(Contiene spoilers del final)
Tres temporadas y 14 episodios nos ha durado la compañía de 'Luther' en la BBC, el canal británico ha finiquitado una de sus ficciones más aclamadas en los últimos tiempos dejando con sabor agridulce a la audiencia, o al menos en mi paladar ha quedado más latente el sabor agrío que el dulce. Los cuatro últimos capítulos no han hecho justicia en una serie que empezó pisando fuerte y se ha ido desinflando hasta convertirse en un drama policiaco más.
Son muchos los factores y características que distinguen a 'Luther' del resto de series del género, doy cuenta de ello en un
artículo que escribí meses atrás, pero los guionistas se han ido desprendiendo de todo lo que le hacía especial,
sosteniéndose solo gracias a Idris Elba, que ha demostrado estar a la altura de un personaje grande como John Luther.
Probablemente la ausencia del otro pilar de la ficción haya hecho mella en 'Luther', Alice Morgan aparece en las últimas escenas para devolvernos la fé en la serie de la BBC, pero ni siquiera el imán de Ruth Wilson convence en la etapa final. La manera en la que entra y sale de la ficción resta credibilidad a la historia, escabulléndose de la autoridad con impunidad y facilidad, algo difícil de digerir, por muy superwoman que sea nuestra querida Alice.
Tampoco encaja con lo que nos vendieron en un principio el enchochamiento del protagonista por una rubia que conoce de cuatro días, pensé que se trataría de una infiltrada para sacar información al grandullón, pero me decepcionó comprobar que era un simple rollo del detective. No surtió efecto la tensión que intentaron mostrar con el poli malo que va detrás de Luther, intentando culpar al protagonista de cualquier asesinato que se precie, sin ton ni son. Es más, tan siquiera me emocionó la muerte de un personaje clave en la serie, Justin Ripley.
Respecto a los casos procedimentales, 'Luther' sigue la estela de la segunda temporada, mostrando un caso cada dos episodios, lástima que los asesinos en serie de esta etapa final no tuvieran el carisma o gancho de los anteriores. Los perfiles de los terroristas estaban completamente desdibujados, no había manera de acercarse a su mente o de tenerlos miedo, mientras que en las primeras temporadas cada escena de persecución se volvía tensa y con una resolución sorprendente, algo de lo que ha carecido en la recta final.
Lamentándolo mucho, ni Elba ni Wilson han podido salvar una temporada mediocre. El listón de la serie ha bajado de manera fulminante, sin dar tregua al espectador, que esperaba con muchas ganas lo nuevo, y último, del detective más humano de la televisión. Me quedo con la primera temporada, aunque la segunda se salva con creces, quedando este final a años luz de lo que será mi recuerdo sobre 'Luther'.