Cosas de la tele by Vicky

Nos toman el pelo como quieren. Eso es lo único que he sacado en claro después de ver las imágenes de la bronca entre Pipi Estrada y Jimmy Giménez-Arnau. Es que no entiendo como puede ser que en unos pocos días haya habido más peleas en los platós de Telecinco que en el resto de las cadenas durante los últimos años. No pueden ser otra cosa que burdos montajes para ver cuánto somos capaces de soportar, y cuántas mentiras somos capaces de tragarnos todos los días. Da la impresión de que Telecinco se está riendo de nosotros. Pero a carcajada limpia.

No han pasado ni dos meses desde que vimos el bochornoso espéctaculo de la bronca entre Sonia Monroy y Jorge Javier Vázquez en "La noria" cuando me llevo la sorpresa de que la señorita en cuestión estaba el otro día en "Sálvame" como si nada hubiera pasado. Conclusión: otro montaje más. Y ya van... ¿Cuántos? Porque una de dos, o nos engañaron como a tontos o la mujer ésta es una cínica; vamos que iba a ir yo a ver al enano ese depués de que lo más bonito que salió por su boca había sido "puta". Luego vino el otro día la última trifulca de Risto con Jesús Vázquez, que llevaban una temporadita bastante nerviosos También olía a montaje. Ayer, por lo visto, el conde Lecquio también se puso chulito en el programa de la mañana. Vamos, que Telecinco ya no debe ni saber qué hacer para llamar la atención.

Hace un par de días, despúes de ver uno de los últimos capítulos de LOST, haciendo zapping me quedé una rato a ver "Sálvame"; quise ser capaz de entender la razón por la que tiene una audiencia tan aceptable todos los días. Y no conseguí sacar nada en claro. Madre mía en buena hora se me ocurrió quedarme sentada en el sofá. ¿A dónde vamos a llegar? ¿Cuánto tiempo más nos va a tener Telecinco aguantando a esta gente? ¿Por qué se tienen que decir barbaridades unos a otros? ¿Es que no saben hablarse sin tener que ofenderses los unos a los otros, sin gritarse y sin insultarse? Entre lo mal presentador que puede llegar a ser Jorge Javier, el repelús que Belen Esteban me provoca cada vez que que pega esas voces, que además no hay hijo de su madre que la entienda porque se explica fatal, y los invitados que deben pasarse por el programa, esto es de vergüenza ajena.

Me pregunto qué se pasará por la cabeza de los chicos que hoy están en la Universidad haciendo la carrera de Periodismo cuando ven a esta gente que prácticamente no tiene estudios hacer un trabajo que en teoría les correspondería a ellos. Si yo estuviera en su lugar estaría realemente peocupada de que esté gente como la Esteban de "co-presentadora". El panorama no se les presenta nada bueno. Parece ser que hoy en día el trabajo de fin de carrera es uno al que titular "Técnicas para trepar en televisión", o "Como ser presentador después de acostarse con un famoso".

En fin, espero que en la maldita borrasca se vaya de Santander y me pueda tirar las tardes sentada en la playa aguantando los gritos de los niños que hacen castillos de arena, que desde luego tienen unas conversaciones mucho más interesantes que toda esta gentuza.

Yo aún no había nacido, y seguramente que muchos de vosotros tampoco. Pero hemos oído miles de veces que aquello fue un gran acontecimiento. Estos días muchas cadenas estarán celebrando los cuarenta años de la llegada a la luna de Neil A. Armstrong, Edwin E. Aldrin Jr. y Michael Collins a bordo del Apolo XI. Armstrong fue el primero en pisarla, quizás por eso sea el más conocido de los tres tripulantes, y porque pronunció la famosa frase "It's one small step for a man, one giant leap for mankind", o lo que es lo mismo: "Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad".

