'Mujeres Desesperadas' no pierde en su despedida la mezcla de humor y melancolía

Es complicado empezar a hablar sobre el final de una serie que ha marcado tanto, y a tantos. 'Mujeres Desesperadas' nos ha acompañado durante ocho años, y sus seguidores hemos sido cómplices de cada secreto, misterio o mentira que acontecía en Wisteria Lane. Año tras año hemos ido conociendo más a las protagonistas de la serie de ABC.

La última temporada ha dejado un gusto agridulce, aunque el último capítulo ha sido tan frenético y han ocurrido tantas cosas que podemos darnos con un canto en los dientes. Muchas de las tramas se han resuelto de una manera previsible, como la relación sentimentl entre Lynette y Tom o el juicio de Bree, del que ya se preveía que saldría airosa, y con novio incluido.

El humor ha tomado parte en 'Mujeres Desesperadas' desde el inicio, de una manera sutil y encubierta, pero grandes frases de Gabrielle, situaciones en las que se ha visto envuelta Susan o el carácter de Renée han sido puntos clave para echarnos unas risas viendo este drama. Porque la serie de Marc Cherry no deja de ser un drama, momentos tristes y melancólicos también han sido importantes en la season finale. Capítulos atrás el heroico Mike Delfino perdía la vida ante los ojos de su mujer, y en los últimos minutos de la ficción era Karen McCluskey quien se despedía para siempre de Wisteria Lane, de una forma épica y memorable, salvando el culo a las desesperadas.

La muerte de Karen contrarresta con el nacimiento del hijo de Julie y Porter, otro punto previsible en este final. Lo mejor del parto fue ver a Gaby y Renée en todo su esplendor, con ese egoísmo que tanto caracteriza a ambas y que tantos buenos momentos nos ha hecho pasar. Susan no se queda corta, no duda en robar la limusina de la boda de su amiga y dirigirse hacia el hospital, evitando así que su nieta nazca en la parte trasera de un vehículo.

Finalmente la familia de Susan (o lo que queda de ella) deja atrás Fairview para criar a la recién nacida en otro hogar, pero antes de dejar atrás su pasado la protagonista decide dar una última vuelta a la manzana. En ese último viaje vemos a todos los personajes (nos falta alguno, sobre todo la inolvidable Edie Britt) que han muerto en el barrio residencial, y por desgracia no son pocos. Acabando el periplo por ese cementerio peculiar con la magnífica Mary Alice, mítica en 'Mujeres Desesperadas', no podía faltar en este desenlace. También es reseñable el guiño que se le hace al principio del capítulo, en el que se ve su primera conversación con la cotilla Martha Huber.

Cambiando de tercio, los Scavo por fin vuelven a ser felices, el matrimonio más sólido de la serie se reúne. La vuelta de Katherine a Wisteria Lane ha servido para algo más de lo que a priori parecía que iba a servir, la pelirroja se lleva a Lynette a Nueva York para trabajar en la empresa que tiene montada allí. En los últimos flashforward somos testigos del futuro de las chicas, y en el caso de Lynette no podía ser menos, rodeada de niños, sus nietos.

Al final cada una será feliz haciendo lo que más les gusta, Gaby abre una tienda de ropa con su propia marca y Bree es líder de un partido conservador en Kentucky. Apuesto a que lejos de Fairview sus sueños se harán realidad, pero hay uno que no van a conseguir, reunirse con sus verdaderas amigas. Ese momento melancólico en el que Mary Alice narra que las chicas no volverán a juntarse para jugar al póker es desesperanzador.

No obstante, eso no significa que sin ellas Wisteria Lane vaya a dejar de existir, en ese lugar seguirán los misterios, algunos que llegan y otros que perduran o resurgen. Claro ejemplo de ello es ese final en el que una joven se instala en la casa de los Delfino. A pesar de los tropiezos de estas últimas temporadas, con algún que otro capítulo o trama prescindible, el final ha sido redondo para una serie que merecía salir por todo lo alto.

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