Cosas de la tele by Vicky

Cada día me gusta más "Comando actualidad". De vez en cuando te sorprenden con reportajes muy curiosos, sobre gente cada día más curiosa. Es un calco de "Callejeros", es cierto. Pero es que si te gusta uno, te va a gustar el otro.

Al primer reportaje que se emitió anoche, y que era de estreno, lo titularon "Permanezcan en sus asientos", así que prometía bastante; en él tres reporteros del programa nos enseñaron curiosidades sobre el Aeropuerto de Barajas.

Hablaron de cosas muy típicas, de las que, si habéis pasado alguna vez por Barajas, de cada tres de ellas por lo menos habréis visto dos. El reportaje arrancaba con una de las reporteras viajando en el coche con un azafato (que también existen) de Easy Jet que se dirigía al aeropuerto para embarcar en un vuelo de ida y vuelta a Edimburgo. Por el camino recogió a una de sus compañeras, la cual por cierto no cumplía el típico estereotipo de la azafata alta, rubia, delgada y tontuca, que mal pensamos muchas veces. Ésta era bajita, rellenita, morena, pelo corto y gafas. Y además de lista era muy simpática. Nos enseñaron cómo es su jornada desde que llegan a fichar; cómo es su trabajo en el avión, y cómo recogen todo para prepararse de cara al vuelo de regreso. Ayer descubrí que los azafatos de estos aviones de bajo coste trabajan a comisión. Vamos, que cuanta más comida y bebida nos vendan, más rentable es el vuelo, y por tanto más van a cobrar.

Después del vuelo, otro reportero nos enseño cómo trabaja la policía del aeropuerto de cara a los pasajeros que llegan de lugares conflictivos, como los países sudamericanos (sin ánimo de ofender a nadie, pero era de donde llegaban los vuelos). Vimos como son los protocolos cuando los viajeros aterrizan con pasaportes falsos, o con bultos sopechosos en sus maletas que al final resultan ser paquetes de cocaina. Había una pasajera que llevaba la coca camuflada en unas botellas de vino. Lo más gracioso era ver las excusas tan tontas que ponen. Salió uno que le contaba al polícía cómo le habían cacheado en el aeropuerto de Chile (creo recordar que era Chile) y que la policía de este lugar le había hecho hasta tararear nuestro himno para demostrar que era español. Por cierto, ayer me enteré que en Barajas hay policías de paisano vigilando a los carteristas, a la vez que lo hacen por las cámaras de seguridad que hay instaladas por todo el recinto. Está bien saberlo, porque te meten la mano en el bolso y ni te enteras.

Vimos también pequeñas pinceladas de situaciones cotidianas del aeropuerto, como los típicos chavales que se pasan la noche durmiendo en la sala de espera esperando a coger su vuelo low-cost a las 6 de la mañana, con tal de evitar tener que pagar más dinero por dormir en un hotel. Había un señor que viajaba a Tailandia y como tenía el pasaporte próximo a caducar tuvo que darse una carrera de una terminal a otra, a la T-4 concretamente, que es donde está la comisaría, para poder renovarlo en el acto y poder embarcarse. Vimos a un pobre chico de Canarias que se había quedado literlamente tirado; iba Italia y el día anterior le habían robado la cartera con el DNI y todas sus tarjetas de crédito, lo cuál suponía no poder embarcar tampoco porque muchas compañías aéreas la única alternativa que te dan cuando viajas es que lo hagas con el pasaporte en vigor, en el caso de haber extraviado el DNI. Vimos a familiares recogiendo a los que llegaban de viaje, e incluso vimos a los indigentes que viven las 24 horas en el aeropuerto.

Salió David Meca, para mi gusto muy tonto, entrando en la sala VIP del aeropuerto. Dijo que como la sala VIP tiene duchas él, cuando volvía de Los Ángeles, se duchaba para estar presentable cuando llegase a casa. Eso después de dejar bien claras dos cosas, que el iba mucho a Los Ángeles porque tenía pasaporte americano, y que él no siempre se pagaba los vuelos en clase preferente. Como digo, me pareció un tonto. Yo cuando llego de viaje me ducho en mi casa, y depués de tantas horas, lo primero que hago es meterme en la cama; lo que menos me preocupa es estar presentable. Después de que uno de los reporteros se encontrara con un Fernando Romay apurado por llegar a su vuelo con destino Bilbao, la última parte del reportaje nos mostró el trabajo de los pilotos de Iberia, entre los que por supuesto, y para que Bibiana no se enfade, había una mujer, muy jovencita por cierto.

