Netflix estrenó a finales de 2018 la segunda tanda de la cuarta temporada de '
Black Mirror'.
Analizaré los tres primeros capítulos de esta hornada, que recuerdan a otros episodios ya emitidos de la serie británica. Charlie Brooker sigue arriesgando, nos traslada a distintas distopías en las que la tecnología se vuelve terrorífica.
1- La revolución del clon digital
En 'USS Callister' nos metemos en la piel de un aficionado a los videojuegos, pero este entretenimiento no es tal y como lo conocemos hoy en día. En 'Black Mirror' nos muestran una realidad en la que con el ADN de cualquier persona puedes hacer que el individuo se convierta en un clon virtual, y jugar con él como si fuese un personaje. Estos clones tienen vida propia, pero están atrapados en el juego al antojo de su "dueño" que en este episodio no es otro que el jefe de todos ellos, ninguneado en la vida real.
El jefe de la empresa en la que trabajan los clones digitales es un hombre aparentemente inocente, al que no tratan demasiado bien, incluso de apariencia débil. Su venganza se sirve en forma de videojuego, manejando a sus empleados, y enemigos, como le apetece. Todo se tuerce cuando los personajes digitales dan con la clave para comunicarse con el mundo real. Termina con un desenlace poco trabajado, demasiado atropellado para haber tenido 80 minutos de episodio.
2- La sobreprotección al extremo
En 'Arkangel' Rosemarie Dewitt es la protagonista. Una madre que decide experimentar con su hija, implantándole un chip en la cabeza, y así poder seguir todos sus pasos y ver todo lo que ella puede ver. Hoy en día hay aplicaciones que podrían llegar a esto, tal vez no tan extremas, pero sí que llevan integrado el seguimiento mediante la ubicación, algo que muchos padres no dudan en usar con sus hijos para saber dónde están en cada momento.
Cuando la pequeña entra en la adolescencia, la madre parece haber dejado el jueguecito, pero cuando le da por rescatarlo del desván se encuentra con cosas que preferiría no haber visto. Además, con Arkangel puede censurar ciertos aspectos de la vida, para no "dañar" a la pequeña, como la violencia, la sangre o al perro del vecino. Muchos padres hoy en día lo usarían, y el desenlace sería parecido al del capítulo de 'Black Mirror'. No podemos ponerle vallas al campo, ni tampoco podemos controlar al 100% a nuestros hijos. Censurar cosas tan naturales como la sangre o el sexo pueden acabar convirtiéndolo en un monstruo.
3- La mala conciencia no se puede borrar
'Crocodile' es un thriller que bebe claramente del nordic noir, de hecho está grabado en Islandia, y cuenta con unos paisajes que se convierten en lo mejor del episodio. La atmósfera es totalmente diferente al resto de episodios, y logra enganchar, aunque se aleja bastante de la idea que tenemos de 'Black Mirror', hasta que empieza a definirse después de media hora de episodio.
En este capítulo aprendemos que en un mundo distópico los recuerdos se podrían traducir en imágenes, mediante una pantalla de los años 80. Estos esfuerzos pueden jugarte una mala pasada si tienes algo que ocultar, como es el caso de la protagonista, que ha dejado varios cadáveres por el camino, y cada vez se le hace más difícil salir del paso. El manido chip vuelve a salir a relucir, algo de lo que ya están abusando en la serie británica. Los amantes del género slasher, con un serial killer como protagonista, estamos encantados, pero no representa a 'Black Mirror', y cuando lo hace no aporta nada nuevo.