la cámara que tanto ansía, lo exagera para dar que hablar. Su falta de autenticidad y su nula humildad hacen de ella un personaje odioso, pero un buen personaje al fin y al cabo. La típica pieza que no debe faltar en un reality-show, sobre todo en uno como esta edición de 'GH VIP', donde todos se llevan genial, o eso quieren aparentar hasta que se apaguen las cámaras.
Tal vez sus compañeros pequen de buenrollismo, siendo falsos a la hora de relacionarse entre ellos, pero Aída también es muy falsa, provocando a cualquiera que esté a su alrededor, con el único fin de hacer vídeos. Tanto unos como otros están llevando un papel, algo que no suele gustar a los espectadores de 'Gran Hermano'.
Esta repesca se ha creado con la única finalidad de introducir de nuevo a Aída en la casa, y agradezco que esta vez viva la experiencia sola. Sin un Alejandro que sirva de cómplice, esto le obligará a relacionarse con el resto, y ver cómo mueven ficha sus "cuervos", como ella los llamó nada más volver a la casa, en tono despectivo, para que luego hablen del bullying que estaría sufriendo esta señora. Seamos serios, no vamos a frivolizar con eso.
En definitiva, Aída es el personaje que a la audiencia le encanta ver cómo se la pega una y otra vez, y eso hace a los espectadores casi tan retorcidos y maquiavélicos como Nizar. La concursante ha vuelto para ser expulsada nuevamente, y ojalá me equivoque y nos dure hasta la final, pero que no gane por favor, no soportaría otro de sus tediosos monólogos repitiendo lo estupenda que es y todo lo que la quiere el público. Yo le doy una enésima oportunidad, a ver si nos sorprende, aunque solo sea por el entretenimiento.