La gran familia de 'Estoy vivo'

El problema es que la fantástica serie de TVE se ha desangrado en audiencias y empieza a acusar síntomas de desgaste sin dejar de ser un producto más que necesario en una televisión generalista estancada siempre en lo mismo.

La sensación que ha dado esta cuarta temporada de 'Estoy vivo' es que la fórmula del éxito se ha empezado a desgastar en su tanda más floja, menos interesante que otros años.

El arco argumental de Elena Gamboa (Susana Hornos) nos ha presentado una muy necesaria crítica a la codicia del ser humano al ser capaz de traficar con la vida eterna y, si bien en su planteamiento ha funcionado, parece haber dado muchas vueltas para acabar de nuevo en la salida de casilla con un desenlace atropellado.

A pesar de no haber funcionado del todo el arco argumental, los momentos de humor, de acción y de drama han seguido a la altura de lo que la serie siempre ha sido y ha animado a seguir disfrutándola como se ha hecho desde el primer día.

Una gran temporada para Cristina Plazas

Ausente durante casi toda la tercera temporada, Cristina Plazas ha regresado a la serie después de que Aitana Sánchez-Gijón la sustituyera el año pasado y es que menudas dos grandes actrices han dado vida a Laura Bertrán, posiblemente el mejor personaje de la serie.

Y una de las grandes virtudes de esta cuarta temporada ha sido explorar el pasado de Laura, una niña de orfanato abandonada por su madre (maltratada, que estuvo en la cárcel tras asesinar a su marido) junto a su hermano.

Su hermano Samuel ha sido la mejor incorporación en esta cuarta temporada en la piel del comisario Alfredo Landa (como el mítico actor), estupendamente interpretado por Pablo Vázquez, que ha tenido sus mejores escenas con Cristina.

Y es que Laura es un ser de luz que se merece escenas potentes y el dramatismo que aporta Cristina Plazas es algo que se ve en no tantas actrices de nuestro país (una de ellas Aitana Sánchez-Gijón, a la que hemos echado mucho de menos) y que me hace disfrutar muchísimo de esta serie.

Los Vengadores de Vallecas

Cristina Plazas, evidentemente, no ha sido la única que ha brillado porque Javier Gutiérrez siempre está a la altura en una temporada más coral donde todos los personajes han estado dentro del eje sobrenatural.

Marcada por la ausencia de Anna Castillo, Guiomar Puerta ha cumplido en el interesante personaje de Adriana, la hija de Iago y Susana, muy poderosa y con su propio novio (Almagro San Miguel).

De los tres nuevos fichajes, quizás el más acertado ha sido el ya mencionado Pablo Vázquez como el comisario y mención especial para las viejas Enlaces que, además, luchan contra las casas de apuestas.

Y es que, a pesar de que las tramas flojeen, 'Estoy vivo' tiene una familia muy unida y un espectacular elenco que hace que siempre dé gusto verla, un nivel excepcional en la ficción nacional que merece más reconocimiento.

Una necesaria quinta temporada con riesgo de no producirse

Como he dicho varias veces en esta crítica, ha sido una temporada por momentos bastante floja de 'Estoy vivo', pero no al nivel de merecer los lamentables datos de audiencia que ha hecho.

La serie protagonizada por Javier Gutiérrez, Alejo Sauras y Cristina Plazas ha cerrado su cuarta tanda con 981.000 espectadores de media (5,9%), la menos vista hasta la fecha bajando por primera vez de la barrera del millón.

Hemos tenido dos episodios por debajo del 5% de share, unos datos realmente catastróficos para una serie que llegó a ser de las más vistas en 2017.

Son unos datos que dificultan una necesaria renovación por una quinta temporada que debería ser ya la última ante los síntomas de desgaste para poder cerrarlo todo en condiciones.

La nueva directiva de TVE tendrá que tomar esta decisión, teniendo en cuenta los datos en diferido (donde ha sido la segunda serie más vista tras 'La cocinera de Castamar') y que encuentra su principal apoyo en el público 13-24 años, que habitualmente huye de la cadena pública, que se encuentra en crisis.

El adelanto del prime time (medida tan necesaria como suicida) ha sido el principal responsable de la catástrofe al no poder hacer frente a pesos pesados como 'El Hormiguero', unas tristes audiencias para una ficción que, aún empezando a desgastarse, sigue siendo un soplo de aire fresco para la televisión en abierto y para la propia televisión pública.