Toñi y Mariló: duelo de titanes para ver quién la dice más gorda

Cuesta creer que hace sólo tres años TVE fuese un referente en cuanto a calidad informativa y de entretenimiento. Entonces poníamos el Telediario y no sentíamos vergüenza ajena, nos interesábamos por saber a quién entrevistaba Ana Pastor en Los Desayunos, disfrutábamos con series como 14 de abril: la República y, por contra, episodios como la cobertura del hundimiento del Prestige, de los atentados del 11M o del vergonzoso C-C-O-O quedaban tan lejos de nuestro imaginario como el No-Do o Reina por un día.

Hoy, sin embargo, la caspa antediluviana y el conservadurismo rancio que hace años nos parecían tan lejanos han vuelto tan deprisa que casi ni nos hemos dado cuenta. De un tiempo a esta parte hemos visto al Telediario aconsejando a los padres cómo vestir a sus hijas con decoro para que no vayan provocando o explicando cómo rezar calma la ansiedad de los parados. Estas afirmaciones tan de cura de pueblo en un púlpito durante la España de la década de los sesenta se suman a las acusaciones de que TVE haya intentado presionar a Cuéntame para que suavicen el entusiasmo en su retrato de la victoria socialista de 1982 y, por supuesto, a programas deleznables como Entre todos.

Que una televisión pública (sea Canal Sur o TVE, ojo) programe un espacio en el que se fomente la caridad y que encima se pretenda que ésta sustituya a lo que en cualquier país normal debería ser tarea de los servicios sociales ya es, de por sí, de traca. Que la presentadora que eligen para conducirlo se levante 1.400 pavos por programa (que entre todos pagamos; nótese aquí el sarcasmo y la mala idea del juego de palabras) ya roza el escándalo. Pero a Toñi parece no valerle con eso, sino que ha decidido postularse para superar a Mariló Montero en cuanto a comentarios desafortunados se refiere.

Se haya sacado o no de contexto, su comentario al respecto de los malos tratos fue de todo menos apropiado. Teniendo en cuenta el programa que presenta, el perfil de gente que lo ve y que a él acude, las palabras deberían medirse al milímetro para no dar lugar a equívocos y expresiones que, aunque no quieran decir lo que parecen, pueden herir de gravedad a la gente que ha pasado por trances similares. Y aunque al común de los mortales nos parezca que Toñi se haya vuelto más loca que Rosa Benito, yo creo que todo responde a una conjura de la dirección de TVE para ponerla al nivel de Mari-Low Montero, convertirlas en dúo cómico y encargarles a ellas el especial de Nochevieja de 2014.

Es innegable que tanto Toñi como Mariló son las dos divas del esperpento, las diosas del infortunio, las Virtudes de la inoportunidad. Estoy seguro de que la presentadora de Entre todos es plenamente consciente de que la ex mujer de Carlos Herrera le lleva varios cuerpos de ventaja en cuando a comentarios desafortunados se refiere, lo que podría estar haciendo que Toñi se esté esforzando a base de bien por superar (en número y en gravedad) las desconexiones neuronales de Mariló.

Esa debe ser la única explicación a que alguien suelte en directo "si Asunta acababa de ser asesinada, todavía estaba blandita", que confunda el río Miño con el Nilo, que los encierros de San Fermín le recuerden "al Madrid Arena", que le pregunte a Anne Igartiburu si no se siente "oxidada" y si se verá capaz de presentar un programa en directo después de años dando paso a vídeos, que se pregunte "qué hay dentro del coche fúnebre de Sara Montiel" o que asegure que "no está científicamente comprobado que las almas no se transplanten con los órganos".

Ahora que el humor patrio está huérfano de dúos cómicos como Martes y Trece o Cruz y Raya, Mariló y Toñi pueden tomar el relevo. Estoy seguro de que ellas pueden convertirse en el nuevo dúo Sacapuntas, y desde esta humilde plataforma yo le pido (es más, le ruego) a la dirección del ente que se piense muy seriamente relevarlas en sus labores al frente de Entre todos y La Mañana de La 1 y les den un programa de variedades para los viernes por la noche donde puedan dar rienda suelta a todas esas absurdeces que sus respectivos cerebros se empeñan en parir constantemente.

Piénsenlo, señores de TVE. Tener a Mariló y a Toñi confinaditas en un programa en el que puedan ser todo lo memas que les pide el cuerpo será lo mejor que le pueda pasar a la cadena: por un lado, ustedes se ahorran el tener que echarlas a la calle y encima ganan un programa de humor que seguro que petará los audímetros. Por el otro, un gran número de telespectadores respiraremos tranquilos al saber que ninguna de estas dos mentes preclaras vuelve a ponerse en ridículo, a frivolizar con un crimen o a faltarle al respeto a colectivos que las pasan putas. Porque sí, yo estoy haciendo broma, pero en cualquier televisión pública de un país civilizado estas dos señoras ya haría tiempo que habrían dejado de estar delante de las cámaras.