Conclusión de toda esta parrafada: que ayer "Comando actualidad" me gustó bastante. Estuvo entretenido y ameno. Y curiosísimo también. Y tuvo buena audiencia, muy merecida. Si tenéis un rato os recomiendo que entréis a la Web de TVE y o veáis el primer reportaje de ayer. No defrauda.

Seguro que en vuestro barrio, universidad, instituto, lugar de trabajo o zona de marcha hay un sitio al que siempre vais a tomaros una cervecita, un café, o simplemente a ver el partido del domingo. Pasaréis por muchos más, pero ese siempre está en vuestra ruta. Es un santuario para vosotros y para muchos de vuestros amigos y conocidos. ¿Dónde quedamos? Pues en el de siempre. Es muy probable que el camarero de turno ya os conozca más que de sobra. Es más, seguro que os ve entrar por la puerta y cuando se da cuenta de quiénes sois ya sabe que váis a pedir y os hace la pregunta típica "¿lo de siempre, fulanito?" Y vosotros le respondéis "sí, claro, menganito, lo de siempre". La conversación que le sigue para romper el hielo siempre suele ser igual; en la mayoría de los casos, o se habla del tiempo, o del penalti injusto en el último minuto.

Una gran parte de las series que vemos todos los días en la tele también tienen como punto de encuentro un bar, cafetería, taberna, pub. Hay algunos que incluso son la seña de identidad de cada una de ellas. Sabemos sus nombres y a lo que van allí sus protagonistas. El camarero suele formar parte del reparto; es imprescindible que muchas veces entable conversación con los personajes principales, ahí es donde suele estar la gracia. Algunos incluso son imprescindibles en la serie. Vamos a recordar unos cuantos, varios de los que una recuerda con más cariño.

Al césar lo que es del césar, ayer "El Hormiguero" me encantó. He dicho muchas veces que Pablo Motos anda últimamente bastante insoportable. Bueno quizás insoportable es una palabra demasiado exagerada, pero es verdad que a veces da la impresión de que el éxito del programa se le ha subido un poco a la cabeza y cuando quiere ser más protagonista que el invitado de turno, pues no hay quien le aguante. A veces no se por qué sigo viéndolo, pero es que a esas horas no hay otra cosa que me guste, así que si tengo que elegir entre Motos, Risto Mejide, o Wyoming, pues prefiero soportar un poco al pelirrojo. Con Wyoming la verdad es que me aburro, y Risto Mejide me supera. De la opción que me da Antena 3 ya mejor ni hablemos.

Hay ocasiones en las que se pasan por el plató invitados a los que hay que sacarles la información con sacacorchos. Son demasiado tímidos y es muy difícil conseguir que participen de las bromas de Pablo y compañía. Cuando no se puede pues no se puede, y muchas veces no se dan cuenta de ello. No hay más que ver las diferencias de carácter de Will Smith o Hugh Jackman que estuvieron muy participativos, con las desastrosas apariciones de los protagonistas de "Perdidos", que los pobres no sabían ni donde colocarse Se les notaba muy retraídos, y ahí no se supo sacar partido a una charla que prometía ser interesante.

Y cuando el invitado tiene en su cuerpo la misma guasa que Pablo Motos, como ayer era el caso de Joaquín, jugador del Valencia, pues te acabas riendo bastante. Ahí llegó él, con esa sinmpatía que le ha caracterizado siempre, a contarnos que para vacilar una vez en un avión, se fue al baño y disfrazó de submarinista, con aletas y todo; el equipo viajaba hasta Madeira y toda la prensa había dado mucho la tabarra con que la pista del aeropuerto de la isla empezaba y acababa en el mar, lo que hacía que el aterrizaje fuese un poco complicado. O cuando contó que Lopera le mandó una vez a Albacete, para meterle presión cuando estaba a punto de fichar por el Valencia, y se perdió por el camino. Cómo bien dijo "por lo menos me regalaron un jamón y un queso que mi hermano pudo vender en el bar". Estuvo genial. Con la entrevista, con los experimentos de Flippy, con el efecto mariposa de Marron, y hasta con las frases de niños. Un fiera este Joaquín.

