(Contiene spoilers)
Puede que las siete temporadas de '
American Horror Story' desvaríen en mayor o menor medida, es una regla no escrita para Ryan Murphy. En esta ocasión, que nos vendió una temporada sin magia ni ciencia ficción, algunos esperábamos más de él, una historia más cruda, más real. Empezó bien, pero pronto se torció, y de nuevo parecía que nos esperaba un giro como el del año pasado en 'Roanoke', pero nada.
'Cult' se tornó más bizarra e inverosímil, hasta su último episodio. Prescindible.
Por lo tanto, 'AHS: Cult' ha sido la temporada más irregular, y también la que más desvaría teniendo en cuenta cómo empezó, y en qué estado termina la serie. Todos caen en las garras de esa secta liderada por un brillante Evan Peters (Kai). Este hombre tiene una especie de bipolaridad, tan pronto es un machista repugnante como se arrima a la mujer más radical de la historia para acabar con otros hombres. Un sinsentido que de saberlo antes no lo sigo hasta el final.
La única que parecía tener dos dedos de frente era Ally, traicionada también por su esposa, y todo su entorno. El colmo es que ella misma termina formando parte de esa secta, como decía, no se salva ninguno. Ni siquiera me sirve que Ally lo haga para vengarse, y luego rematar la faena como se ve en el episodio final. Da la sensación de que Murphy hace por hacer, según la marcha, y no todo vale.
¿Dónde está el terror?
'AHS: Cult' no ha sido nada terrorífica, no falta la casquería barata y la sangre a borbotones, pero miedo no produce. Tal vez en los primeros capítulos, cuando pensábamos que Ally tenía alucinaciones, o que un grupo de locos la acosaba vestidos de payasos y otras rarezas, puede que en ese momento sintiéramos algo de angustia, si lográbamos meternos en su papel. Eso también era complicado, porque esta vez a Sarah Paulson le ha tocado un personaje irritante, llorando y gritando media temporada, y mostrándose impasible y por encima de todos en la segunda mitad. Eso sí, Paulson siempre espléndida.
El guiño a Twisty ha sido lo mejor de la temporada, aquel payaso sí que producía terror. Y es mucho decir, que lo mejor de 'Cult' haya tenido que ser rescatado de una de las más mediocres temporadas, la del circo de los horrores. Kai ha sido un buen personaje, infundía algo de terror, pero no lo suficiente para tratarse de una serie que lleva como título "horror story".
La esencia de la trama se diluye
Empezó con buen pie, las elecciones en Estados Unidos en el punto de mira, un enfoque diferente. En la recta final no queda nada de eso, ni las reivindicaciones de Ally, ni el fanatismo por Trump, todo eso se reduce a una anécdota que sirvió para confundir al público y rellenar unos cuantos minutos más a una historia que no se sostiene, y podría haberse quedado en una miniserie de doble capítulo.
Los cultos y las sectas están muy trilladas en la pequeña y gran pantalla, quizás nunca lo hayan llevado tan al extremo, porque Kai conseguía llevar a su terreno a cualquiera: policías, amas de casa, presidiarios, familiares, enemigos y un largo etcétera, entre los que hay muchos que no recuerdo, como aquellos vecinos que prometían mucho y quedaron en nada.
Todos los personajes se dejan arrastrar por el maquiavélico líder, por eso pierde gracia todo el guion, hasta que llega el giro final, no tan inesperado como planteaban. Ally es la que está por encima de todos, se sale con la suya y logra vengarse. Me ha dejado frío, no es la peor temporada porque hay otras muy malas, pero a estas alturas y después de la brillante 'Roanoke', me deja con ganas de finiquitar 'American Horror Story'. Por mí que cierren ya el incansable chiringuito de Ryan Murphy.