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5 maneras con las que RTVE podría escoger al representante de España en Eurovisión

Jueves 28 de Noviembre de 2013 09:16
 

5 maneras con las que RTVE podría escoger al representante de España en Eurovisión

Odio el frío. Es más, lo detesto. Cuando tengo que sacar la primera chaquetilla del armario me invade un halo de depresión y mal humor que no se me quita hasta que veo a la primera señora abanicándose por la calle. No entiendo a la gente a la que le gusta el frío (es más, desconfío de ellos), no sé qué le ven de encantador a ir inmovilizado bajo capas y capas de ropa, tener permanentemente los pies helados y las narices moqueantes, que se ponga el sol cuando estás tomando el café de después de comer o que te expongas a la hipotermia mientras esperas el autobús. De entre toda esta porquería invernal, sólo hay una cosa que me hace esta estación más llevadera: ¿La Navidad? No, amigos. Eurovisión.

"Pero si Eurovisión es en mayo", diréis vosotros. "El Lunny está mayor, ya, esto de haber cumplido 30 no le sienta nada bien", diréis otros. "Ya estamos con Eurovisión otra vez, yo que pensaba que FormulaTV le prohibiría hablar de algo tan intelectualmente poco estimulante", diréis más de uno. Pero no, chavalería, yo me refiero al proceso eurovisivo, lo que de verdad mola, esos meses previos al festival en los que descubrimos candidatos, analizamos competidores, vemos preselecciones europeas (hace años que no me pierdo un Melodifestivalen) y nos rasgamos las vestiduras con los representantes mierder que lleva España a Eurovisión.

Si sois eurofans o eurofanas o, simplemente, seguís que pasa en el mundo, sabréis que la carrera eurovisiva acaba de empezar: los países así como de tercera anuncian que ya tienen a su representante, Ucrania busca a la jaca morena de turno que enseñará cacha en Copenhague, Andorra recuerda que no se presenta otro año más porque no tiene dinero y que nos quedamos con 12 puntos menos y España confirma de nuevo su presencia en el escenario con más plumerío de toda Europa.

44 años hemos tenido, casi cuatro décadas y media, para dar con la fórmula mágica que nos devuelva al olimpo de la música europea (es un decir) y que, salvo honrosas excepciones, se nos escapa igual que se les escapó el playback a las Azúcar Moreno en 1990. Si echamos la vista atrás a los últimos diez años, veremos que la posición media de este país nuestro, el que vio nacer a Conchita Bautista, fue la 18ª. Y como ya se nos acaban las ideas y los artistas, desde esta humilde tribuna voy a proponer a RTVE 5 maneras con las que elegir al representante de España en Eurovisión 2014:

1. Por descarte: Ocho ediciones de Operación Triunfo, dos de La Voz, dos de Factor X, dos de El Número Uno, otras tantas de Tú sí que vales... será por talent shows musicales en este país, oiga. Y no, no me estoy refiriendo a tentar a alguno de los artistas que en su día ya ganó el favor del público y ahora vende discos y vive de su música, no. Hablo de tirar de Enrique Anaut, de Geno, de Guille Barea, de Danni Úbeda, de Coraluna o de Dariel. Ellos merecen una segunda cuarta octava decimoquinta oportunidad, no les neguemos el derecho inalienable que tenemos todos de estamparnos repetidas veces con el mismo muro. Porque todos estos tampoco es que tengan mucho que perder: ahora se habla menos de ellos que de El Sueño de Morfeo y os recuerdo que nos representaron hace sólo seis meses en Malmö. Así que oye, por probar...

2. A suertes: Lejos han quedado ya los años de Pasaporte a Dublín, de Operación Triunfo (cuando premiaba al ganador con ir a Eurovisión) o de Misión Eurovisión. Ahora no hay dinero ni para pagarle vestidos nuevos a Anne Igartiburu así que, si hay que escoger entre varios artistas, hagámoslo rápido y barato: ¿Gastarnos centenares de miles de euros en cuatro galas piojosas con los mismos de siempre opinando sobre la calidad de canciones de dudoso gusto? ¿Arriesgarnos a anotar un triste 7% de share con la gala final? ¡Nada de eso! Hagámoslo à la Merkel, bien austero y carente de alegría y desparpajo. Reunamos a los candidatos en la sala donde se da el Gordo de Navidad y que un funcionario cualquiera del ente haga girar dos bombos: en uno, el título de la canción. En el otro, el intérprete. Y los que salgan, pues hala, a Eurovisión. Ya nos gastaremos luego el dinero en pagarle a Poty para que se invente una coreografía lo menos de vergüenza ajena posible para intentar, al menos, evitar ser de los diez últimos clasificados.

3. A dedo (sin sentido del humor): Es decir, como el año pasado. ¿El Sueño de Morfeo? ¿De verdad? ¿Qué va a ser lo próximo? ¿Álex Ubago? ¿Amaia Montero? Por favor, RTVE, ¿es que queréis matarnos a disgustos? Sí, acertasteis con Pastora Soler, ¿pero hace falta que os recuerde a Las Ketchup y esa coreografía -por llamarla de alguna manera- sobre sillas de oficina de Ikea? Hacednos un favor y dejad de escoger representante pensando en vuestro criterio de polilla y naftalina. Mirad Tu cara me suena y tentad a Xuso Jones, esuchad No te cortes y proponédselo a Abraham Mateo o, directamente, que vaya Juan Magan con cualquiera de las pencas que recluta últimamente para esos abortos sónicos que él llama canciones. Es un poner.

4. A dedo (con sentido del humor): ¿Se puede saber por qué nadie ha pensado aún en Rebeca para representarnos en Eurovisión? Alguien que ha sido capaz de perpetrar temazos como Brava, Tatuaje, Matador o la espectacular Duro de pelar (en sus múltiples y repetidas versiones) merece ir a darlo todo a Eurovisión. Recordemos que fue ella quien compuso I love you mi vida que, si bien tuvo menos éxito que Kate Ryan representando a Bélgica, al menos ya le sirvió a la catalana para probar las mieles eurovisivas. De verdad, RTVE, contemplad llevar a Rebeca y ponedle un tema bien poligonero, con bien de plástico fluorescente, pelos fritos, chunda chunda apabullante y berridos desordenados. Ganar no ganaremos, pero unas risas sí que nos las echaremos.

5. Por pena: RTVE, hazte un favor a ti misma y escucha a esos cantantes que aparecen como setas cada invierno rogando ir a Eurovisión, asegurando que van a llevar propuestas muy innovadoras que van a gustar en Europa y que "en el escenario del festival no se ha visto nunca nada igual". Sí, estoy hablando de Mirela, Coral Segovia, Anael, Baltanás, Yanira Figueroa o Paula Rojo. Alguien que dedica su vida a intentar ir a Eurovisión no matter what debería poder intentarlo, especialmente si ya lleva dos intentos fallidos y se dedica a ir de víctima por la vida pensando que España está contra ella por envidia, coño, que ella es la artista más grande que ha parido el país. Aunque duela escucharla (porque duele, probad a escuchar entera En una vida y ya me decís luego), creo que 2014 es el año de Coral Segovia. Aunque sea sólo para ver si así ya se calla y deja de dar la brasa cada año.

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