Felicidades a la gente de "El hormiguero" cuando tuvo la feliz idea de invitar a este futbolista al programa. A veces meten la pata y el visitante es un hueso duro de roer, y en otras ocasiones Pablo Motos se pasa de guasón y graciosillo y te rayas un poco. Pero ayer no se sabía quien era mas gracioso de los dos, así que el programa quedó bastante divertido.

AQUI tenéis un video de la visita de ayer.

Por cierto, creo que el jueves el programa recibe a Los Morancos. Puede ser otra noche cuando menos interesante.

La otra tarde estaba viendo en la TDT una reposición de aquella gran serie llamada "7 vidas", y cuando he vuelto a ver a Gonzalo de Castro con sus neuras tan divertidas, y tomándose una viagra para "cumplirle" a su mujer en su aniversario de bodas, he caído en la cuenta de la gran cantidad de secundarios de lujo a los que a veces no prestamos mucha atención, esos sin los que cada una de las historias que vemos no serían las mismas. Los guionistas se pasan meses maquinando las características de un nuevo personaje a medida de la estrella de turno, y hay veces que lo hacen sin prestar atención a ese actor que llega para completar el elenco y ponerle la guinda al pastel, o que simplemente tiene una pequeña aparición de vez en cuando pero que acaba quedándose para siempre. Son actores que llevan mucho tiempo de un lado para otro trabajando sin parar y no son demasiado conocidos por el público, o gente que empieza en este mundillo y que da mil vueltas hasta que llega la primera oportunidad. En cualquiera de los dos casos, se topan de repente con el papel de su vida, ese que les hace llegar a las masas de golpe y porrazo. Poco a poco se van metiendo en la piel de quien representan, y algunos lo consiguen hacer tan suyo que si los quitas de en medio la serie perdería gran parte de su gracia.

Aunque suena fatal, ya casi podemos decir que Concha Velasco es septuagenaria, ni más ni menos. Pero la miras y no le echas muchos años. Si alguien te dice que tiene apenas 60, o incluso 55, te lo puedes creer fácilmente. Este es uno de los ejemplos en los que hay fijarse para saber madurar y asumir la edad que uno tiene. Porque Concha lo dice tranquilamente; el próximo día 29 cumplirá los 70. Dudo mucho que haya pasado por el quirófano, y si lo ha hecho me vais a permitir que crea que no se le nota. Nada en absoluto. Lo que se haya hecho, si es que ha sido así, se lo han hecho muy bien. Hoy en día ves a tantas actrices, presentadoras y restantes miembros de la fauna social que te mueres del susto. O están acartonadas completamente o se han cuidado tan poco que una mano de chapa y pintura no les vendría mal. Algunas están tan operadas y abusan tanto del Photoshop que resultan demasiado artificiales y hasta causan un poco de repelús. Afortunadamente Concha se ha cuidado, y lo ha hecho tan bien que está a punto de llegar a los 70 y está estupenda. Hace unas semanas la vi en el programa de Juan Ramón Lucas y me di cuenta que Concha aparentaba 15 años menos que las dos últimas mujeres a las que ha interpretado en la pequeña pantalla.

La trayectoria de esta mujer en el teatro, el cine y la televisión es extensísima. Su primer gran éxito a nivel popular podemos decir que fue aquella bonita película del año 58 llamada "Las chicas de la cruz roja", al lado del estupendo Tony Leblanc, Arturo Fernández o Jesús Puente, por citar a algunos de los más conocidos. Cuántas veces habremos visto en "Cine de barrio" a estas chicas recorriendo las calles de Madrid en el día de la banderita. Deliciosa. Tiempo después llegaría "Historias de la Televisión" que es una película muy poco conocida por el título o por el argumento. Lo es porque en ella Concha interpreta "La chica yeyé", una canción que todos hemos tarareado alguna vez y que habremos bailado en todas las bodas y verbenas a las que hemos ido. Conchita Velasco siempre será nuestra chica yeyé.