En España los que lo vieron fue gracias a TVE y con la narración inconfundible de Jesús Hermida, y lo vivieron con mucho interés y emocion, tal y como pudimos ver los más jóvenes en uno de los primeros episodios de "Cuéntame". Eran las 2:56 del 21 de julio de 1969 (20 de julio en USA por aquello de la diferencia horaria), y todos estaban pegados a la televisión pendientes del gran momento. El Apolo XI despegó desde el Cabo Kennedy (Florida) el 16 de julio. El viaje a la luna duró 3 días en total; una vez allí el Apolo XI encendió los motores del módulo de mando para frenar un poco y se colocó en la órbita lunar. Al día siguiente Armstrong y Aldrin se montaron en el módulo lunar, se separaron del módulo de mando y aterrizaron en la superficie de la luna. Era las 15:17 del 20 de julio. Cinco horas y media después los dos hombres salieron de dicho módulo. Primero fue Armstrong, quien mientras descendía activaba la cámara de televisión que iba a retransmitir al mundo el momento. Una vez activada es cuando pronuncia la famosa frase. Luego ya se bajó Aldrin del módulo y dijo que "Quizás para Neil fuera un pequeño paso, pero para mí ha sido un bonito salto". Los dos hombres estuvieron en la luna realizando sus experimentos 13 horas, durante las cuáles tuvieron ocasión de hablar con Nixon, el presidente americano. Una vez terminada la misión, el Apolo XI volvió a la tierra, aterrizando en el Oceáno Pacífico el 24 de julio.

La verdad es que contado así parece muy bonito, todo perfecto, pero con el paso de los años ha surgido siempre una duda. ¿Fue real, estuvieron allí? Siempre se ha dicho que fue todo un montaje rodado en unos estudios de cine, y aún hoy queda la duda en el aire. Por aquellos años estábamos en plena guerra fría, y este acontecimiento suponía una victoria de los Estados Unidos contra la Unión Soviética por la carrera espacial. Se ha cuestionado de todo. La fotografía de la bandera americana ondeando cuando se supone que en la luna no hay viento, el cielo que no tiene estrellas cuando están en el espacio y lógicamente tendríamos que verlas, las pisadas en la superficie, reflejos imposibles; de todo. Todas las pegas que se han puesto siempre han sido perfectamente rebatidas, pero yo a veces me pregunto como es posible que cuarenta años después, y con todos los avances tecnológicos de los que disponemos hoy en día, no se haya vuelto a la luna; bueno los últimos humanos en viajar allí lo hicieron allá por el año 72, y quiero pensar que con métodos más "rudimentarios" (por llamarlos de alguna manera) que los actuales.

La verdad es que cierto o no, fue un momento que fascinó a todo el mundo. Estos días los canales de televisión se llenará de especiales que nos harán recordar como fue todo. Yo quiero pensar que realmente sí estuvieron allí, y que muy pronto lo harán de nuevo, y esta vez sí que estaré presente para poder verlo en primera línea televisiva.

Ayer pude ver de nuevo el magnífico final de temporada de Anatomía de Grey, y una vez más pude volver a llorar como una magdalena. Y es que fue muy emocionante como sucedió todo. Por un lado teníamos a un valiente desconocido que le salva la vida a una mujer cuando está a punto de ser atropellada por un autobús. Al final, cuando parece que el desconocido está a punto de morir, le puede decir a Meredith que es "007", el apodo que le han puesto a George O'Malley. Por otro lado tenemos a Izzie que ha estado todo el episodio con problemas de memoria como consecuencia de la última operación que le han hecho para eliminar otro tumor de su cerebro. Cuando en el último momento parece que se recupera y recuerda la bronca que le echa Alex le da un colapso y sufre una parada.

