(Contiene spoilers hasta el capítulo 6x08)
Netflix lanzó hace unas semanas los primeros capítulos de la etapa final de ‘
BoJack Horseman’.
Durante estos ocho capítulos hemos asistido a un cambio positivo del actor, sin perder la pista de los que han sido sus amigos durante más de cinco años de ficción.
La sexta temporada comienza con el ingreso voluntario de BoJack en una clínica de desintoxicación. Al caballo le cuesta dar este paso, pero a medida que transcurren los días y ve que los avances son reales, el protagonista termina rechazando la idea de salir de su zona de confort. Para BoJack es duro volver a su entorno, a su casa en la que ha librado tantas batallas, todas ellas con el alcohol de por medio, y al único trabajo que cree que puede hacer, rodeado nuevamente de vicios que no sabe si será capaz de rechazar.
Los miedos de BoJack se trasladan al espectador, que después de haber visto la evolución del caballo deseamos que se recupere completamente. Sin embargo, los guionistas tienen preparado otro drama para el protagonista, tras el final de la mitad de temporada queda claro que Horseman se va a tener que enfrentar otra vez a los errores de su pasado, algo que no le viene nada bien a su rehabilitación.
BoJack está debilitado, frágil, parece que cualquier tropiezo, por pequeño que sea, se va a convertir en el nuevo abismo que le llevará a la bebida y a la destrucción. Se intenta apoyar en sus amigos, pero cada uno ha avanzado en su vida y tienen otras preocupaciones y obligaciones. Esto le hace viajar hasta donde vive la que creía que era su hija, la leal HollyHock.
Cada loco con su tema
‘BoJack Horseman’ siempre se ha diferenciado por su estilo directo y desenfadado a la hora de narrar sus historias, sin perder un toque surrealista que no solo se deja ver en el físico de los curiosos personajes. Todd siempre ha sido el más excéntrico de todos, pero su evolución ha sido notable, tanto que este año ha mostrado su vena más sensible con la hija de Princess Carolyn.
La gata rosa está estresada en su nuevo papel de madre, mientras que no quiere frenar su ritmo de trabajo. Una paradoja cada vez más común en el mundo real, bien reflejado en la serie animada de Netflix. Me quedo con el segundo episodio de la actual temporada, en el que Princess Carolyn se multiplica para realizar todas las tareas, tanto las familiares como las laborales. Un dilema en el que se ven muchas mujeres cuando son madres, la lucha por mantener un equilibrio entre la vida personal y la profesional. Difícil, algo que ya sabíamos, pero digno de aplauso por cómo lo plantean en ‘BoJack Horseman’.
Por su parte, Diane se ha mudado a Chicago con su nueva pareja, sin olvidar aún a Peanutbutter. Él, en cambio, ha dado una nueva oportunidad a su relación con Pickles (Pepinillos), la perrita pesada que se ha convertido en una de las imprescindibles de la serie. Quiero que lo de Diane con el actor canino acabe bien, pero me daría mucha pena que Pepinillos (me hace más gracia su nombre en castellano) acabara sola y desamparada. Pensándolo bien, ninguna de ellas merece al lelo ególatra de Mr. Peanutbutter.
El 31 de enero de 2020 Netflix lanzará la remesa final de la serie, los ocho capítulos restantes de la sexta y última temporada. ‘BoJack Horseman’ comenzó como una serie de dibujos animados sin destacar, parecía que lo máximo que tenía por aportar era su rompedora imagen con animales actuando como personas, pero ha demostrado que es mucho más. A pesar de su último episodio, en el que prescinden del reparto principal, confío en que tengan algo grande preparado para los fans de la serie en su recta final definitiva.