Angustia atrapada en 'El Jardín de Bronce'

Fabián Danubio es de esos personajes que permiten que vivas la historia como si tú mismo fueras el protagonista. Danubio es un padre coraje que lucha contra viento y marea para encontrar a su hija desaparecida. Su instinto le dice que Moira está viva, y hará lo posible por dar con ella, aunque tenga que pasar por encima de las fuerzas policiales.

Joaquín Furriel hace un trabajo espléndido en la serie de HBO Latinoamérica. La ficción es una adaptación de la obra homónima de Gustavo Malajovich. El espectador es testigo de cada paso y avance de Fabián, que lo deja todo por buscar a su pequeña, seguro de que estará retenida en algún lugar, dentro o fuera de Buenos Aires. Y es que la capital argentina también toma relevancia en 'El Jardín de Bronce', es un elemento imprescindible en esta historia.

No todo está en manos de Fabián Danubio, aunque gran parte de la trama recaiga sobre él. Hay un pilar fundamental en toda esta historia, César Doberti, un detective privado que quiere demostrarse a sí mismo que todavía tiene facultades para ejercer como tal. Pone todo su empeño en ayudar a Fabián, se convierten en un tándem excelente. Es una lástima que el destino de Doberti no sea afortunado, aunque deja tras su despedida a un nuevo Fabián, más independiente y con muchos más recursos que ha absorbido del ex agente.

Los que no están tan dispuestos a ayudar al padre de Moira son los policías que en principio se ocuparon del caso. Mueven sus hilos los primeros días, pero todo lo que pueden hacer le parece insuficiente a Fabián, por eso decide investigar por su cuenta, regalándonos momentos cargados de tensión. De hecho, cada paso en sus investigaciones son seguidos por todos nosotros, sin saltarse ni un ápice del engranaje, algo que se agradece porque todo toma sentido, y no usan tecnicismos o saltos surrealistas que descolocan al espectador.

La trama es hilada sin lagunas, sin perdernos entre tanta paja como pasa con otras ficciones del género. Los guionistas han hecho una gran labor, y los personajes también consiguen que permanezcas atento a su evolución, como es el caso de la Oficial Blanco, una mujer directa e inteligente, que también servirá de apoyo para el protagonista. Tal vez lo que menos me guste de ella en particular, y de 'El Jardín de Bronce' en general, es su affaire con Danubio, totalmente innecesario, a mí ver contamina la trama y la transforma en previsible.

El octavo y último episodio es apasionante. La primera mitad se centra en el desenlace de la lucha entre Fabián y el hombre al que ha estado buscando desde el inicio de la aventura. El protagonista consigue rescatar a su hija, pero en la segunda mitad nos damos cuenta, y él también, que tal vez no haya rescatado a la joven, sino todo lo contrario, la hace prisionera de su nueva vida, de la vida que Fabián ha estado soñando para su hija todo este tiempo.

Todo se tuerce más todavía cuando descubren que Moira no es su hija biológica, el raptor que se la llevó hasta la selva de Bolivia es realmente su padre. Fabián no encaja nada bien esta resolución, obvio, y concentra su rabia en su difunta esposa. Para más tarde encontrarse con un giro todavía más inesperado y mucho más sórdido. Iván Rauch, el villano que se llevó a la niña, es el hermano de Lila, mujer de Fabián. Iván nunca ha estado sano, y Lila siempre ha preferido esconder todo este tema a su marido por miedo a que su hermano reaparezca o la encuentre, como terminó sucediendo.

Todo encaja, y se podría decir que el final consigue ser feliz pese a todo lo que desvelan en los últimos minutos. Lo mejor es que podremos ser testigos de la continuación de Danubio, porque HBO ya prepara la segunda parte de la serie, mientras que el escritor Malajovich hará una secuela de la novela. Han confirmado que cada una de las historias seguirá una línea diferente, así que el Universo de 'El Jardín de Bronce' se multiplica, y yo estaré aquí para verlo, y comentarlo.

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