Y, por fin, llega la tercera parte. Por lo que he ido leyendo en vuestros comentarios, ha escocido especialmente el octavo puesto en el que he colocado a Anabel Conde. No os culpo. A mí tampoco me gusta que esté tan abajo. Pero si echo una ojeada a las canciones que están por encima (Vivo cantando, Bailar pegados y las cinco que veremos a continuación), no puedo evitar pensar que sí, que aunque Vuelve conmigo fue una candidatura excelente, ha habido otras que a mí me han emocionado más. Vamos con ellas:
5. Raphael - Yo soy aquél
De Raphael, que además de ser uno de los artistas más grandes que jamás ha parido este país es la única persona que ha representado a España en Eurovisión dos veces consecutivas (en 1966 y en 1967), no puede precisamente decirse que le haya ido mal en el festival. Aunque nunca llegó a conseguir más de nueve puntos (ni siquiera con Yo soy aquél, una de las mejores canciones de toda la historia del pop español), fue quien consiguió mejores resultados para España desde que nuestro país debutase en el festival con Conchita Bautista. Fue con apenas 23 años que Raphael se subió al escenario de Luxemburgo para interpretar esta gran, enorme, magnífica canción.
Un tema que es un canto al amor incondicional, al drama absoluto del enamorado que daría el brazo derecho por que su amada le correspondiese, a la angustia existencial de saber que la otra persona pasa absolutamente de ti, al amor platónico que hace que te quedes sin hambre y que no concibas la vida sin la persona amada. Raphael supo convertir esta canción en un clásico de la música ligera desde el minuto uno gracias a su inconfundible manera de vivir la música. Y es que no me negaréis que ese subidón final con el "amor, amor, amor" es como para estarle aplaudiendo durante dos horas y media, ¿o no?
4. Mocedades - Eres tú
Ni en sus mejores sueños imaginaban Mocedades que esta canción acabaría llegando al número 9 del Billboard estadounidense, que sería número 1 en España, Suiza y medio Centroamérica, que de ella se hayan hecho más de setenta versiones o que la UER la acabase eligiendo como una de las catorce mejores canciones de toda la historia del festival.
Aunque Eres tú llegó a Eurovisión 1973 rodeada de acusaciones de plagio (decían que se parecía sospechosamente a la candidatura yugoslava de 1966), se sobrepuso rápidamente y logró alcanzar la segunda posición de la tabla. Podemos decir que en 1973 pasó algo parecido a lo de 1968: la canción ganadora no tuvo demasiada repercusión internacional y la segunda fue un jitazo de no te menees. Sí, estoy hablando del La, la, la de Massiel y del Congratulations de Cliff Richard.
3. Pastora Soler - Quédate conmigo
Nadie mejor que Pastora Soler podía ocupar la tercera posición de este podio. A pesar de la (otra vez) injusta décima posición conseguida en Bakú en 2012, la calidad vocal y pasión de la intérprete sumada al precioso crescendo de la canción hacen que Quédate conmigo sea, sin ningún lugar a dudas, una de las tres mejores canciones que España ha mandado jamás a Eurovisión.
Recuerdo ver la actuación de Pastora Soler con el corazón en un puño aunque confiando en que lo bordaría, que derrocharía energía y pasión y que clavaría esta magnífica balada que un Thomas G:son en estado de gracia compuso para la andaluza. Recuerdo que, cuando terminó de cantar y estallaron los aplausos, nos veía capaces hasta de plantarle cara a Loreen, la gran favorita con ese Euphoria que acabaría barriendo las listas de éxito europeas ese verano. Pero no pudo ser y tuvimos que conformarnos con volver al top 10, ese que no ocupábamos desde 2004 con Ramón y esa horterada llamada Para llenarme de ti. Sin embargo, Quédate conmigo sigue manteniendo la elegancia y fuerza de 2012, y no me cabe ninguna duda de que dentro de varias décadas gente como yo la recordará como una de las mejores canciones de España en Eurovisión.
2. Azúcar Moreno - Bandido
Aunque algunos llegaron a aventurar que Azúcar Moreno acabarían coronando esta lista de hits eurovisivos, finalmente tienen que conformarse con la medalla de plata. A algunos os parecerá una horterada de canción que sólo vale para bailarla altamente alcoholizado a las cinco y media de la mañana en una discoteca de dudosa reputación y yo, que soy tolerante por naturaleza, lo respeto. Pero Bandido es mucho más que eso, es un tema que bien pudo haber servido de inspiración para toda la discografía de Camela al mezclar el flamenco con el chunda-chunda noventero de los primeros Fangoria, el teclado de gitano que va al mercado a pedir con una cabra, la castañuela que antecedía al estribillo y una interpretación a voz en grito que las tías conseguían mantener durante toda la canción. Memorable.
Bandido logró un meritorio quinto puesto en 1990 a pesar de sufrir todos los imponderables habidos y por haber. Las maletas que llevaban los vestidos que Encarna y Toñi iban a lucir en el escenario se perdieron durante el vuelo, y tuvieron que irse de compras (por el Zagreb de 1990, imaginaos el panorama) para conseguir esos vestidos negros como de la Venca que ellas adornaron con bien de oros. A eso hay que sumarle que el playback entró a destiempo, lo que provocó que las Azúcar Moreno (ya hasta el coño de tanta mala suerte) se largasen del escenario para pegarle cuatro gritos a los técnicos. Finalmente, y volviendo a empezar la canción minutos más tarde, lograron ese quinto puesto (por el que hoy pagaríamos, dicho sea de paso).
1. Karina - En un mundo nuevo
Sí, amigos, sí. En un mundo nuevo es, sin lugar a dudas, la mejor canción enviada nunca por España a Eurovisión. En 1971, dos años después de la victoria de Salomé, Karina se impuso a Rocío Jurado o Nino Bravo en el programa Pasaporte a Dublín, una especie de Misión Eurovisión que servía para elegir representante para el festival que tan buenos resultados estaba dando para la música pop patria por aquel entonces.
La joven (y guapa, porque mira que era guapa de joven la jodía) Karina acudió a Dublín con una canción que roza la perfección: empieza como el tema central de una película de Disney, continúa creciendo poco a poco hasta llegar a un clímax espatarrante en el que piensas que ya nada más puede pasar y de repente se cuela una fanfarria como de acróbatas y majorettes que convierte la canción en una verbena que te apabulla y te hace querer escucharla una, otra y otra vez más.
Desgraciadamente, Karina quedó segunda por detrás de Mónaco. No sabemos si fue a causa de que le abriesen el micro segundos después de que empezase a cantar, de ese vestido que llevaba con un inexplicable agujero circular en su parte inferior o de la confusión vivida por Europa ante un tema que empezaba como una balada y acababa como el desfile del Día de Acción de Gracias pero, aún así, En un mundo nuevo merece coronar este top 15 por derrochar optimismo y transmitirnos que sí, que lo mejor está aún por llegar.
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