Si hay un programa de televisión que ha marcado la infancia de cientos de niños alrededor del mundo ese es sin duda "Barrio Sésamo". Ayer, 10 de noviembre, se cumplieron cuarenta años desde su primera emisión en Estados Unidos. Parece que fue ayer cuando muchos de nosotros salíamos del cole y merendábamos a toda pastilla para ver las aventuras de Espinete y Don Pimpón, personajes españoles que acompañaban las historietas que nos contaban La Rana Gustavo, Coco, Triqui, el monstruo de las galletas, o los inseparables Epi y Blas.

Este programa de tanto éxito internacional buscaba entretener y educar al mismo tiempo a través de las aventuras de una serie de marionetas bautizadas como "Los teleñecos". Todos nos sabemos de memoria aquellas frases de Coco enseñando la diferencia entre "arriba" y "abajo", o entre "aquí" y "allí", o cuando se convertía en "Supercoco", la versión infantil de "Superman" que no sabía bajar del aire sin darse un trompazo. ¿Y Epi y Blas? El maduro Blas siempre intentando convencer sin éxito al travieso Epi de que sus ideas eran muy descabelladas. La Rana Gustavo era el líder de todos "Los Teleñecos", el novio de la cerdita Peggy y como él mismo nos decía, era "el reportero más dicharachero de Barrio Sésamo". No me puedo olvidar del singular Triqui o del Conde Draco, el primero siempre pensando en sus galletas y el segundo enseñándonos nociones de matemáticas. Si darnos cuenta lo mismo aprendíamos a lavarnos los dientes que a contar desde uno hasta diez.

Estos personajes tan curiosos aterrizaban en España allá por el año 76 dentro de "Un globo, dos globos, tres globos" y doblando al castellano la versión original, pero como la cosa no pareció funcionar demasiado bien, se optó por hacer una adaptación a la española del programa, llegando a nuestras vidas La Gallina Caponata y el Caracol Perezgil, que estuvieron dos años en antena. Hasta que allá por el año 83, cuando la que escribe tenía ya sus añitos, conocimos a Espinete, a Don Pimpón, a Chema el panadero, a Julián el que vendía las chuches o Matilde y Antonio, los dueños de la horchatería que tenían dos hijos, Roberto y Ruth. Pero con el permiso de Don Pimpón, el protagonista de nuestro Barrio Sésamo era Espinete.

Espinete era un erizo rosa, que vivía en una caseta de color verde y que tenía un carácter muy infantil y desenfadado. Nos gustaba verle en un montón de situaciones divertidas con todos sus amigos. Curiosamente, el muñeco había sido diseñado para la versión israelí del programa, pero esta se fue al traste y acabamos adoptándolo nosotros. Y nos llegó al corazón muy rápido. Hasta que un buen día alguna mente macabra de TVE decidió que la programación infantil de España necesitaba un repaso y Espinete fue sustituido por "Los mundos de Yupi". Uno de los grandes errores de los directivos, que nos quitaron de un plumazo a nuestro mejor amigo de las tardes.

Ahora que han pasado tantos años desde que nacieron estos personajes, TVE debería rendirles un homenaje como se merecen. Me gustaría recordar de nuevo aquellas imágenes que adornaron mi infancia. De momento nos tendremos que conformar con los videos que abundan por la red. A los nostálgicos os dejo unos cuantos.

Había momentos en los que el pobre de Juanma Castaño se desesperaba con él, y con razón. Ayer por la tarde se emitió una edición especial de "Password", del que ya os hablé hace poco, con motivo del cuarto aniversario de Cuatro. Para ello contó con la presencia de caras conocidas para concursar y se tiró de un vocabulario fácil para jugar con las palabras, principalmente relacionadas con los programas y personajes de la cadena. Bueno fácil para algunos, porque el pobre Manolo Lama andaba un poco despistado, o eso parecía según el momento.

Lama hizo pareja con su amigo Juanma y éste, que ya ha participado en el programa más veces y que parece que lo controla mejor que su compañero, pues no sabía donde meterse. Entre lo bien que se lo pasaron ellos y la línea habitual de Luján para "motivar" a los concursantes, pues quedó una de las ediciones más divertidas que yo recuerde de "Password".

