Pero a veces, voces propias con ideas geniales pueden hacer pequeñas grandes sorpresas como 'Superestar', un acertado estudio sobre el fenómeno del "tamarismo" de la mano de Nacho Vigalondo y producida por los Javis para Netflix. El producto más surrealista de la televisión de este año que, desde luego, es difícil de analizar.
Hemos vuelto a los años 2000.
'Superestar' nos adentra en los bajos fondos de la televisión generalista de hace dos décadas al parodiar toda la basura que llevó a Tamara Yurena Ámbar al estrellato, riéndose especialmente de 'Crónicas marcianas', el mítico (al principio para bien, luego para mal) late night de Telecinco que cosechó audiencias millonarias.
Todo a través de la vida de los personajes que rodearon a Tamara: Margarita Seisdedos, Leonardo Dantés, Arlequín y Loli Álvarez, Paco Porras, Tony Genil y la propia Tamara, cada episodio centrado en uno de ellos.
Vigalondo deja su sello propio, también con su propia irregularidad, al contar esta historia con el estilo más absurdo y surrealista posible fiel al mamarracheo que caracterizó esa época, con mucho sentido del humor y con un toque curioso de emotividad y profundidad.
La cosa se va especialmente de madre con el capítulo centrado en Paco Porras, que uno no sabe ni es una chorrada monumental, una genialidad o ambas cosas, pero está a otro nivel, quizás por encima de lo que puede ser comprensible para la mentalidad humana y extraterrestre.
Un reparto espectacular que nos evoca a lo más desagradable de aquellos años
Pero, sin duda, el mayor acierto aquí ha sido la espectacular elección de actores y su brillante caracterización hasta un punto que, de verdad, asusta.
Empezando por Ingrid García-Jonsson, increíble su inexpresividad y tono monocorde característico de Tamara. Una sosería que requiere esfuerzo que ella capta casi a la perfección.
Secun de la Rosa, Carlos Areces y Pepón Nieto, ¡menudos tres! También más que solventes y con una ya más que conocida vis cómica elevando el producto.
Julián Villagrán es quien tiene el personaje más desagradable de todos y vaya si logra serlo.
Y, por supuesto, Natalia de Molina es un auténtico descojone como Loli Álvarez, poco menos se podía esperar de una de las grandes de su generación.
Sin embargo, con quien me quedo de verdad es con Rocío Ibáñez de Margarita Seisdedos, una actriz con sólo dos títulos en su carrera que sobresale extraordinariamente en el peculiar personaje que ella misma nunca tuvo interés en conocer. Es perfecta, increíble y absolutamente imponente. ¡Menudos ladrillazos!
'Superestar' no es un producto redondo, pero combina lo absurdo e inteligente en una de las mejores series que ha hecho Netflix en España (el baremo no es demasiado alto), fiel al estilo de Vigalondo es un homenaje curioso, divertido y emotivo al universo que rodeó a Tamara Yurena Ámbar en la década de los 2000.
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