Estaba claro que a '
Cheers' le iban a llover críticas por todas partes, y es que
hacer un remake de una serie tan mítica es muy arriesgado, sobre todo cuando en la adaptación se pasan muchas cosas por el forro y al final la única unión que mantiene con la original es el nombre de la serie (y el bar, claro).
Muchos nos llevamos las manos a la cabeza al escuchar la sintonía que Telecinco nos tenía preparada, un esperpento con letra forzada y con un Dani Martín sin miedo al ridículo. En ese momento la nueva 'Cheers' había perdido todo tipo de credibilidad y las expectativas estaban por los suelos.
Pero por suerte en esta nueva apuesta nacional nada ha caído tan bajo, hasta ahora, como lo ha hecho la cabecera de la sitcom. Podemos seguir enumerando ciertos errores o traspiés de la ficción, como la figura del personaje de Antonio Resines, que goza de demasiado protagonismo, siendo uno de los personajes más cañí y basto, demasiado tipical spanish para mi gusto. Me alegra saber que no soy el único que vio en este psiquiatra un atisbo (más bien grande) de Diego Serrano, quizás sea por lo encasillado que está Resines o por lo limitados que son los diálogos que protagoniza.
En el elenco hay promesas que pueden dar mucho de sí, como lo son Alexandra Jiménez o Alberto San Juan, actores que en muy pocas ocasiones han defraudado, y sin olvidar a Chiqui Fernández haciendo el papel de camarera borde. Si en un futuro Resines cede algo de protagonismo al resto del plantel quizás 'Cheers' empiece a interesar a otro tipo de público, y no quedarse estancado en la comedia del siglo pasado, esa que despectivamente se conoce como españolada.
Me sorprende que Telecinco apueste por algo así, cuando la imagen del producto nacional cada vez está siendo más sofisticado aparece en nuestras pantallas una sitcom con (demasiadas) risas enlatadas y situaciones tan surrealistas como estúpidas, aunque debo reconocer que alguna sonrisilla ya me sonsacaron, y eso no es poco para una comedia que acaba de empezar.
No me atrevo a dar una valoración rotundamente negativa de 'Cheers', pero a estas alturas el mercado audiovisual es muy competitivo y la audiencia no está dispuesta a dar segundas oportunidades, como es mi caso, que pese a darme cuenta de que la serie de Resines puede ir a mejor con el paso del tiempo no seré yo quien se quede en ese acogedor bar un domingo más esperando a que la cosa mejore.
En resumidas cuentas, para que la serie funcione, a mi modo de ver, deberían deshacerse lo antes posible de las risas enlatadas (completamente demodé) o sino reducir el uso que se hace de éstas; moderar la aparición de Antonio Resines y dar más cancha a los secundarios; eliminar la cabecera de cabo a rabo, y como no, mantener la duración del espacio, 30 minutos es lo ideal para una sitcom, siempre y cuando no emitan doble episodio de estreno cada semana, porque sino es como si no hubieran hecho nada.
Vale, igual me he pasado con los cambios, y quizás dejaría de ser 'Cheers', pero es que sigo sin entender por qué han tenido que hacer una versión española de la serie. Al que le guste que la siga viendo, pero yo por el momento me salgo de la taberna.
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