Y sí, así nos han dejado. Con uno en la mesa de operaciones a punto de morir, y la otra siendo reanimada en su habitación, a pesar de que había firmado un papel en el que dejaba claro que no quería que lo hicieran porque no deseaba vivir como un vegetal el resto de su vida. En el último momento Webber decide que "el papel se vaya a la mierda". Parece previsible y confirmado que será George el que se vaya e Izzie la que se quede y salve su vida en el último suspiro. La escena final de Izzie vestida con su traje de baile rosa y George vestido de militar es una de las más bonitas de toda la historia de la serie. Creo que el ascensor se utiliza para representar a la vida y que Izzie se ha "subido" a ella, y que justo en el momento en el que se cierran las puertas es George quien tristemente se muere. Yo por un lado me alegro un poco; prefiero que sea ella la que se quede, pero echaré de menos al bueno de O'Malley, aunque últimamente ya casi no tenía peso en toda la trama.

El resto del episodio fue muy bonito. Meredith y Derek se "casan" en los vestuarios escribiendo sus votos matrimoniales en uns post-it azules. Miranda tiene que renunciar a su beca de pediatría porque su marido le ha dado un ultimatum, y al final se da cuenta de que no quiere seguir con el pero necesita pasar más tiempo con su hijo. Mark decide comprarse una casa y pretende irse a vivir con Lexie. Arizona le cuenta a Callie que le parece bien que George se aliste en el ejército porque lo que hace falta en la guerra es que haya médicos que salven la vida a los soldados que luchan por la patria, porque una de sus hermanos murió precisamente porque no los había. Como digo, fue todo muy emocionante. Y después de muchos problemas entre ellos, Christina por fin le dice a Owen que le quiere, y va y le besa en mitad de un pasillo, justo lo que creíamos que nunca haría.

Ahora sólo nos queda esperar a ver que nos deparará la nueva temporada. Yo espero con ansias ver que sucederá con la vida de dos de sus personajes más queridos, y ver como les afectará al resto de los personajes todo lo que ha pasado en este úlltimo día tan frenético.

Si no lo sabemos, no será por variedad, porque tenemos un montón de doctores televisivos para elegir al que más nos convenga. A lo largo de los años hemos conocido a multitud de ellos que nos han hecho reír, llorar e incluso a alguno querer ser como ellos. Perfectos en casi todo lo que hacen. Les hay de todo tipo, desde el perfecto padre de familia hasta el que ejerce de médico en las situaciones más tensas y extremas.

Es muy difícil hablar de todos y todas, pero he elegido a una serie de ellos que me parecen los más representativos y los que tienen un carácter bien definido que les hace ser un poco distintos al resto de sus compañeros.

Allá por el año 1972 conocimos a los protagonistas de aquella inolvidable serie que era "MASH", ambientada en la guerra de Corea, donde un grupo de médicos, enfermeras y personal técnico, estaban obligados a convivir en situación de riesgo, a miles de kilómetros de su casa. Una situación dramática que quedaba fuera de contexto, transformada en escenas hilarantes. A partir de ese gran éxito en todas las épocas nos han invadido las series de médicos. "Un médico precoz" a finales de los años 80, "Urgencias" en los 90, y "Anatomía de Grey" o "House" en la actualidad.

Y no sólo en series de médicos ha habido doctores con carácter que nos han dejado su seña de identidad. En toda buena serie que se precie siempre hay algún personaje dispuesto a salvarnos la vida. Y todos tienen su carácter:

A día de hoy, después de ver las imágenes unas cuantas veces, tengo mis dudas de que la "pelea" entre Jesús Vázquez y Risto Mejide el pasado martes en Operación Triunfo fuese real al cien por cien. Quiero decir, cuanto más lo pienso, más segura estoy de que estaba todo preparado.

