Dividida en dos tandas, la tercera temporada de la adaptación de las novelas de Diana Gabaldón ha resultado, posiblemente, la mejor hasta la fecha y una gran mejora a una segunda que sólo fue brillante en sus últimos capítulos (que no quiere decir que en conjunto fuese mala).
Los primeros cinco episodios de esta temporada han sido sin duda alguna los mejores y también en los que más hemos sufrido ya que hemos visto a Claire y a Jamie separados en dos épocas distintas con un cruel transcurso de los años.
Dos décadas no son pocas y menos cuando hay un gran romance allí pero hemos visto cómo han avanzado las vidas de nuestros protagonistas al pensar que nunca más se volverían a ver con escenas realmente duras y conmovedoras.
La serie ha representado de forma brillante ese transcurso del tiempo a través de narrativas complejas usando flashbacks, flashforwards y saltos temporales de forma bastante inteligente, algo que no todas consiguen.
La espectacularidad de los primeros capítulos ha sido muy alta y los secundarios que hemos conocido han sido todos muy carismáticos, empezando por Brianna, la hija de Claire, y su romance.
Lo que más apena de esta parte es que ha supuesto el final del absolutamente fantástico Tobias Menzies, quien a lo largo de tres temporadas nos ha encandilado con los dos personajes tan distintos que ha interpretado pero ya no va a volver a salir (¡ojalá tenga un clon perdido por ahí!). Su personaje al final me ha dado mucha pena pero estaba claro que su romance con Claire no funcionaba.
Ha estado tratado de forma impresionante ver cómo las vidas de nuestros protagonistas avanzaban y se enfrentaban a nuevas adversidades separados pero al final, en un maravilloso montaje donde Claire representaba el salto del tiempo a través de pisar un charco y a partir de ahí empezó otra tanda.
Aventuras en Jamaica
La segunda mitad, por su parte, ha decidido abandonar la compleja narrativa de la primera para centrarse más en las intrigas y en las aventuras cuando el sobrino de Jamie es secuestrado y llevado a Jamaica.
Los primeros episodios en Escocia me han parecido los más flojos de la temporada (aunque notables), se sintieron como una transición para reintroducir el romance entre Claire y Jamie, que a sus casi 50 años ambos están estupendos.
Sin embargo, la situación volvió a ponerse emocionante cuando zarpamos en el barco con nuestros protagonistas en unos capítulos muy buenos y con una ambientación fantástica en islas caribeñas, aunque me gustaron algo más los primeros.
La aventura marina y la espectacularidad ha reinado más en estos episodios que se han acercado más a la acción y a un ritmo más frenético, especialmente en los últimos con el regreso de Geillis, la ultra-nacionalista escoesa que salvó a Claire y que también viajó en el tiempo pero estaba verdaderamente mal de la cabeza.
Me ha encantado la escena en la que Claire sin querer degolla a Geillis y se nos muestra en el flashback la calavera que encontraron justo en esa zona, lo cual parecía una simple escena insignificante pero al final todo está conectado...
¿Qué destino nos espera ahora?
Esta temporada de 'Outlander' ha dado más sentido que nunca al nombre de la serie y es que los protagonistas no paran de recorrer ya sea el mundo o el tiempo en busca de aventuras, el romance de Claire y Jamie nunca descansará.
Ha sido un gran final, no tan bueno como 'Dragonfly in Amber' de la pasada temporada y sin un cliffhanger tan espectacular pero nuestros protagonistas han acabado naufragando en la costa estadounidense, justo en la zona de Georgia y ambos han sobrevivido.
Muy contento con la tercera temporada de 'Outlander', bastante mejor que la anterior (que a mí me gustó) y fiel al espíritu de aventuras y romance que nos ha traído desde el primer capítulo, es un lujo disfrutar de las magníficas interpretaciones que nos dan Caitriona Balfe y Sam Heughan cada semana y ahora toca seguir adelante con una cuarta temporada que no sabemos cuándo llegará pero que yo ya estoy esperando con ganas.
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