'The Cove': más allá del documental

Hace un par de semanas Canal+ estrenó el documental 'The Cove', film que trata sobre la situación de los delfines en Taiji (una isla del Japón), que ganó un Oscar en los pasados premios de la academia. ¿Pero realmente este documental debe ser tan alabado y se merece recibir tantas buenas críticas?

Cierto es que ha destapado la situación que sucede en Japón para muchas personas, pero no es el único caso. Quizá muchos de vosotros desconozcáis que algo similar está ocurriendo actualmente en las islas Feroe, Dinamarca, donde cada año se matan a cientos de calderones negros, la carne de estos cetáceos se puede adquirir posteriormente en cualquier tienda de la región, exactamente igual que en Taiji. ¿Por qué no hay ningún documental sobre ello? ¿Por qué no interesa mostrar esa imagen de occidente pero no hay ningún inconveniente a nivel mundial en mostrar la situación japonesa?

Tras permitirme hacer esta breve reflexión paso a centrarme en el documental en sí. Realizar toda esta labor es verdaderamente costosa, así que ya que se ha hecho este gran reportaje, se podría haber explicado en él todo lo que actualmente se conoce sobre cómo Japón compra el voto de los pequeños países: aunque es cierto que se compran votos a cambio de instalaciones, no es menos cierto que la cuenta de algunos favores sexuales en burdeles ha corrido a cargo del país nipón.

Un punto que quizá más que denuncia ocasiona risa a quien ve el documental es la imagen de Hayden Panettiere llorando justo antes de ser detenida. Es obvio que contar con caras conocidas que, me figuro, poco conocen de toda esta problemática, sólo sirve para atraer a un sector del público que de otra forma no hubiera visto el documental. Si no es así, sigo sin entender de qué sirve que una actriz entre cinco metros mar adentro nada más llegar al país, como aquel que dice, y sea detenida y deportada.

Por otro lado, un fallo de la película es que sólo nos explica la toxicidad que nos produciría el mercurio al consumir la carne de este animal. Evidentemente, el delfín, al ser una especie que se encuentra arriba en la cadena trófica, cuenta con unos altos niveles de mercurio y es cierto que su consumo continuo no es bueno, tendría unos niveles superiores a los del atún y ya todos conocemos la problemática sobre comer continuamente demasiado atún. Pero el mercurio no es la única sustancia tóxica que nos afectaría si consumiéramos su carne: también cuentan con importantes cantidades de PCBs (como la dioxina), algunas biotoxinas y otros tipos de metales pesados.

También me gustaría explicaros que actualmente hay especies en un gran peligro de extinción, en parte por la acción antropogénica, y no se hacen estas enormes campañas ni despliegues simplemente porque "la especie no es tan bonita como podría serlo un delfín mular -por si alguien encuentra bello y bonito a ese animal-". ¿Sabíais que ningún delfín de los que circulan por Japón está en peligro crítico y que el que actualmente está peor, posiblemente extinto, es el baiji del río Yantze en la China? Seguramente desconozcáis siquiera que en ese río hay -o hubo- un delfín e incluso la existencia de ese río, pues bien, su desaparición podrían haber sido causada, de forma indirecta, por la especie humana.

Y siguiendo con las causas humanas, es cierto que la matanza directa de estos animales es muy grave, pero en ese aspecto nosotros no podemos hacer nada ni podemos decirle a nadie qué hacer para solucionarlo, siempre que no tengamos a ningún amigo de ese pueblo japonés. Estaría bien que el documental también nos hubiera mostrado cómo influyen nuestros actos en ello o qué podemos hacer por ellos. Una buena medida, por ejemplo, sería evitar el contacto con los animales para así evitar transmitirles ningún tipo de virus ni bacterias (y así evitaremos que ellos nos transmitan nada), así como legislar los límites acústicos y el uso de sónares en el mar y así evitar problemas con su biosónar: por si no lo sabíais hubo una oleada de muertes de zífidos en Gran Canaria a causa de la experimentación militar de la OTAN en una base próxima.

En resumen, a mi parecer el documental está demasiado sobrevalorado y simplemente ha caído en gracia porque, no se bien por qué motivo, a muchas personas les gustan los delfines, pues cuenta algo que todos en mayor o menor medida ya conocíamos.