La trifulca empezó cuando Risto estaba valorando a uno de los concursantes. Literalmente le dijo: "Como te ha dicho mi compañera, cada vez abres más los ojos y cierras más la boca. Tío, yo te entiendo, en esa Academia tendría mucho miedo de dejar los orificios abiertos". Puede ser que se el tío se pasase tres pueblos, porque la verdad, el comentario estaba un poco fuera de lugar. Pero ahí que salta Jesús Vázquez y le dice que le ha parecido un comentario homófobo, e inmediatamente quiso pasar a publicidad. Pero fue Risto y le dijo que no le iba a tachar de homófobo y se iba a ir tan tranquilo a publicidad. Entonces ya es cuando empezó el lío y la cosa se puso más caliente. Jesús le espetó que "A mi no me dices tú lo que tengo que hacer en mi programa" y fue Risto y le contestó que "Pues me vas a tener que escuchar. Me molesta muchísimo esta hipersensibilidad de los gays de que os molesta todo, ya puedes pasar a publicidad". Jesús insistió en que Risto había sido "grosero, homófobo, misógino, y muchas cosas más". Entonces Risto le remató diciéndole que no sabe hacer su trabajo y que Christian Gálvez lo hacía mejor que él en Supervivientes.

Que se lo pregunten a Sydney Bristow. Ella lo sabe perfectamente. Ya estaba tardando en hacer un artículo sobre mi serie preferida: Alias. Tengo tanto que decir sobre esa maravilla salida de la cabeza de J.J. Abrams que no se ni por donde empezar. Hay dos géneros en el mundo del cine y la televisión que me pierden: las historias de catástrofes y las de espías. Así que cuando vi el episodio piloto de Alias la primera vez una tarde de domingo de Telecinco me enamoré inmediatamente esta increíble historia.

J.J. Abrams venía de triunfar con la deliciosa Felicity e ideó esta serie de espías en la que la inteligencia americana luchaba contra el crimen internacional. En el episodio piloto de Alias conocemos a Sydney Bristow, una joven estudiante de literatura de la Universidad de California que trabaja en un banco internacional y que le hace estar de viaje constantemente. Al menos en apariencia, ya que su trabajo es realmente una tapadera de su verdadera labor: trabaja para una organización secreta de la CIA, el SD-6. Sydney tiene orden de no contarle nunca a nadie cuál es su verdadera ocupación, pero cuando su novio le pide en matrimonio la joven decide que es el mejor momento para contarle la verdad sobre la vida que lleva. Sus jefes en el SD-6 descubren que Sydney le ha contado a su prometido todo lo que hace y la orden es clara: hay que matarlo. Es entonces cuando Sydney descubre que realmente "ha estado trabajando de lado del enemigo contra el que creía luchar", ya que el SD-6 es un célula que forma parte de una organización terrorista conocida como "La Alianza de los Doce". La solución de la joven pasa por acudir a la verdadera CIA, con la que acaba trabajando como agente infiltrada para desmantelar toda la organización.

No suelo ser muy asidua a Se lo que hicisteis. Además de la extraña sensación que tengo desde hace tiempo de que el programa ya no es como al principio, y que Patricia Conde no es santa de mi devoción, siempre me coge en malas horas y casi nunca lo puedo ver. Pero hacía tiempo que quería escribir una pequeña reseña sobre ese gran personaje que es "El esmirriao". Me he hecho la fan número uno de este señorito andaluz. No suelen gustarme las parodias que se hacen de personajes famosos, excepto las geniales imitaciones de los chicos de "El radiador". A veces quieren copiar tanto al original que pierden la gracia por el camino, pero este no es el caso que nos ocupa, porque Dani Mateo se sale, le ha cogido el punto demasiado bien y consigue que me ría siempre. Ha logrado que el personaje supere al original, pero con creces, y eso sí que es difícil.

Pero mala malísima. ¿De verdad estamos tan mal de creatividad en este país que tenemos que hacer unas series tan sumamente patéticas? Bueno, todas no, que algunas se salvan de la quema. Pocas, pero las hay. El que Toni Cantó forme parte del reparto de "Un golpe de suerte", la nueva serie de Telecinco, me animó un poco a ver esta serie nueva, y mejor me hubiera vuelto a la playa, de donde acababa de llegar, a pesar de la granizada que cayó ayer por la tarde en Santander.

