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Ser espía es demasiado complicado

Martes 7 de Julio de 2009 18:28
 

Que se lo pregunten a Sydney Bristow. Ella lo sabe perfectamente. Ya estaba tardando en hacer un artículo sobre mi serie preferida: Alias. Tengo tanto que decir sobre esa maravilla salida de la cabeza de J.J. Abrams que no se ni por donde empezar. Hay dos géneros en el mundo del cine y la televisión que me pierden: las historias de catástrofes y las de espías. Así que cuando vi el episodio piloto de Alias la primera vez una tarde de domingo de Telecinco me enamoré inmediatamente esta increíble historia.

J.J. Abrams venía de triunfar con la deliciosa Felicity e ideó esta serie de espías en la que la inteligencia americana luchaba contra el crimen internacional. En el episodio piloto de Alias conocemos a Sydney Bristow, una joven estudiante de literatura de la Universidad de California que trabaja en un banco internacional y que le hace estar de viaje constantemente. Al menos en apariencia, ya que su trabajo es realmente una tapadera de su verdadera labor: trabaja para una organización secreta de la CIA, el SD-6. Sydney tiene orden de no contarle nunca a nadie cuál es su verdadera ocupación, pero cuando su novio le pide en matrimonio la joven decide que es el mejor momento para contarle la verdad sobre la vida que lleva. Sus jefes en el SD-6 descubren que Sydney le ha contado a su prometido todo lo que hace y la orden es clara: hay que matarlo. Es entonces cuando Sydney descubre que realmente "ha estado trabajando de lado del enemigo contra el que creía luchar", ya que el SD-6 es un célula que forma parte de una organización terrorista conocida como "La Alianza de los Doce". La solución de la joven pasa por acudir a la verdadera CIA, con la que acaba trabajando como agente infiltrada para desmantelar toda la organización.

Alias no es sólo una serie de espionaje. Es mucho más que eso. La mayor parte de la trama, además de centrarse en la lucha interna de Sydney por dejar un trabajo del que esta cansada, gira en torno a la figura ficticia de un profeta, científico y arquitecto del siglo XV llamado Milo Rambaldi. La obsesión de algunos de los personajes de la serie por este hombre le traerá a Sydney más de un problema con sus jefes y con su propia familia.

A lo largo de las cinco temporadas han aparecido muchos personajes con algo interesante que aportar al argumento y a la complicada vida de Sydney. Unos han sido fijos durante los cinco años de emisión, otros eran más esporádicos, que iban y venían según el planteamiento de las tramas, e incluso se contó con estrellas de Hollywood que hicieron pequeñas colaboraciones.

La factura de la serie es impecable, y muchos episodios están estructurados de manera que empiezan por el final y a continuación vemos como se ha llegado a esa situación. Cada capítulo parece una película de una hora, con unos guiones y una producción excepcionales. A medida que se resuelven unas incógnitas, surgen otras más inquietantes aún, y es increíble la maestría con la que las piezas del puzzle van encajando poco a poco. El puzzle entero, sin embargo, nunca acaba de completarse, y cada capítulo tiene un final que te deja, literalmente, con la piel de gallina; una situación extrema de la que parece que la protagonista no podrá salir, por lo que siempre tendremos que esperar al siguiente episodio para ver cómo acaba.

Las dos primeras temporadas son sencillamente, de lo mejorcito hecho para TV en las últimas décadas. Especialmente en la segunda la serie llega a su plenitud. Por desgracia, en un intento de simplificar la cosa, a mitad de temporada se le dio un giro radical a la trama y yo creo que ahí la serie perdió un poco de su frescura e intensidad inicial. La Intervención de la actriz Lena Olin en éste magnífico segundo año es otro de los puntos fuertes de la temporada. La tercera temporada es, cuanto menos, entretenida, pero el listón estaba muy alto. La cuarta creo que es la más floja de toda la serie, pero la quinta temporada recupera mucho el sabor inicial de la serie, pero una vez dada la orden de cancelación del show se precipita a trompicones hacia un final que no ha terminado de convencer a todos.

Los viajes que hace Sydney alrededor del mundo (curiosamente siempre rodado todo sin salir de Los Ángeles) la infinidad de disfraces y pelucas que utiliza (sin repetir ni una), los artilugios inventados por Marshall, o la fantástica banda sonora le ponen la guinda a cada uno de los capítulos.

En fin, una maravillosa serie, que en sus emisiones en España no ha tenido toda la suerte que debiera, sin bien es cierto que requiere un poco de atención por parte del espectador, cosa a la que mucha gente no está acostumbrada cuando mira la caja tonta. Una serie de culto que si la empiezas a ver no podrás parar hasta el final. Totalmente recomendable.

P.D. FTV, podiais avisar que hay un límite en cuanto a la extensión de los artículos. He intentado hacer una semblanza de los personajes, pero después de varias veces intentando acortarlo para que me entrase todo, al final he tenido que eliminar la parte en la que hablo de los protagonistas. Casi que mejor, así alguien se ve la serie no se tropezará con los Spoilers.

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Sobre este blog...

Empiezo hoy este blog en el que reflexionaré de lo que pasa cada día en la televisión. No es que tenga mucho tiempo para sentarme tranquilamente en el sofá, pero procurare asomarme de vez en cuando a esta ventana.
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