'Alguien Tiene que Morir': Tres entregas, de menos a más

El nuevo proyecto que vuelve a unir a Netflix y Manolo Caro es 'Alguien Tiene que Morir', una miniserie de tres capítulos que se centra en la época del franquismo. Retrocedemos hasta el año 1950 para sufrir con la historia de Gabino Falcón, un joven que lleva años viviendo en México, gracias a los privilegios de su familia, que le ha permitido formarse lejos del Régimen de Franco, el que su familia paterna apoya y ensalza.

El caso es que Gabino ya no es el niño de antes, en México ha podido conocer un mundo diferente, envolverse en ambientes impensables en la España de la época. Gabino regresa a su patria acompañado de Lázaro, un bailarín mexicano que llama la atención de la familia, y de los círculos más cercanos y tradicionales. Pronto se disparan las sospechas sobre la homosexualidad de los dos chicos, poniendo especial énfasis en la de Gabino, que proviene de una estirpe conservadora.

Los Falcón están abanderados por Amparo (Carmen Maura), la abuela del chico, con un pasado oscuro que intenta ocultar por encima de todo. Amparo cree tener todo bajo control, incluso está deseosa de que su nieto se case con una chica "de bien", como Cayetana Aldama. Los planes de Gabino no pasan por el altar, y eso enfurece a la abuela, que demuestra que su ideología está muy por encima del amor a la familia, o del amor en general.

El contrapunto en esa familia lo pone Mina, una madre de mente abierta, cansada de vivir encadenada en esa casa de cristal, siempre bajo la atenta mirada de Amparo. El aire fresco que aporta Gabino con su llegada embriaga a Mina, que empieza a soñar con una vida diferente, una vida feliz lejos de la dictadura que vive el país en general y su hogar en particular.

'Alguien Tiene que Morir' está compuesta por tan solo tres episodios de 50 minutos, que juntos podrían convertirse en una película de dos horas y media. Tanto la premisa que presenta Caro como los personajes tan bien escritos podrían dar para protagonizar una serie más extensa, aunque probablemente perdería la frescura de estas tres partes. Además, goza de un final de escándalo.

He de confesar que el primer capítulo me pareció flojo, podría ser pasable si fuera necesaria una presentación pausada, pero no creo que sea el caso. Tardan demasiado en ponernos en situación, pero una vez puestas las cartas sobre la mesa, todo fluye de maravilla. El nudo de la historia te mete dentro de la cabeza de cada uno de los personajes, a los que parece que conozcas desde hace varias temporadas. Y lo mejor se lo guardan para el final, con una Carmen Maura inmensa y una escena en el bosque que quita el hipo.

Manolo Caro ha demostrado que vale para mucho más que 'La Casa de las Flores', serie que le ha lanzado a la popularidad. La primera temporada de aquella comedia fue brillante, pero no tardó en desinflarse a partir del segundo año. Esta vez ha ido sobre seguro, contándonos una historia que no falla, fácil de seguir, con unos peones irresistibles, interpretados por actores y actrices que nunca decepcionan. Junto a Maura encontramos a una irreconocible (por su acento) Cecilia Suárez, Ernesto Alterio o los jóvenes de moda Ester Expósito y Carlos Cuevas.

'Alguien Tiene que Morir' es un drama que funciona muy bien, con un ritmo que se dispara a partir de la segunda mitad. Si me preguntan si me gustaría verlo convertido en serie diría que no, fue bonito mientras duró. No obstante, no dudo de que el resultado podría ser más potable que muchas de las ficciones que encontramos últimamente en el catálogo de Netflix.

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