Ambas cadenas venían a modernizar el panorama audiovisual español con una apuesta diferente por la información y el entretenimiento a la que nos ofrecían Telecinco y Antena 3 así como las televisiones públicas estatal y autonómicas.
Sin embargo, la escasa viabilidad económica en gran parte por culpa de los elevadísimos gastos en eventos deportivos obligó con el tiempo a ser absorbidas por dos televisiones mayores, dejándonos en un panorama de escasa pluralidad de medios al servicio de unos pocos intereses.
Desde que RTVE nació en 1956 siempre ha estado sujeta a intereses gubernamentales: la historia de la radiotelevisión pública en España ha estado siempre marcada por la censura, la manipulación y la protección de unos determinados intereses oscuros. Televisión Española fue una de las grandes armas propagandísticas de la segunda mitad del franquismo, fue utilizada por parte del PSOE para convencer a la sociedad de que la entrada en la OTAN podría ser algo positivo después de que el partido basara su campaña en evitarlo y después el Gobierno de Aznar la utilizó para blanquear la guerra de Irak y mentirnos a los ciudadanos con el 11-M.
Pero no todos los presidentes son iguales y, con sus muchos defectos, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero sacó adelante una reforma que supuso la despolitización y el final del ente público para convertirlo en la Corporación RTVE. Este cambio significaron unos positivos aires de libertad en el que nuestro medio público estatal se convirtió en un referente sin competencia en cuanto a credibilidad gracias al buen hacer de Fran Llorente.
Un sueño hecho realidad que abrió la puerta a que existiera un periodismo medianamente democrático en este país, que trataba los temas con el tono adecuado, los profesionales adecuados y la independencia deseable para un medio de comunicación público.
Pero fue más breve de lo deseable y a partir de 2012, el Gobierno de Rajoy destrozó todo eso tras años de premios y reconocimientos a nivel mundial, volviendo a la burda manipulación de los tiempos de Aznar.
Con cuatroº absorbida por Mediaset, sólo quedaba laSexta como un medio progresista que pudiera ejercer como contrapoder.
laSexta nació como una cadena de entretenimiento: basó su programación inicial en el humor y en los deportes. De ello salieron programas como 'Sé lo que hicisteis...', 'El Intermedio' o 'Salvados', de cuando Jordi Évole era El Follonero. Si bien ellos siempre se autodenominaron como un medio de comunicación de izquierdas, su apuesta por la información estaba en un segundo plano.
A raíz de eso, el canal privado poco a poco se fue hundiendo en audiencias y cayó a datos inferiores al 5% de share, superado en algunas ocasiones por TDTs como Clan o Neox.
Con la llegada de sus dos cadenas de TDT, 'Al rojo vivo' se convirtió en la gran apuesta de producción propia de laSexta2, un debate informativo presentado por Antonio García Ferreras emitiéndose en el late night del segundo canal, que en palabras de José Miguel Contreras sería "el único debate de la televisión que no sería de derechas", en pleno apogeo de la TDT Party (Intereconomía, VeoTV, recién nacida 13TV), aunque ignorando la pluralidad de TVE.
A partir de ciertas reformas de laSexta2, que cerró y se convirtió más tarde en Xplora, 'Al rojo vivo' saltó a las mañanas de laSexta, hasta entonces un enlatado de refritos de 'Crímenes imperfectos' y 'Yo detective'.
En sus primeros días fue un fracaso considerable con audiencias del 2-3%, pero los constantes escándalos del PP, le hizo subir poco a poco en audiencia hasta llegar a datos del 10% con el famoso "Que se jodan" de Andrea Fabra a finales de esa temporada.
Y con TVE perdiendo a un ritmo veloz la credibilidad, laSexta se fue consolidando poco a poco como el referente informativo, como ese "servicio público" esencial hasta terminar arrebatándole a la televisión pública el liderazgo de las grandes coberturas informativas.
laSexta era mucho más plural que TVE, daba voz a aquellos que la televisión pública silenciaba, y logró vender la idea de que su periodismo era más moderno, más dinámico, más incómodo con el poder, siendo la televisión de "la nueva política".
Pero como todo, era una mentira neoliberal, y en un estupendo artículo de Juan Tortosa en el diario Público explica cómo el "Más periodismo" ha resultado ser "más de lo mismo", otra mentira más de la democracia en "tu cadena de izquierdas".
No creo que la fusión con Atresmedia haya tenido del todo que ver, con el tiempo hemos descubierto algunas cosas que hizo Ferreras en La SER, pero la realidad es que laSexta es la otra cara de la misma moneda que comparte con Antena 3, sin más.
En los últimos años he comprendido la basura que hay en los medios de comunicación y que laSexta no sólo no es un mal menor si no que probablemente sea el mal mayor, pero eso no quita que sea duro escuchar estos audios sacados a la luz por el recién nacido medio Crónica Libre en el artículo escrito por Patricia López al que podéis acceder en el link.
