'AHS: Roanoke', una esperanza para salvar la serie que dábamos por perdida

Los diez episodios que componen la sexta temporada de 'American Horror Story' son de lo más bizarro que se ha visto en una serie de televisión. No sé hasta qué punto eso es malo, o bueno, pero de lo que me ha convencido esta vez Ryan Murphy es de que puede haber vida después de la esperpéntica quinta temporada, 'Hotel'.

El equipo de 'AHS' ha apostado por un batiburrillo de formatos que tienen algo en común: el directo. No soy nada fanático de las películas grabadas con cámara en mano, por eso uno de los tropiezos más importantes de esta temporada es el episodio en el que aparece Taissa Farmiga, y no sólo porque aparezca la inexpresiva actriz, sino porque es horrible estar viendo durante 40 minutos una cámara tambaleándose, donde lo único que quedó claro es que había muchas visceras y sangre.

Restando el mencionado episodio, todo lo demás de 'AHS: Roanoke' está muy por encima del resto de temporadas. De hecho, es uno de los mejores estrenos de lo que va de año, al menos entre los que he tenido la ocasión de ver. Se han arriesgado, dando un giro brutal a partir del sexto episodio, y manteniendo la tensión en los cinco primeros. El reparto ha sido muy coral en la segunda mitad, mientras que al principio todos pensábamos que había dos protagonistas diferenciados, la pareja que interpretaba al matrimonio que vivió un infierno en la América profunda.

Las imágenes de canibalismo, con esa madre sin escrúpulos a la cabeza, fueron las más impactantes. Lee consiguió salir de aquel infierno, pero le esperaba algo casi peor, fue poseída por La Carnicera, y se cargó a parte del elenco que protagonizó "My Roanoke Nightmare". Hablando de La Carnicera, no puedo pasar por alto el gran trabajo de Kathy Bates, un personaje corto, pero con muchísimos matices, y no hablo del personaje que interpreta en la docuserie, sino de Agnes, la actriz loca de atar que está dispuesta a todo con tal de seguir en el candelero.

Sarah Paulson también está brillante, como de costumbre, aunque caía mucho mejor en la piel de Shelby que en la de la egocéntrica Audrey, una actriz británica muy altiva. Paulson no sólo se ha centrado en esos dos personajes, en la season finale Ryan Murphy tenía una sorpresa para todos los fans de la serie, y siguió retroalimentando el formato con la aparición de Lana Winters ('Asylum'), uno de los personajes más queridos de la saga.

En ese capítulo final se mezclan varios formatos de telerrealidad, a la primera docuserie se le sumó después el reality show grabado en la misma "casa encantada" con los verdaderos protagonistas de la historia, pero una vez terminada la pesadilla, y con Lee como única superviviente, los especiales continuaron. Entrevistas, documentales, juicios en directo y series a lo 'Making a Murderer' desfilan por la season finale, con un capítulo que cierra de forma aceptable una buena temporada.

El desenlace no es para tirar cohetes, pero no podemos esperar más de 'American Horror Story', que no suele cerrar varias tramas. En este caso, queda en el aire el papel de Lady Gaga, su objetivo, su origen y otros muchos otros detalles. El Universo Roanoke queda relegado a un segundo plano en el capítulo final, la protagonista absoluta es Lee, y con ella termina la serie, como no podía ser de otra manera, muriendo quemada en aquella casa, y salvando a su hija. Todos mueren, así de rotundo es el creador de la serie.

Ojalá la séptima temporada sea tan inquietante como esta, innovando con personajes, historias y un formato no visto hasta ahora en 'AHS'. El reparto habitual ha tenido un seguimiento irregular, algunos de ellos apenas han aparecido, como la mencionada Lady Gaga o la gran Frances O'Connor Conroy, pero los seis protagonistas se han repartido de manera equitativa sus apariciones, y lo han solventado de manera eficaz. Un punto entero para Murphy y su equipo, que nos devuelve la esperanza, perdida desde la segunda temporada de la ficción.

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