Qué guiones más pésimos. "¿Te vienes, tío? Vale. ¿Mañana quedamos? Vale. Vale, pues quedamos. Vale. Mola". ¿De verdad se piensan los guionistas que la gente de 20 años de este país habla así todo el rato? Lo del casting ya me pareció de lo peor. Es que no se si salvaría a alguno. Vale que sea una serie juvenil y para pasar el rato, y que no te apetece que te metan por los ojos una historia en la que vayas a tener que romperte la cabeza con cuatro misterios bien planteados tipo "Lost" o "El internado", pero por favor señores, elíjanme mejor a los actores que si no esto da demasiado el cante. El supuesto chico malo da menos miedo que una mosca, y eso que acababa de salir de la cárcel. El chuleta guaperas tiene de todo menos de chuleta y de guaperas. El resto de actores parece que leen el guión. Horrible. Ni siquiera fui capaz de verlo hasta el final. Mi cabeza no dio para más.

Lo de Carmen Morales es ya de lo más repelente. y no tengo nada en contra de esta chica, pero es que no hay por donde cogerla. Hace diez años en "Al salir de clase" interpretaba a una adolescente de diecisiete años, y ahora los diecisiete los tienen sus hijos. ¿Esto como puede ser? Demasiado surrealista. Además, no le llega a la madre ni a la suela de los zapatos. Era mala actriz hace diez años y no ha mejorado nada en absoluto.

Menos mal que estamos en verano y las tardes son demasiado calurosas como para pasárselas en casa viendo cosas raras en televisión. Espero que Aída vuelva pronto.

Es impresionante la cantidad de series que han podido pasar por televisión y todas, de una manera u otra, acaban dejándonos más o menos recuerdos. Algunas las ves y te gustan, pero no son más que un mero entretenimiento; una vez que se terminan no te sueles acordar de ellas. Otras te aburren tanto que no pasas de ver cuatro o cinco capítulos porque te cansas y las dejas de lado. Y hay un pequeño y selecto grupo de ellas que las colocas entre tus preferidas, que las ves una y otra vez sin descanso y con las que te ríes siempre de las mismas gracias. Esto exactamente es lo que me pasa a mí con esa gran serie que fue Friends. Yo creo que después de diez divertidas temporadas, todos hemos llegado a considerar a cada uno de los protagonistas como unos amigos más de todos los que pasan por nuestra vida.

Una nunca deja de sorprenderse. La cantante Soraya Arnelas visitó anoche el plató de DEC, algo que me resultó bastante curioso, porque no parece el ejemplo de famosa que acuda a este tipo de programas. No suelo verlo nunca, pero cuando vi quién era la primera invitada de la noche lo dejé puesto a ver qué pasaba. Me interesaba saber qué podría decir sobre todo lo que se lió con TVE en el Festival de Eurovisión de este año. La cantante extremeña, que participó en la última edición del festival interpretando el tema "La noche es para mí", había eludido hasta ahora hablar sobre su paso por el certamen, aunque ayer dio la cara en el programa de Antena 3.

Sí, lo confieso. Durante mucho tiempo he sido una seguidora más o menos asidua de El hormiguero, ese pseudo-espectáculo diario del "acces" de Cuatro. Hasta hoy, creo. A estas horas estoy cenando y no hay otra cosa más interesante. Incluso yo era muy fan del Pablo Motos de la radio, sobre todo una vez que Abellán desapareció definitivamente de las mañanas de Cadena 100. Al igual que el programa de televisión, el de la radio era un programa sano y divertido, donde te podían sonsacar una sonrisa y muchas carcajadas aunque te hubieras levantado con el pie izquierdo. Gran labor esa de hacernos empezar el día con buena cara, la que hacía Pablo, y la que hace cualquier otro locutor de cualquiera de las emisoras musicales del país.