Lo mejor del vídeo está al principio, pero voy a destacar tres momentos muy divertidos con el que ayer me reí un motón:

1-Manolo se confunde y en lugar de decir "siguiente" para pasar, va y suelta "pasapalabra" ¡y se quedó tan ancho! Al final el pobre lo arregla utilizando "password".

2- En una de las confusiones de Lama, el pobre Juanma le dice varias veces a la presentadora "¡si es que es corto!"

3-Pero sin duda el mejor momento fue uno en el que Lama tenía como password a "Carreño" y va tan tranquilo y dice "tontín" para definirlo. Entonces va Juanma y para adivinarlo le responde "Juanma". Pero cuando Luján le pregunta a Manolo si llaman "tontín" al pobre de Manu Carreño coge Lama y responde "no, le llamamos tonto que es mucho peor". Lo que me pude llegar a reír con ellos. El momento lo podéis ver aquí. Divertidísimo.

Mirad que Manolo Lama a veces me saca de mis casillas, sobretodo cuando intenta tener siempre la razón y quiere decir la última palabra, pero es que ayer estuvo sembrado. Bueno, lo estuvieron los dos, Juanma y él. Enhorabuena por haber contado con ambos para el especial. Una buena elección.

Qué poquito he visto hablar de programas de La 2 en los blogs de FTV, pero que grandes programas y series te encuentras de vez en cuando. Por eso hoy voy a dedicarle unas pocas líneas a una serie que he descubierto hace poco y que me tiene absorta. Hoy esta entrada va dedicada a esa genial serie llamada "Dos hombres y medio".

Por lo pronto, no sabía que la serie lleva ya la friolera de siete temporadas en antena y que su protagonista, Charlie Sheen, es ahora mismo el actor mejor pagado de la televisión estadounidense. 875.000 dólares por capítulo, además del pico que debe llevarse como propietario de una parte de los derechos de la misma. Me sorprende que en la lista de los mejor pagados, de donde he sacado esta información, y que podéis ver AQUI, no esté ni un solo actor de "Perdidos", y quiero suponer que la lista está bien, pero es que yo no lo entiendo. Pero bueno, otro día analizaremos esa lista. Hoy hablaremos de Charlie, Alan y Jake, los "Dos hombres y medio" de la televisión americana.

Después de dejarme con la miel en los labios en el último episodio de la decimoséptima temporada, con la breve aparición del doctor, parece que nuestro querido Vilches ha vuelto a "Hospital Central" con fuerza; un 18,4% de share y casi tres millones de espectadores. No ha hecho los grandes datos de hace tres años cuando llegaba a los cinco millones, pero lejos de cansarnos, parece que por lo menos mantiene los niveles de la temporada anterior, que después de tiempo en antena no está nada mal.

El capítulo de ayer arrancaba en el mismo punto donde nos dejó el último de la temporada pasada. Esther y Bea cayendo de la cornisa. Que ninguna de las dos se haya matado en el acto me perece un poco peliculero, pero como esto es ficción me creeré que las dos se salvaron milagrosamente, aunque Bea al final murió, como era de esperar. El traslado de ambas al hospital, su atención y todo lo que rodea a estas situaciones sirvieron para introducir el capítulo. A partir de ahí vimos un montón de anuncios, por cierto, y ya empezó el capítulo con la cabecera de siempre, la cual no sería una mala idea renovar, que ya toca.

Soy de esa generación que creció con la tele de los ochenta, viendo a Espinete en TVE, veraneando todos los años en Nerja con Chanquete. La generación de las hombreras, que vuelven con fuerza, del pelo cardado. La generación que descubrió los primeros ordenadores con sus videojuegos y que empezó a utilizar los primeros móviles, aquellos que casi no tenían cobertura y que eran muy pesados. ¿Cuántas veces habrá podido llegar a mi bandeja de correo electrónico esa carta que reivindica las cosas que vivimos hace veinte años? Cuanta nostalgia ¿verdad?

