Tras siete etapas de carrera, la ruta de los mil templos de Pekín express llega esta noche a su fin con la esperada etapa final en la que las dos parejas finalistas pelearán por la victoria en Singapur. Como fan acérrimo de Pekín express que soy -de hecho es el único reality en el que me encantaría participar-, he seguido religiosamente esta temporada, que los seguidores del formato esperábamos como agua de mayo.
Gracias a los dioses antiguos y los nuevos, el regreso de Pekín express no ha defraudado. La mecánica, el montaje, el ritmo y el casting han estado a la altura de las circunstancias y sólo ha habido dos cosas que se hayan echado de menos: la primera es la presencia de la gran Raquel Sánchez Silva y su entrega absoluta al formato y, la segunda, un mayor número de etapas. Aun así, esta edición ha logrado resucitar un formato que muchos dábamos ya por perdido y concluirá hoy con una etapa final en la que los cuñados y las canarias se disputarán ganar esta edición.
Si a los que vimos el arranque de esta temporada nos llegan a decir que las canarias estarían en la final, hubiésemos pensado que se nos estaba tomando el pelo. Así como Àngel y Bea tenían toda la pinta de superar cada etapa y acabar acaparando un gran número de amuletos, María del Amor y Yareli parecían estar predestinadas a ser una de las primeras parejas eliminadas de la carrera. Y la verdad es que motivos no les faltaban: casi no hablan inglés, se las veía más preocupadas por enseñar cacha que por conseguir la victoria, los pollos que se armaban la una a la otra parecían presagiar un abandono voluntario... Sin embargo, se han impuesto a parejas muchísimo más fuertes (y con más aliados, ojo, que esto también es importante) y se han plantado en la final.
Aunque Àngel y Bea seguramente ganen esta noche Pekín express, creo firmemente que María del Amor y Yareli son más merecedoras del premio que los de Girona. El bombero y su cuñada han sido unos rivales muy fuertes, pero hay que tener en cuenta que el mérito de haber llegado tan lejos es, sobre todo, de Àngel. Él ha sido quien ha tirado de Bea hasta la extenuación demostrando más paciencia que el que le da las mechas a Lydia Lozano: ha cargado con la mochila de su cuñada infinidad de veces, ha soportado las quejas de Bea -que llegaron a su punto álgido en la etapa anterior cuando entró en modo berserk al no encontrar la catedral aquella en Malacca-, lo ha dado todo en las pruebas a sabiendas de la menor capacidad física de su cuñada... De hecho, si esta noche ganan, el premio debería ir íntegro para Àngel, por aguantarla.
Como decía antes, las canarias son las justas ganadoras de esta edición. Aunque también es cierto que María del Amor ha tirado de Yareli hasta el último momento (si hubiese sido por esta última todavía estarían buscando un coche en el que subirse durante la primera etapa) y que ha habido momentos en que el carácter de las dos parecía que iba a acabar con ellas arrastrándose de los pelos por una cuneta malaya, lo que me hace decantarme por las canarias como ganadoras de esta edición es algo que no he visto (tanto) en Àngel y Bea: lo que han disfrutado la carrera.
A pesar de haber sido las primeras ovejas negras de esta edición de Pekín express y haber generado más fobias que filias entre sus compañeros de carrera, han sabido sobreponerse y luchar por seguir adelante. Hasta en los momentos en los que parecía que iban a acabar mandándose mutuamente a tomar por culo han sabido superar la tensión de la carrera y competir como un equipo aprovechando los handicaps de los demás. No, no han sido la pareja más rápida. Tampoco la más fuerte. Pero sí han sido la más constante y la que con más ganas se ha agarrado a la permanencia en esta ruta de ocho etapas.
Además, María del Amor y Yareli han hecho algo que me encanta ver tanto en los concursantes como en los presentadores de Pekín express: han disfrutado tanto del concurso que se han dejado llevar por la experiencia como si no hubiera un mañana. Sus momentos en casas ajenas han sido épicos, pese a casi no hablar inglés se lo han pasado en grande con sus familias de acogida y no han tenido reparo en mimetizarse con sus anfitriones: se han mostrado agradecidas cuando les han querido vestir con sus ropas ceremoniales, han aceptado toda la comida que les han ofrecido pese a estar muriéndose por "platos españoles como la pizza", han hecho su show de pole dancing en un metro en el que está prohibido besarse, no han tenido problemas en enseñar sus fotos enseñando pechuga mientras van tapadas desde el cuello para abajo... Y aunque otras parejas también han vivido el concurso como si les fuese la vida en ello (Aitor y Charo, sin ir más lejos), sólo las canarias han logrado llegar hasta Singapur.
Por su progresión, por sus ganas, por su capacidad de sobreponerse a los reveses (tanto internos como externos) y por habernos regalado algunos de los momentos más memorables de esta edición de Pekín express, espero ver esta noche a María del Amor y Yareli ganando La ruta de los mil templos.
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