La sensación que esta última tanda de capítulos ha sido bastante más satisfactoria que la anterior con algunos clásicos y experimentos de lo más peculiares y también con un final imperfecto pero satisfactorio.
Durante los años de Vancouver la mitología de 'Expediente X' fue indiscutiblemente sobresaliente, un arco argumental que giraba entorno a conspiraciones y a la búsqueda de la verdad en la cruzada personal de Fox Mulder y 'Two Fathers/One Son' marcó el final de los mejores años de la serie.
Fue después de eso cuando empezaron a haber tramas de una calidad bastante discutible, empezando por la insatisfactoria resolución del arco de la hermana de Mulder en la séptima temporada pero sobretodo la última temporada de la etapa original.
El arco de William empezó de forma brillante en la octava temporada, todo sea dicho, gracias a la introducción del Agente John Doggett (Robert Patrick) y de Monica Reyes (Annabeth Gish) en parte, sin embargo, descarriló cuando se les fue completamente la olla en la temporada final y no fue mucho mejor la décima temporada en 2016.
Era difícil hacer algo brillante tras varios desastres pero la mitología ha sabido reencontrar un camino para darnos un final lo suficientemente convincente como para poder despedir de una vez por todas esta icónica serie, no ha sido perfecto (pobre Monica Reyes, qué final ha tenido) ni un episodio especialmente memorable pero sí éste es el fin, si aquí acaba todo, yo me sentiré más que satisfecho, antes que recuperarlo todo con una nueva temporada sin Gillian Anderson prefiero esto.
Puede que Carter no nos haya dado una historia brillante pero ha conseguido intrigarnos de nuevo como ya hiciera veinte años atrás, no es poco.
Encontrando la genialidad en los Monsters of the Week
Sin embargo, a pesar de la imperfección del arco central, la undécima temporada de 'Expediente X' ha cogido aire gracias al gran nivel de sus Monsters of the Week regalándonos auténticas joyas de lo más entretenidas.
Desde el muy entretenido 'Plus One' hasta el aterrador 'Familiar' hemos pasado de todo pero destaco dos episodios que me han calado especialmente.
El primero de ellos es sin duda la "darinmorganada" de 'The Lost Art of Forehead Sweat' y cómo la autoparodia no conoce ningún límite explorando el llamado "Efecto Mandela" y revisitando episodios anteriores con un simpático personaje como Reggie. Un episodio que recuperó la esencia de los grandes clásicos de comedia experimental que nos dio en su momento la ficción en los años 90. Algo que ya consiguió en la décima temporada el estupendo 'Mulder and Scully Meet the Were-Monster' pero que aquí ha sido llevado mucho más allá. La verdad es que no estamos solos pero nos odian... Una delicia sin ninguna duda.
Pero también se ha abierto la ventana a experimentos de otro tipo con el capítulo 'Rm9sbG93ZXJz', con un aire más a lo 'Black Mirror' pero combinándolo con 'Terminator', un fantástico capítulo escrito por Kristen Cloke con sólo Mulder y Scully y muy poco diálogo.
El riesgo, la experimentación y la complejidad narrativa han estado presentes más que nunca en esta temporada regalándonos varios grandes capítulos por los que ha valido la pena resucitar la serie.
Los 90 siguen muy vivos
Si hay una serie que definió la cultura de los años 90 fue sin duda alguna 'Expediente X', misterios, conspiraciones y todo tipo de rarezas mantuvieron enganchados a millones de televidentes semana a semana convirtiéndose en un auténtico fenómeno social que creó el fandom en Internet.
Sin embargo, tras los atentados del 11-S el mundo cambió y, junto a la marcha de su co-protagonista David Duchovny, el interés por 'Expediente X' decreció en su última temporada: la gente ya no quería ver conspiraciones y maldades del gobierno, quería creer que estaba siendo protegida y allí es cuando la serie perdió su hueco.
Ése fue el gran problema de la temporada 10, el querer modernizar un clásico de manera innecesaria: las autorreferencias metidas con calzador y el querer mostrar constantemente los avances tecnológicos propiciaron un insatisfactorio resultado, una esencia perdida, como si tu propia madre se intentara hacer la moderna sin saber.
Pero no, los 90 todavía siguen muy vivos y la undécima temporada ha querido demostrarlos: fuera constantes guiños a la tecnología, Mulder y Scully van a investigar Expedientes X a la antigua usanza y allí nos encontramos todo lo que buscábamos: escenarios como hospitales, zonas rurales lluviosas malrolleras, ir sin miedo a la vergüenza y recuperar la esencia que parecía estar muerta: seguir siendo los mismos aunque el mundo haya cambiado.
Eso no quita que se hayan agradecido constantes menciones a la que conocemos como la era Trump y alguna que otra burla a ésta.
Tras 11 temporadas, 217 episodios, dos películas y muchas historias contadas puede que vaya siendo hora de cerrar los Expedientes X para siempre ahora que se ha logrado recuperar el recuerdo de lo que fue, es y seguirá siendo una de mejores series de la historia. La televisión de hoy en día es lo que es gracias a 'Expediente X' y 25 años después de su estreno sólo nos queda revisionar una y otra y otra y otra vez algunos de los clásicos que nos dejó, porque el legado que han dejado Mulder y Scully será recordado para siempre.
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