También soy de la generación adolescente que vio nacer las privadas, y afortunadamente tengo muchos recuerdos de cosas que un día fueron éxitos en la televisión y que no se han vuelto a hacer de la misma manera. Recuerdo a las "mama chicho", a Xuxa y su "Ilarie", a Emilio Aragón hablando de una tal "Paloma, que le habían dicho era de goma". Recuerdo a señor llamado José María Carrascal presentado las noticias de medianoche de una forma muy personal, y cada día con una corbata de colores llamativos, y a una señora con moño llamada Lourdes Cano que hacía guardia todas las semanas en su farmacia. Pero la gente cambia, y parece que los gustos también. No hay más que ver los resultados de los audímetros día a día. La cuestión es que, a pesar de lo que hemos cambiado, hay ciertos programas que si los volvieran a emitir hoy, quince o veinte años después, volverían a triunfar, porque eran realmente buenos. El que os traigo hoy es uno de ellos. Porque yo soy de la generación de Gomaespuma.

Buscando los videos para una de las anteriores entradas del Blog, he recordado aquella ocasión en la que ese genial dúo de humoristas llamado "Gomaespuma" aterrizó en Telecinco con un divertidísimo programa de humor en el que recreaban, a través de una serie de marionetas, todas aquellas situaciones que vivían sus personajes radiofónicos. Nunca entendí por qué se hicieron únicamente 13 entregas, porque el programa era realmente bueno. Se merecían unas breves líneas.

Hay días en los que da gusto sentarse a ver un rato la televisión y disfrutar de reportajes realmente interesantes y agradables. "Callejeros viajeros" es uno de esos programas que normalmente están muy entretenidos, en los que siempre te cuentan cosas interesantísimas. Pues el de anoche estuvo realmente genial, esa es la palabra. Ayer "Callejeros viajeros" nos enseñó cómo era Nueva York, la ciudad que nunca duerme.

Habré visto cientos de veces reportajes sobre la ciudad. "Planeta finito" estuvo en dos ocasiones, la primera con Florentino Fernández y la segunda en Navidad con Anabel Alonso, y cada una de las visitas la habré devorado por lo menos un par de veces. En "Planeta solitario", ese fantástico programa que daban los viernes por la tarde en La 2 y del que ya os he hablado en una de las primeras entradas del Blog, también hizo al menos una visita a la ciudad (al menos yo me acuerdo de una que me encantó hace años). Y anoche les tocó a los chicos de Cuatro. Y una vez más me volvió a atrapar la magia que desprende la ciudad por los cuatro costados.

Una de las personas que salió en el reportaje decía que había que visitar Nueva York al menos una vez al año. Quizás exagere un poco, pero razón no le falta. Parece que siempre hay algo nuevo que ver. Sus tiendas de la Quinta Avenida, sus espectáculos, sus rascacielos con vistas increíbles, su gente. Al menos una vez en la vida hay que cruzar el charco y conocer uno de los lugares más visitados del mundo, uno de los lugares que más veces han sido inmortalizados en el cine o en televisión.

Sólo le encontré un pequeño fallo al reportaje, el mismo problema que ya vi en "Planeta finito". Y es que para lo que es la ciudad, se me hizo muy corto. Una hora de reportaje es poco tiempo. No se puede ver tanto en apenas sesenta minutos. Como la ciudad tiene cientos y cientos de rincones que mostrar, la reportera de ayer pasaba por los sitios a una velocidad de vértigo, casi sin darte tiempo a saborear la esencia de esos lugares tan míticos que habremos vistos cientos de veces en la pantalla grande y en la pantalla chica. Y es que Nueva York necesita al menos dos o tres entregas. Bien es cierto que el reportaje de ayer se centraba más bien en Manhattan, que es el distrito más famoso y más visitado de toda la ciudad, y parece que ya no es tanto lo que hay que visitar, pero sigue siendo bastante; a pesar de ello no estuvo nada mal. Vimos como es Wall Street, el centro financiero del mundo, estuvimos en Harlem viendo una actuación de un coro gospel, en el Barrio Chino, en el Soho. Vimos a Sarah Jessica Parker y a sus compañeras de la mítica serie "Sexo en Nueva York" en pleno rodaje de la segunda parte de la película. Vimos a David Bisbal en pleno concierto, paseamos por Central Park, vimos a Victoria Beckham posando para los cientos de turistas que llenaban las tiendas en una noche de compras muy especial. Y vimos la Zona Cero, en plenas obras por reconstruir el hueco dejado por las míticas Torres Gemelas, obras que ayer alguien comparaba con las de La Sagrada Familia en Barcelona, porque según nos contaban están existiendo muchos problemas entre el Ayuntamiento y los dueños de los terrenos. Hasta nos enseñaron como es Manhattan desde las alturas, porque esa fue la carta de presentación del reportaje; para abrir boca vea usted La Gran Manzana desde un helicóptero, no hay nada igual en el mundo.

