He de reconoceros una cosa: soy un romántico. Pero no de los de llevar a tu pareja a ver ponerse el sol tras las montañas con una cesta de picnic y música de violines de fondo mientras le susurro mariconadas cursiladas al oído, no. Yo soy romántico televisivo: es decir, que siempre que una cadena anuncia una cancelación, me invade una especie de aura de melancolía que me hace echar repentinamente de menos ese programa cancelado e imaginar cómo será mi vida sin ese programa en ella. A veces esa reacción es absurdamente surrealista cuando el programa cancelado es uno que no he visto nunca y tampoco tengo intención de ver, pero otras veces la sensación es real y palpable... como me ha pasado con Aída.
Por si alguno de vosotros vive en Ganímedes (poco probable), tiene a este blog como única fuente informativa (MUY poco probable) o está más empanado que los filetes de mi abuela (bastante probable), Telecinco ha anunciado esta mañana que la próxima temporada de Aída será la última, con lo que la serie terminará para siempre en 2014 tras nueve años de emisión en la cadena amiga.
Objetivamente hablando, hay que reconocer que el cierre está justificado: Aída ha vivido un desgaste más que evidente a lo largo de todo este tiempo: si al principio las bromas de Eugenia con comer y excretar nos hacían dezorinarnos vivos, ahora se ha llegado a un punto en el que están más vistas que las tetas de Maribel Verdú en el cine. Lo mismo pasa, por ejemplo, con Paz y Luisma. Que me levante la mano quien no esté ya hasta el moño (que rima con coño) de su intermitente historia de amor absurda.
Tampoco le ha ayudado a la serie la marcha de Carmen Machi o de Ana Polvorosa. Aunque al principio Aída sin Aída tenía sentido y, tras unos cuantos capítulos, la serie parecía haber sobrevivido a la marcha del elemento que tenían en común todos los personajes, cuando Aída salió de la cárcel se comprobó que, realmente, ese 'algo' que le faltaba a la serie era ella. Tiempo después, en el momento en que la Lore había llegado ya a ser la parodia perfecta de choni de extrarradio y uno de los personajes cuyas tramas eran más delirantes y entretenidas de ver, resulta que deja también la serie.
Intentaron salvar la papeleta las incorporaciones de Soraya (magnífica), Ainhoa (lamentable) o Marisa (altamente desaprovechada) y la potenciación de personajes como Machu Pichu, Toni, la Macu, Barajas o Mecos, pero ya se veía que no había mucho más de donde rascar. Y es que, agotados los chistes cazurros y pueblerinos de la Macu, los xenófobos y homófobos de Mauricio, los surrealistas del Luisma y los del sistema digestivo de Eugenia, está claro que la cancelación era, quizás, lo mejor que le podía pasar a Aída.
Pero no, amiguitos, la culpa no es toda de los guionistas. Puede que la gente nos hayamos cansado de Aída por volverse repetitiva y monótona, pero tampoco ha ayudado a fidelizar al espectador el constante maltrato al que le ha sometido Telecinco. La cadena de Vasile, toda una experta en dinamitar sus productos estrella haciéndoles rondar por la parrilla semanal con más intermitencia que regularidad hasta hacerlos desaparecer, también ha hecho de las suyas con Aída. Y quien mejor ha transmitido su descontento por este maltrato es Paco León a través de su cuenta en Tuiter donde, además de subir fotos enseñando la minga, ha repartido bastante estopa a los directivos de Telecinco.
"Pues sí, confirmado, parece que terminó la temporada de Aída. Así nos enteramos nosotros también...", dijo Paco León un 4 de junio de 2012, o "Hoy llegó a nuestros oídos que hasta Enero 2013 no volverá Aída con capítulos nuevos...pero nunca se sabe", tuiteaba un día después. Tras constantes modificaciones de día de emisión, elipsis inexplicables e injustificadas en medio de la temporada y obscenas repeticiones, Telecinco ha conseguido convertir a su serie estrella en un producto por el que la gente dejó de perder perdió el interés. Y no porque ya no hiciese reír, sino porque el respetable tiene mejores cosas que hacer que dedicarse a saber cuándo va a continuar la emisión de su serie favorita.
Lo que está claro es que, tras tantos años en antena, Aída ha conseguido pasar a la historia de la ficción española casi más que Siete vidas, su hermana mayor. Y lo ha hecho gracias a sus magníficos guiones, a su humor desternillante, a personajes como Paz, Chema o Mauricio y a los actores que les han dado vida a lo largo de este tiempo. No sé vosotros, pero siempre que vaya a un barrio de periferia de una gran ciudad, pensaré en Esperanza Sur.
Ah, y no me olvido de Dani Martínez, a quien aún tenemos que ver dando vida al hermano de Paz, que tiene ya en su haber dos programas cancelados antes incluso de que él aparezca en antena. Ni Pilar Rubio es tan gafe, amigo.
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