(Contiene spoilers irrelevantes)
No es una serie de masas pero su primera temporada causó gran revuelo entre la crítica, y no solo la europea, ya que el éxito de '
Bron/Broen' traspasó fronteras llegando a hacerse una versión de la misma en Estados Unidos, y otra que se emite actualmente basada en la frontera que separa Francia y Reino Unido. La producción sueco-danesa ha terminado la emisión de su segunda temporada dejando muy buen sabor de boca entre el público, y es que el cuerpo de policía de Malmö y Cophenague
se ha superado este año.
Si la Saga Norén del principio nos tenía obnubilados, esta temporada sus toques de humor sin pretenderlo y su inusual comportamiento ha calado mucho más hondo. Saga se ha desnudado, y gracias a ello hemos podido descongelar parte de ese corazón que simula ser de piedra. Una relación sentimental (con muy poco de sentimiento) y un pasado marcado por la muerte de su hermana han dejado entrever que Saga es humana, aunque muchas veces lo pongamos en duda.
Martin Rhode es la otra mitad de 'Bron/Broen', tal vez no enganche tanto como el personaje Sofia Helin, pero el actor Kim Bodnia hace un trabajo de quitarse el sombrero, porque sin su presencia no podríamos haber conocido la otra cara de Saga, a la que nos hemos acercado este año. Martin tiene una gran carga dramática, no solo debe hacer frente a la reciente muerte de su hijo, también está dispuesto a acercarse al asesino que le ha arrebatado la felicidad, su misión es encontrar algo positivo tras los encuentros en la cárcel, pero hasta el último momento no llega al clímax.
No podemos obviar la trama protagonista de la segunda temporada, aquel barco encallado en medio del famoso puente que da nombre a la serie escandinava. Una larga lista de personajes episódicos o secundarios se convierten en sospechosos del último siniestro que vuelve a unir a los policías de las dos localidades vecinas. Un virus, una banda que protesta contra los destrozos naturales y motivos personales se mezclan en esta historia que engancha de principio a fin.
Una vez más no coincido con la resolución de la trama, si en la primera temporada todo era una treta para vengarse de Martin, esta vez la razón por la que ocurre todo tampoco termina de convencerme, pero merece la pena seguirla para conocer los límites de cada personaje. No obstante, a mi parecer han abusado incluyendo tantos secundarios, entre lo cuales hay varios que son prescindibles para el desarrollo del caso.
Los compañeros de Saga y Martin también han estado más presentes este año que el anterior, y es que las historias personales de estos personajes han ido creciendo a medida que avanzaba la serie, y ha sido un gustazo seguir de cerca los pasos de Pernille, Rasmus o Hans, el inspector que conoce a Saga mejor que nadie, y quien mejor sabe tratar con ella, después de Martin, por supuesto.
Para terminar, a pesar de tratarse de una serie policiaca, dentro del thriller los guionistas también manejan a las mil maravillas los líos amorosos de los protagonistas. Esta vez Mette y Martin han cedido espacio a la relación de Saga con Jakob, su nuevo novio al que no comprendo, ¿quién puede soportar las manías de esta chica? Porque como espectador es divertidísima, pero debe ser desquiciante en las relaciones cercanas. De todos modos, el desenlace de esta historia de amor y sexo desemboca en un nudo en la garganta provocado por la impotencia de Saga a la hora de fracasar en su intento de ser "normal".
Habrá quien se conforme con ver la versión estadounidense o británica de '
Bron/Broen', pero una vez vistas las dos temporadas de la original, solo puedo decir que si decidís prescindir de ella os estáis perdiendo algo formidable. Tened en cuenta que
se trata de series diferentes, que se desarrollan de manera distinta, y por el momento la sueca gana de calle a la versión yanqui.