En fin, que os recomiendo encarecidamente que os veáis el reportaje donde y cuando tengáis la oportunidad. En la Web de Cuatro o cuando lo repitan, que lo harán algún día. Si habéis tenido la suerte de visitar alguna vez la ciudad os encantará. Si no lo habéis hecho, lo colocaréis entre vuestras prioridades para viajar allí al menos una vez en vuestra vida. Merece la pena.

Por cierto, desde aquí reivindico un "Españoles en el mundo" desde Nueva York. Es increíble que aún no lo hayan visitado.

P.D. Pasaros por este Blog sobre la ciudad. La guía perfecta para futuros visitantes!!

Menudo fiasco el de ayer por la noche. Una historia que prometía se quedó en eso, en nada. La nueva serie de Telecinco, esa que llevan meses metiéndonos por los ojos cada cinco minutos, parece que no ha empezado con buen pie. Y no es para menos, porque lo que vendían como una historia bastante original, que daría pie a guiones divertidos y situaciones embarazosas, se quedó en un quiero y no puedo. Ni siquiera la presencia de esa gran actriz llamada Alicia Borrachero sirvió para que la serie tuviera un mínimo de interés.

La situación que nos planteaban los guionistas no era una mala idea después de todo. Un padre de familia que se dedica a llevar a cabo pequeños robos, y vive de ellos, en una de sus incursiones en casa ajena ve como el hijo de un mafioso asesina a ¿dos personas? (perdonad, pero el principio me lo perdí). Resulta que ese mafioso lo quiere fuera de la circulación para que no declare en contra del asesino y automáticamente, y para evitar males mayores, el señor éste y su familia entran a formar parte del programa de protección de testigos. Toda la prole, padre, madre, hijo tarambana, hija adolescente con las hormonas fuera de sí, e hijos mellizos bastante revoltosos, son conducidos de su barrio modesto a una casa en una urbanización de lujo, donde permanecen encerrados y vigilados hasta que se celebra el juicio. A partir de aquí ya me perdí un poco, porque la serie resultó ser tan sumamente aburrida que dejé de prestar atención. Creo que se celebró el juicio y el mafioso fue condenado, pero la familia seguía estando en peligro, así que les dejan vivir en la casa, pero bajo una nueva identidad y facilitando un trabajo al padre y al hijo mayor.

Claro, imaginad por un momento lo cómico que puede resultar la adaptación de una gente de un barrio sencillo y humilde, entre gente pija. Daría pie a situaciones divertidas e hilarantes. Ayer algún amago de presentarnos lo que puede pasar con respecto a esa diferencia de clases sí que hubo (los niños en el colegio la liaron), pero se quedó ahí la cosa, en amago. Ni la más mínima gracia. Yo espera más, la verdad. Alicia Borrachero es una gran actriz, me encantó descubrirla en "Periodistas" y no digamos ya en "Hospital central", pero ayer no me gustó nada. Y Gustavo Salmerón, que interpreta al cabeza de familia, y no es un actor muy conocido para la mayoría de la gente, tampoco me acabó de entrar por los ojos. De los hijos ya ni hablemos. Les faltó a todos esa chispa, ese puntito de gracia, eso que te esperas en lo que se supone que es una comedia y que llevan meses vendiéndote como tal.

Puede parecer que ayer, como era el primer capítulo, te estaban presentando la historia y que lo bueno vendrá más adelante. Pues vaya birria de presentación; mucho tendrá que cambiar el panorama, porque me temo que si ayer la audiencia no respaldó el estreno, la semana que viene la cosa no mejorará mucho, y será otra de esas historias que estén condenadas a ser relegadas a la TDT o peor aún, desaparecerá de la parrilla. A mí desde luego me decepcionó todo. Me esperaba otra cosa.