Netflix rescató hace ya cinco años '
Arrested Development', comedia protagonizada por Jason Bateman y Jeffrey Tambor. El mes de mayo del presente año volvieron a dar una oportunidad a la serie, estrenando la quinta temporada, con la familia Bluth nuevamente a la carga.
Los propios responsables de la ficción reconocieron que la etapa anterior no estuvo bien planteada, centrando cada episodio en un personaje, contando la misma historia desde perspectivas diferentes.
El ingenio del equipo de guionistas de 'Arrested Development' es innegable, terminan encajando cada una de las piezas de la historia al detalle. Con un narrador cargado de ironía y unos personajes pintorescos, y muy surrealistas. Esto no ha sido suficiente para destacar en la primera mitad de la quinta temporada, compuesta por ocho episodios que recuerdan más a la soporífera cuarta etapa que a los primeros años de la sitcom, cuando se emitía en Fox.
Los Bluth siguen igual, usando la picaresca como modo de vida, y escabulléndose de todos los problemas que van sembrando. Michael no ha dejado de ser el hijo responsable, aunque en esta ocasión se le ha ido de las manos el trío amoroso del que forma parte junto a su hijo, espeluznante. Ambos están enamorados de la misma chica, pero a la vez los dos lo quieren dejar con ella, porque hay algo más bizarro todavía, George Michael Junior continúa colado por su prima, y es mutuo. El camino elegido por Mae tampoco tiene sentido y no encaja del todo con la historia, hacerse pasar por una anciana para aprovecharse de ciertas ventajas no tiene gracia, ella en general nunca la ha tenido.
Este y otros enredos familiares que nos han ido mostrando en los primeros ocho capítulos no han sido suficientes para mantener la atención y querer saber más sobre esta familia. La nostalgia se ha convertido en pereza, y todo parece forzado, desde los personajes hasta las historias que nos ofrecen, poniendo patas arriba la familia al completo y usando cualquier excusa para reunirles en una misma habitación y que salte la chispa.
La presencia de Gob se ha visto reducida, puede que sea por la apretada agenda del actor, Will Arnett es el protagonista de 'BoJack Horseman', y también pone voz en la última película de Lego, centrada en Batman. Otro al que han preferido dejar en segundo plano es a Tambor. El actor estuvo envuelto en la polémica por el supuesto acoso sexual hace menos de un año, y es por eso por lo que no volverá a 'Transparent'. Las denuncias por parte de varias mujeres no han sido un impedimento para poder verle en lo nuevo de 'Arrested Development', aunque tal vez por esos pleitos pendientes el veterano actor aparece en escena menos de lo habitual.
En esta primera mitad, Michael Bluth y su hijo son los que más minutos acaparan, y Lucille II es el nombre que más se repite. Esto no significa que Liza Minelli sea una de las protagonistas del show, pero la búsqueda de su personaje es incansable, y las veces que Michael pronuncia su nombre son incontables.
Por su parte, Portia Di Rossi sigue espléndida en su escueto papel como la hija fría y sofisticada de los Bluth, aunque cada vez más irreconocible físicamente. Ya no le une ningún vínculo sentimental con Tobías, pero los guionistas no podían dejar escapar a este gran personaje, reconvertido ahora en una caricatura de sí mismo, una pena. David Cross pasa a ser el payaso oficial de 'Arrested Development', disfrazándose cada dos por tres, como si fuera Mortadelo, un desperdicio de personaje, al igual que las tramas que han elegido para reunir a la familia un lustro después de su último desastre.