En esos audios se escucha cómo Ferreras se reunió con Villarejo y reconoce haber dado una información falsa para desacreditar a Podemos, a pocos días de las Elecciones Generales de 2016, donde el partido estaba en lo más alto de las encuestas.
No estoy seguro de si Podemos hubiera ganado esas elecciones pero si queda claro que cuando un partido político no gusta a determinados poderes económicos se hacen tratos sucios con mafiosos que mueve al poder mediático y judicial para intentar destruirlo, lo cual no pone en peligro únicamente a esos partidos si no a toda nuestra democracia.
Queda claro que laSexta sólo es una estrategia de Atresmedia para engañar a un público progresista y hacer que todo siga igual pese a ir de alternativos. Dato mata relato y por mucho que Ferreras intente poner una y mil excusas con música épica de fondo, lo que dice "es demasiado burdo"... Pero yo lo pongo.
La única y verdadera televisión pública
Me gustaría poder decir que Pedro Sánchez hizo lo que Zapatero con RTVE, pero lejos hemos estado de aquel resultado y, en cierta manera, la radiotelevisión pública sigue en manos del PP.
Lo cierto es que el nombre de Rosa María Mateo sonaba como algo prometedor para un gran cambio y, los primeros meses, con Begoña Alegría como Directora de los Servicios Informativos, fueron relativamente dignos pero más tarde Enric Hernández lo echó todo a perder.
El esperado concurso público para renovar la empresa se fue al garete y aunque el nombramiento de José Manuel Pérez Tornero como Presidente de RTVE daba esperanzas actualmente hay un escándalo diario por querer proteger a los mismos de siempre en una situación anormal donde la radiotelevisión pública está en manos de la oposición.
Tras el escándalo de Ferreras, anoche Televisión Española intentó protegerle no mencionando su nombre, pero al final gracias a la presión de la audiencia ha sido la única cadena generalista estatal que ha puesto los audios que implican al periodista de laSexta y ha dado voz a la principal víctima de éstos, Pablo Iglesias.
Quizás el tratamiento podría ser mejor, de hecho estoy convencido de que podría ser mejor, pero el ser la única televisión estatal en dar la noticia demuestra la importancia de tener un medio de comunicación que no esté al servicio de intereses económicos, ya que los otros que han informado adecuadamente de esto han sido también públicos: TV3, EiTB y la muy respetable y muchas veces invisible TV Canaria.
Y es que los intereses privados, por honestos que sean, nunca podrán sustituir al interés general que te ofrece un servicio público, pero si encima esos intereses son oscuros asistimos a una farsa que podría considerarse un delito.
En la mayoría de ámbitos informativos, RTVE es la mejor con aplastante diferencia, sin más, no lo digo desde mi siempre defensa de la radiotelevisión pública, si no porque es así, su información internacional (cuando no sirve a intereses de EEUU), social y cultural a rasgos generales es sobresaliente: las crónicas de Víctor García Guerrero que se salían del discurso único con la Guerra de Ucrania, la cobertura de Afganistán de Raquel González, la muestra de los abusos policiales hacia inmigrantes en Melilla de Ana Jiménez o la mirada cultural de Carlos del Amor entre otros demuestran que la radiotelevisión pública no tiene competencia entre los medios generalistas en cuanto a información se refiere.
El gran problema se encuentra en la información nacional y aquella información internacional que afecta a la nacional y es lo que me hace pedir constantemente la dimisión de Pérez Tornero y todo su politizado Consejo de Administración para empezar a cambiar las cosas de verdad en una radio y televisión que nos pertenece a todos.
Pero televisión pública estatal sólo hay una (sin ignorar a las muy necesarias autonómicas) y debemos protegerla, porque el tono, el estilo y la profesionalidad son los adecuados, porque laSexta apuesta por una información de bajos fondos que saca lo peor de nuestra clase política a partir de un sensacionalismo extremo que genera titulares a partir de discursos de odio.
Todavía existe una parte del público que llama a laSexta "la verdadera televisión pública", a sabiendas de lo que ha hecho, y desea que el canal verde supere a La 1 en audiencia, a sabiendas de lo peligroso que puede ser eso alimentando un duopolio mediático del que ya no hay sombra de duda que está salpicado por una grave corrupción.
Creo que quienes desean aquello, simplemente no comprenden la gravedad del asunto, pero nos están robando la democracia y para protegerla necesitamos a la única y verdadera televisión pública estatal, la que siempre ha estado allí, y la que no nos fallará si la protegemos y cuidamos de ella de una política que no cree en el derecho a la información y no cree en la democracia. No existe el servicio público hecho únicamente con fondos de inversión privados, no sólo porque sea contradictorio con su propia definición, si no porque únicamente servirá a sus propios intereses privados. Por el bien de todos nosotros, no volvamos a creernos esta mentira neoliberal, ya hemos visto el resultado.
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