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'Un tiempo nuevo': A la tercera no va la vencida

Lunes 10 de Noviembre de 2014 15:50
 

'Un tiempo nuevo': A la tercera no va la vencida

9,2%, 9,6% y 8,5%. Estos tres porcentajes, que bien podrían ser los del concursante menos votado en las expulsiones de las tres últimas galas de Gran Hermano, es el share que ha ido anotando Un tiempo nuevo en sus tres sábados de emisión. El programa en el que Telecinco tenía puestas sus expectativas para recuperar el debate, el análisis, la entrevista y el comentario de la actualidad informativa ha acabado convirtiéndose en poco menos que una pesadilla para la pandilla de Vasile. Ya es oficial que el programa de Sandra Barneda no gusta y que es incapaz de hacerle sombra a La Sexta Noche pero, ¿por qué no convence?

La debacle de la cadena amiga en las noches de los sábados comenzó la noche del 29 de octubre de 2011, hace poco más de tres años, cuando a los responsables de La Noria se les ocurrió la feliz idea de entrevistar (previo pago de 10.000 lereles, claro) a la madre de El cuco, ese chaval implicado en el caso Marta del Castillo. La retirada de anunciantes del exitoso programa de Jordi González puso en aprietos la continuidad del mismo, en cuyas pausas publicitarias ya sólo quedaban Soluciones de lampistería Martínez y Ropa de hogar Carbajosa como marcas dispuestas a poner dinero para anunciarse.

La oportunista reinvención de La Noria en El gran debate (que era casi lo mismo pero sin temas espinosos ni corazón por enmedio) acabó saliendo medio bien, pero pese a sus aceptables datos de audiencia Telecinco decidió cancelarlo porque no podían contar con tertulianos y entrevistados de todo el espectro político. Tras eso, empezó un deambular de formatos (todavía tiemblo al recordar Abre los ojos y mira) que creíamos que terminaría con Un tiempo nuevo... pero mira, no.

Quizá el problema de Un tiempo nuevo es que llega tarde y mal. Tarde porque Abre los ojos y mira, los refritos del Deluxe y Hay una cosa que te quiero decir han hecho olvidar a la gente que Telecinco también analiza la actualidad de vez en cuando y mal porque Un tiempo nuevo huele demasiado a reboot de El gran debate que intenta copiar a La Sexta Noche. Y no es ni una cosa ni es la otra.

Yo veo La Sexta Noche. De igual manera que el Deluxe es mi catarsis semanal, los sábados que no me voy de picos pardos dejo de lado a la maruja que llevo dentro y me entrego al entretenido cacareo del corral que modera Iñaki López. El programa de laSexta ha conseguido hacerse fuerte en su franja manteniendo la apuesta de la cadena por el periodismo crítico y la información con valor añadido y aliñándolo con la dosis de show necesaria que aportan tertulianos como Eduardo Inda, Paco Marhuenda, Pablo Iglesias o cualquiera de los mercenarios ideológicos que cada sábado se dejan la laringe en alabar las maravillas de su partido y en desvelar, restregar y exhibir los trapos sucios del otro.

Información, debate, datos y show. Una fórmula que sobre el papel es igual de innovadora que la del bocadillo de jamón pero a la que, como al bocadillo, hace falta cogerle el punto para que en la práctica sea comestible. La Noria conjugaba bien estos ingredientes (de hecho los combinaba incluso con corazón, así, a lo loco) y ahora es La Sexta Noche quien lo consigue. Y lo hace de la misma manera que Punto pelota logró hacer resurgir el género de la tertulia futbolera, que hasta hace poco transmitía antigüedad y olor a cerrao: convirtiendo a sus tertulianos en personajes. Es decir, salvamizándose.

Si las tertulias deportivas tienen a Tomás Roncero, Siro López, Loco Gatti o Frederic Hermel, La Sexta Noche tiene a Eduardo Inda, Juan Carlos Monedero, Paco Marhuenda, Alfonso Rojo o Antonio Miguel Carmona. Toda esta gente son, en definitiva, hooligans de lo suyo. Defienden con vehemencia, pasión y hasta la náusea sus creencias y filias, por muy peregrinas o ridículas que nos puedan parecer, y logran que el espectador se identifique con ellos al aportarle show a sus opiniones y puntos de vista.

Eso es lo que le falta a Un tiempo nuevo. Comparad el angosto rondo con atriles del programa de Telecinco con el amplio plató en el que los tertulianos están repantigados en un coqueto butacón con mesilla aledaña. No os engañéis, un espacio confortable en el que reposar las nalgas es mucho más propicio que un triste atril para hacer aflorar al cuñado que todos llevamos dentro.

Ya que hablo de espacios, hablemos del plató: mientras que La Sexta Noche tiene una puesta en escena efectiva que transmite seriedad, un producto cuidado y una apuesta por la calidad, Un tiempo nuevo se tiene que conformar con un plató del tamaño de una caja de zapatos con un grafismo como de tele local. Y quien tiene que mantener a flote el despropósito que es Un tiempo nuevo es la pobre Sandra Barneda, que parece que tiene más mala suerte que Pilar Rubio: ¿os acordáis del fallido La séptima silla? ¿Y de De buena ley, que desapareció en silencio? ¿O de Hable con ellas, que nadie echa de menos?

Sinceramente, me extrañaría mucho que durante esta semana que ahora empezamos no se anunciase la cancelación de Un tiempo nuevo. ¿Por qué formato debería apostar Telecinco para sus noches del sábado?

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