El gráfico de la discordia.
Así está RTVE, en mínimos históricos de audiencia y con una grave crisis provocada por una gestión nefasta de la cual la actual clase política son responsables.
Mientras tanto, liberales y fanáticos de extrema derecha aprovechan todo esto para engordar un discurso anti-servicios públicos que puede terminar siendo peligroso para la sociedad.
Si algo nos dice la experiencia es que algunos sólo aman España cuando pueden utilizarla como su chiringuito, ya que quieren que siga siendo un país muy atrasado en derechos sociales en comparación a otros.
Y en relación con este artículo, uno de sus principales deseos es el cierre de la radiotelevisión pública española para dar mayor espacio a multinacionales estadounidenses que producen según los criterios de allí, es decir, empresas como Netflix o Disney entre otras que no tienen ningún criterio de calidad como tal pero sí una agresiva campaña de promoción.
Entramos entonces en una especie de antipatriotismo que no quiere que España tenga entidad ni cultura propia si no que sea una colonia cultural más de sistemas corruptos de un país bastante cuestionable como es Estados Unidos. Todo mientras alzan la bandera y acusan de antipatriotismo a aquellos que nos da igual.
El inhumano deseo de enviar al paro a más de 6.000 personas
Aquí entra gente como Juan Carlos Girauta que clama cada día en su cuenta de Twitter "Por el cierre de RTVE", que le ha llevado a tener un roce con el corresponsal en Bruselas José Ramón Patterson en la red social del pájaro azul.
Pues sí, un ex-cargo público que lleva décadas mamando del dinero de todos quiere dejar en la calle a más de 6.000 funcionarios, muchos de ellos profesionales válidos que desde luego aportan mucho más de lo que ha aportado él nunca en política.
Un deseo egoísta de no querer que se gane la vida mucha gente que ha entrado por oposición y por grandes méritos por no querer pagar únicamente 19 EUROS AL AÑO.
El problema no está en ellos, evidentemente hay de todo, si no en aquellos que no les dejan trabajar para que se pueda hacer el deseado servicio público, algo que no creo que Girauta tampoco desee visto lo visto.
La crisis de RTVE como radiografía de una débil democracia
El servicio público audiovisual es visto en Europa como algo esencial y se trata de tener una alternativa alejada de los intereses privados y económicos y de la ley de oferta y demanda para ofrecer una información libre, plural e independiente y un entretenimiento de calidad alejado de los datos de audiencia para reflejar la diversidad cultural de nuestro país.
Evidentemente, el canal principal sin competir contra las privadas está obligado a tener una posición relativamente destacada en audiencia, no necesita aspirar al liderazgo ni debe sacrificar calidad para ello pero sí necesita ser relevante, algo que todavía es pero cada vez menos por culpa del bloqueo del cual es culpable la clase política.
Entre ellos el propio Pedro Sánchez, que en primera instancia decidió debatir antes en un debate de Atresmedia que en uno de la radiotelevisión pública hasta que prohibieron la participación de VOX, que evidenció su deseo de utilizar únicamente los medios públicos como estrategia política.
Realmente el PP fue mucho peor con eso con casos mucho más descarados de manipulación informativa y la credibilidad parece haber vuelto parcialmente dadas las audiencias de circunstancias especiales pero RTVE sigue siendo el arma del bipartidismo y no estrictamente a favor del presidente esta vez.
Y es que la manipulación, aunque mucho menor que antes, sigue existiendo y se manifiesta en contra del Gobierno de coalición, ¿será el sector más felipista del Partido Socialista el que está manejando la actual cadena pública?
Luego está el gráfico de la discordia, los gráficos más bien, los cuales hay sospecha de que son manipulados pero que fueron corregidos y se pidieron disculpas... Demasiado tarde para algunos.
El blanco fácil de los antidemócratas
Y en esta situación de debilidad, sin presupuesto, sin poder tener grandes estrategias e ignorada por el Gobierno y utilizada por la oposición, RTVE ha pasado a ser el blanco fácil de los antidemócratas que quieren utilizarla contra la gran coalición.
Aquellos que la despojaron de su credibilidad y prestigio y la dejaron en el actual desastre ahora van dando lecciones de independiencia y calidad y critican el deterioro de un servicio público que ellos se cargaron.
RECUPERAR la independencia por el bien de la sociedad
Pongo la palabra 'recuperar' en mayúsculas porque una vez la tuvo: en los años de Zapatero la elección del presidente por consenso nos dio la mejor RTVE de la historia, con Fran Llorente al mando de los servicios informativos.
El resultado se tradujo en éxito, buenas audiencias pero sobretodo credibilidad y prestigio internacional, ganándole en premios y galardones a la propia BBC.
La programación no era perfecta pero tenía bastante calidad y los servicios informativos eran plurales hasta el punto de incomodar a izquierda y derecha, se daba visibilidad a ciertos temas que las privadas no se atrevían a tocar y siempre desde el respeto y la calidad informativa, con algunos errores que se rectificaban, claro.
La manipulación del PP les dejó fuera del Comité Informativo de la Unión Europea de Radiotelevisiones Públicas (UER), tras haberlo presidido antes y tener ahora de nuevo la vicepresidencia (la presidencia está en manos de Tony Hall, de la BBC).
Pero ahora sólo queda una única salida: apoyar el concurso público que decida por consenso el nuevo Consejo de Administración y libere a RTVE de la situación actual y dotarla de un buen presupuesto para que pueda ser competitiva, digna y de gran servicio público.
Ahora mismo no existe una alternativa privada que sea mejor, todas están en manos de poderes económicos que manejan la clase política de este país. Sin periodismo independiente no hay democracia y sin radiotelevisión pública tampoco, aquellos que la usan como arma política son antidemócratas.
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