'State of Play': La emoción de un escándalo

Tal fue el éxito que Hollywood decidió hacer pocos años más tarde su propia adaptación, sin llegar al nivel de la original, pero con cierta calidad. Sin embargo, ¿qué tuvo este thriller político para llegar a gustar tanto?

A día de hoy idealizamos a la BBC como la mejor televisión pública que existe y lo cierto es que eso está un poco lejos de ser cierto puesto que la cadena británica cada dos por tres se somete a continuas quejas por el trato que da a ciertos productos.

Sin embargo, BBC es uno de los mayores referentes mundiales que hay en cuanto a ficción y eso no se lo quita nadie: joyas como 'Sherlock' han roto fronteras y han arrasado en premios de una forma brutal, ficciones como 'Doctor Who' se han hecho un hueco en el complicado mundo de la ciencia ficción y anualmente nos llegan varias producciones que triunfan entre la crítica, la mayoría en forma de miniserie.

Pero a principios de los 2000 no eran tiempos fáciles para esta cadena, la popularidad y el prestigio de su ficción había decaído respecto a décadas pasadas: un montón de series fueron canceladas y las audiencias no acompañaban a menudo, pero 'State of Play' remontó el vuelo e hizo recuperar la fe perdida.

Esta joya creada por Paul Abbott, que se ha acabado convirtiendo en uno de los guionistas referentes de la televisión británica narra con emoción y provocando adicción el escándalo político que se monta tras el aparente suicidio de Sonia Baker.

No es una premisa demasiado original pero a partir de ahí se monta una historia llena de giros de guión protagonizada por un carismático grupo de periodistas que irá siempre en busca de la verdad y quizás un problema que tuvo el remake de 2009 es que no supieron condensar del todo esta trama tan compleja en una sola película mientras que los seis episodios van a más con la emoción.

Ese escándalo político generará en el espectador ganas y ganas de ver más y más creando una emoción y un sentimiento de adicción tremendo que no todas las obras de este estilo consiguen.

Un elenco de actores que posteriormente triunfaron

No catalogaría 'State of Play' como una cantera de actores puesto que muchos ya tenían su carrera de antes pero sí una obra que concentró a varios intérpretes que después enamoraron a la crítica.

John Simm protagoniza esta miniserie metiéndose en la piel de Cal McCaffrey, un periodista que siempre va en busca de la verdad cueste lo que cueste y sean cuales sean las consecuencias. Pocos años después Simm enamoraría al público con 'Life on Mars' y su papel de The Master en la época de Tennant y Capaldi en 'Doctor Who' pero ya antes había demostrado que desde tan joven era uno de los más grandes, con una interpretación llena de una carga dramática absolutamente conmovedora y emotiva que va creciendo con el paso de los capítulos.

Le acompaña un soberbio David Morrisey ('The Walking Dead'), que fue nominado al BAFTA por este papel y sobresale en el papel del político metido en un lío por culpa de ciertas irresponsabilidades en su vida privada.

Pero ellos dos no son los únicos que brillan puesto que el elenco de secundarios destacan grandes nombres como el siempre excelente Bill Nighy ('Love Actually'), una estupenda y adorable Kelly MacDonald ('Boardwalk Empire') y un jovencísimo James McAvoy antes de convertirse en la estrella de Hollywood que es ahora, sensacional también en su papel de periodista con algo de cara dura.

Me queda el regusto amargo que Philip Glenister, otro grande, quede relegado a un segundo plano y esté desaprovechado pero sólo tres años después se ganaría el cariño de todos por ser Gene Hunt en 'Life on Mars', uno de los personajes más queridos de la televisión de allí.

Pero todos y cada uno de los actores aportaron la suficiente calidad para convertir esto en una obra magistral y es que 'State of Play' concentra el gran guión de Abbott, la excelente dirección de un David Yates que demuestra que Harry Potter es algo menor en su obra y un elenco de 10. Esta combinación la convirtió en una de las obras cumbres del thriller británico y en una maravillosa muestra fiel al mundo del periodismo.

Y es que antes de que nos enamorásemos de grandes éxitos como 'Life on Mars', 'Doctor Who', 'Sherlock' o 'Call the Midwife', 'State of Play' estuvo ahí para recordar que no todo estaba perdido en la BBC y supuso el comienzo de una etapa dorada en cuanto a series. Lo tiene todo.